Yo, el clandestino
El pasado martes 27 de junio me volví a vestir con
la franela roja donde están
plasmados los ojos que miran desde el amor patrio.
Era el día del periodista
y me desplacé por varias calles, escenarios, lugares
que frecuento y otros
que no tan seguido. Encontré compatriotas que
me saludaron con preocupación:
“Camarada, debería evitar ponerse esa franela.
Hay mucho loco suelto y lo mejor
es que se cuide”.
la franela roja donde están
plasmados los ojos que miran desde el amor patrio.
Era el día del periodista
y me desplacé por varias calles, escenarios, lugares
que frecuento y otros
que no tan seguido. Encontré compatriotas que
me saludaron con preocupación:
“Camarada, debería evitar ponerse esa franela.
Hay mucho loco suelto y lo mejor
es que se cuide”.
Me pregunto y les pregunto ¿por qué debemos
escondernos?
Los ojos de Chávez
deben seguir mirando, sin descanso, con firmeza,
con ternura, con
convicción bolivariana y socialista… ¿Quién soy
yo para esconder que Chávez
vive en mí? ¿Quién soy yo para vendarle la mirada
al Comandante? ¿A cuenta de
qué nos debemos esconder en las catacumbas,
como aquellos cristianos después
de la muerte de su líder, el Nazareno?
escondernos?
Los ojos de Chávez
deben seguir mirando, sin descanso, con firmeza,
con ternura, con
convicción bolivariana y socialista… ¿Quién soy
yo para esconder que Chávez
vive en mí? ¿Quién soy yo para vendarle la mirada
al Comandante? ¿A cuenta de
qué nos debemos esconder en las catacumbas,
como aquellos cristianos después
de la muerte de su líder, el Nazareno?
Yo vengo de la generación de los
clandestinos. Militante revolucionario
durante los períodos gubernamentales
del llamado “puntofijismo”, trabajábamos
y hacíamos nuestras tareas políticas con
mucha discreción. Podían llegar a
asesinarte, desaparecerte, torturarte, aprisionarte.
Las listas de nuestros mártires, en
aquellos tiempos, rebasan las tres mil víctimas,
sin incluir en las cifras a los masacrados
de Cantaura, Yumare o “el Caracazo”.
El crimen, los asesinatos y desapariciones,
formaban parte de una rutina de proceder de
los gobiernos de entonces, del puntofijismo,
en aquel intento por defender al Estado,
al estatus quo de los dominadores, a sus verdugos.
clandestinos. Militante revolucionario
durante los períodos gubernamentales
del llamado “puntofijismo”, trabajábamos
y hacíamos nuestras tareas políticas con
mucha discreción. Podían llegar a
asesinarte, desaparecerte, torturarte, aprisionarte.
Las listas de nuestros mártires, en
aquellos tiempos, rebasan las tres mil víctimas,
sin incluir en las cifras a los masacrados
de Cantaura, Yumare o “el Caracazo”.
El crimen, los asesinatos y desapariciones,
formaban parte de una rutina de proceder de
los gobiernos de entonces, del puntofijismo,
en aquel intento por defender al Estado,
al estatus quo de los dominadores, a sus verdugos.
Actualmente, los revolucionarios de siempre,
ahora agrupados por el Comandante
Hugo Chávez, en el ideal Bolvariano,
Robinsoniano, Zamorano y socialista,
somos Gobierno desde las elecciones victoriosas
del 6 de diciembre de 1998.
Chávez presidente y, ahora, Nicolás Maduro
presidente chavista que gobierna
obedeciendo al pueblo, en estos últimos tres años,
han representado el poder
Ejecutivo, constitucional. Como todo proceso
político, nuestra Revolución
Bolivariana fue construyendo su perfil simbólico
con el ideario de Bolívar,
Robinson y Zamora, con el color rojo, con
nuestra radical alegría, con
los ojos de Chávez inmortal, plasmados en
vestimentas muros y carteles,
pero sobre todo en nuestros corazones.
ahora agrupados por el Comandante
Hugo Chávez, en el ideal Bolvariano,
Robinsoniano, Zamorano y socialista,
somos Gobierno desde las elecciones victoriosas
del 6 de diciembre de 1998.
Chávez presidente y, ahora, Nicolás Maduro
presidente chavista que gobierna
obedeciendo al pueblo, en estos últimos tres años,
han representado el poder
Ejecutivo, constitucional. Como todo proceso
político, nuestra Revolución
Bolivariana fue construyendo su perfil simbólico
con el ideario de Bolívar,
Robinson y Zamora, con el color rojo, con
nuestra radical alegría, con
los ojos de Chávez inmortal, plasmados en
vestimentas muros y carteles,
pero sobre todo en nuestros corazones.
Sobre esa memoria, sobre los espacios
simbólicos que caracterizan nuestra
patria, nuestra identidad, nuestra revolución,
está atacando el perverso
enemigo que se ha propuesto desestabilizar
a nuestro país, derrocar al Gobierno
constitucional, arrancarnos la soberanía y
entregar nuestra patria al imperio
yanqui-sionista para que se subordine a los
intereses del gran capital.
Si a través de la violencia, del terrorismo,
de las amenazas, de la muerte,
de la propagación del miedo, consiguen
arrinconar a nuestro pueblo,
desmovilizarlo, silenciarlo, clandestinizarlo,
la derrota sería inminente.
Hace falta resistir a todas esas arremetidas,
defender nuestra patria es defender
nuestra memoria, nuestra identidad,
nuestros símbolos, nuestras calles,
porque las calles son del pueblo y no
de la burguesía, no de las oligarquías,
no de los apátridas pitiyanquis.
simbólicos que caracterizan nuestra
patria, nuestra identidad, nuestra revolución,
está atacando el perverso
enemigo que se ha propuesto desestabilizar
a nuestro país, derrocar al Gobierno
constitucional, arrancarnos la soberanía y
entregar nuestra patria al imperio
yanqui-sionista para que se subordine a los
intereses del gran capital.
Si a través de la violencia, del terrorismo,
de las amenazas, de la muerte,
de la propagación del miedo, consiguen
arrinconar a nuestro pueblo,
desmovilizarlo, silenciarlo, clandestinizarlo,
la derrota sería inminente.
Hace falta resistir a todas esas arremetidas,
defender nuestra patria es defender
nuestra memoria, nuestra identidad,
nuestros símbolos, nuestras calles,
porque las calles son del pueblo y no
de la burguesía, no de las oligarquías,
no de los apátridas pitiyanquis.
Ahora vamos con fe a un proceso electoral, a
realizarse el 30 de julio
del presente año, que debe ser exitoso en
la conformación de la
Asamblea Nacional Constituyente, soberana.
A ella no podemos llegar
clandestinos. El pueblo debe seguir en la calle,
defender con dignidad sus
espacios, los de la memoria, los físicos, los de calle,
los de la dignidad.
Nada que temer. El Plan República vigilará
celosamente –como lo ha
hecho siempre- la seguridad de los centros de votación
y de las personas
que a ellos acudan para ejercer el sufragio.
Nadie debe pasar a la clandestinidad.
Votar con la frente en alto y con la convicción
de que estamos contribuyendo
a la defensa integral de la Patria, a la renovación
del Estado, a la
construcción de la paz, al perfeccionamiento de
nuestras leyes para el
cumplimiento de la tarea revolucionaria de
ser definitivamente independiente
y construir la Patria socialista.
realizarse el 30 de julio
del presente año, que debe ser exitoso en
la conformación de la
Asamblea Nacional Constituyente, soberana.
A ella no podemos llegar
clandestinos. El pueblo debe seguir en la calle,
defender con dignidad sus
espacios, los de la memoria, los físicos, los de calle,
los de la dignidad.
Nada que temer. El Plan República vigilará
celosamente –como lo ha
hecho siempre- la seguridad de los centros de votación
y de las personas
que a ellos acudan para ejercer el sufragio.
Nadie debe pasar a la clandestinidad.
Votar con la frente en alto y con la convicción
de que estamos contribuyendo
a la defensa integral de la Patria, a la renovación
del Estado, a la
construcción de la paz, al perfeccionamiento de
nuestras leyes para el
cumplimiento de la tarea revolucionaria de
ser definitivamente independiente
y construir la Patria socialista.
No es momento para la clandestinidad, sino para
esgrimir el rosto digno y
el cuerpo erguido de los patriotas, que avanzamos
con fe hacia la victoria a las
que nos convocaran nuestros libertadores, con
Simón Bolívar y Hugo Chávez a la cabeza.
esgrimir el rosto digno y
el cuerpo erguido de los patriotas, que avanzamos
con fe hacia la victoria a las
que nos convocaran nuestros libertadores, con
Simón Bolívar y Hugo Chávez a la cabeza.
Ilustración: Xulio Formoso
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