Decesos
juveniles…
G/B Hermes Carreño
@HermesC63
Al igual
que la mayoría de los venezolanos y venezolanas que queremos la paz, que
crecimos y formamos generaciones con valores y respeto a la vida y la
convivencia sana; nos oponemos a todo hecho violento que atente contra el
derecho universal más sagrado, la vida. No hay muerte justificada o
injustificada, pero duele en el alma cuando la sombra cubre los ojos de jóvenes
que tienen la esencia de inmortalidad, de continuar los legados de
independencia, alegría, desarrollo y futuro.
Dentro de
la planificación revolucionaria, el Comandante Hugo Chávez entendió el valor de
la juventud y su participación protagónica, en el proceso político de
transformación que ha vivido nuestro país durante los últimos lustros.
Por ello
el desarrollo de programas de gobierno que incrementaron los porcentajes de
inclusión social para la juventud, con los cuales cumplimos con las metas del
milenio mucho antes del tiempo previsto. Como no mencionar el 90% de incremento
que tuvo la matricula escolar nacional, también la misión Alma Mater con la que
se democratizó la inclusión de nuestros jóvenes a los estudios universitarios a
través de universidades y tecnológicos públicos territoriales, o la Misión
Jóvenes del Barrio; solo por nombrar algunos.
Cómo se
puede justificar las acciones planificadas y premeditadas de un grupo de
personas que sumergidas en su individualidad, sacrifican lo más sagrado de toda
sociedad, la juventud, violando todo protocolo de seguridad como el asedio y
ataques a Bases Militares, las cuales mundialmente gozan de un sistema especial
de defensa que garantizan la estabilidad de cualquier democracia.
Las
lamentables muertes que han ocurrido en los últimos días tienen puntos de
coincidencia, como lo explicamos en el artículo anterior, en el sacrificio que
hace nuestro pueblo, el más desposeído.
El Pdte.
Maduro, enfocado en la paz y el derecho a la vida, activó un proceso amplio de
participación para que a través del diálogo construyamos el Estado de seguridad
que necesitamos.
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