Clave para ganar esta
batalla
La Movilización del
pueblo
Miguel Leonardo
Rodríguez
La referencia al legado del
Comandante Chávez no es sólo una
cuestión de consignas, de una simple frase repetida en uno que otro discurso, o
en una canción que escuchamos por parlantes y cornetas, como a veces creen
algunos compañeros. Nada más lejos de realidad. La vida diaria, el batallar con
el pueblo profundo y puro, nos dice que Chávez está allí, más vivo y presente
que nunca. Y si queremos encontrar espacios donde este hecho se maximiza, son
justamente las marchas y concentraciones que nuestro pueblo comprometido
realiza en estos días y meses aciagos del 2016, cuando las movilizaciones, como
en otros tiempos, son y serán el escudo para la defensa de nuestro proceso
revolucionario.
Para algunos ya se estaba
perdiendo el entusiasmo, la alegría, la sonrisa y el canto de una consigna con
fuerza e impulso. Para la oposición, siempre han sido subestimadas estas
demostraciones masivas, diciendo que los participantes van obligados, pagados,
o por algo de comida que allí se les reparte. También esgrimen que se trata del
funcionariado, los enchufados o cualquier otra descalificación. Pero no, basta
estar en medio del tumulto de un pueblo que como río, se desplaza por calles y
avenidas de nuestra capital, para sentir, palpar y vivir que todo sigue
intacto, vivo, como si fuera la primera de las cientos de movilizaciones que en
esta etapa de verdadera democracia se han realizado. Lo que si vemos cada vez
menos, son pancartas de imprentas o elaboradas en finos materiales, desplazadas
por las que el propio pueblo, en un cartón, una lámina, telas remendadas y
cualquier material de reuso, expresa en consignas su compromiso de defender
hasta el último aliento el legado que nos dejó Chávez, acompañando al compañero
Presidente Nicolás Maduro. Por supuesto, nunca falta el tricolor, que dejó de
ser solo un símbolo patrio para convertirse en un arraigado símbolo de lucha
heroica del movimiento chavista en nuestro país. Es de todos sí, pero para
nosotros significa mucho y lo portamos con amor, en el compromiso sagrado de
defender la patria.
Si algo nos ha dejado esta
revolución como lección, y vaya que se ha demostrado con creces en estos 17
años, es que su vigencia y continuidad dependerán en gran medida de la fuerza
del pueblo que movilizado su vuelca a
las calles cada vez que el peligro acecha para su defensa. En las actuales
circunstancias, debe formar parte del debate que ampliamente se viene dando en
el marco del congreso de la patria, como una de las formas de lucha a
perfeccionar y la cual debe ser asumida por todos. En la movilización
contundente y decidida a contener la arremetida golpista de la derecha
fascista, tenemos en el presente una de nuestras mejores armas y nuestra
presencia militante no puede ser desatendida por difíciles que sean las
condiciones para la participación activa.
Para todos está
absolutamente claro, que el imperio, verdadero enemigo al que nos hemos
enfrentado siempre, no respeta las reglas de juego, y mucho menos lo pacífico y
democrático que ha sido este tránsito hacia una nueva sociedad en nuestro país.
De allí, que a pesar de haber salido victoriosos en 18 procesos y derrotados
como ha sido reconocido por nuestro gobierno en dos oportunidades, les parece
condición suficiente para que este pueblo hoy hecho gobierno, entregue lo que
con tanto esfuerzo ha conquistado. Esto significa que podemos seguir ganando
elecciones y no seremos jamás reconocidos por los poderosos del mundo que terminan
torciendo la voluntad de las mayorías amparados en su gran poder mediático; que
debemos decir, sigue influyendo con tanta fuerza que termina en la mayoría de
los casos llevando a pueblos como mansos corderos al matadero. Y eso ocurre sin
que cuenta de ello se den.
Y hablando de movilizaciones
donde se ha elevado el más alto compromiso político de un pueblo en franca
lucha por la paz y la verdadera justicia, ha sido la realizada el pasado jueves
7 de Abril, a razón y en repuesta a la ley de amnesia criminal aprobada por la
mayoría Adeco-Burguesa en la asamblea nacional y presentada con todo descaro
ante los venezolanos y el mundo, como la “ley de amnistía y reconciliación”.
Una nueva y flagrante provocación que devela las verdaderas intenciones de quienes
hoy circunstancialmente gobiernan el parlamento nacional, y no podía ser
entonces menos importante la repuesta contundente del pueblo, con su mejor
arma, la movilización contra toda acción golpista.
Allí estuvimos, y nos cuesta
pensar que tanta alegría, expresiones de risas, cantos y hasta lágrimas puedan
ser pagadas para una puesta en escena. Lo que allí vimos dista mucho de eso, y
nos anima a escribir esta nota para los que no pudieron estar, pero que
seguramente la siguieron por las pantallas de VTV y el final por la cadena
presidencial, elemento al que debe recurrir nuestro gobierno para poder hacer
llegar el mensaje y la verdad a todos. Imposible que la oposición golpista,
respete la verdad y la muestren a todos y todas y sobre todo al mundo. De algunos
mirones llegamos a escuchar: estos chavistas sí que son arrechos, tan dura que
esta la vaina, y ahí van, gritando y peleando. Se nos hinchaba el pecho y como
todo, nos generaba desconcierto escuchar a algunos que agazapados vociferaban
contra el caudaloso río que desparramado de energía y amor circulaba por la
avenida Universidad. Es que la repuesta de nuestra gente ya no es tan dócil,
rápidamente le salían al paso para neutralizar la ofensa.
Apenas comienza Abril de
Rebelión, y así lo ha internalizado nuestra
gente. Sabemos las difíciles circunstancias que estamos viviendo y lo
que por muchas partes escuchamos como reclamo, exigencia y solicitudes para que
avancemos aceleradamente en la solución de los problemas. En medio de la
tormenta siempre aparece la calma y eso solo será posible si nos mantenemos en
resistencia, luchando y trabajando para vencer las dificultades.
El camino trazado sigue
siendo la construcción democrática del socialismo, de allí nadie nos sacará, y
tenemos en la movilización el arma para su defensa. Hoy más que nunca tiene
vigencia la consigna: Las calles son del pueblo, no de la oligarquía.
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