domingo, 10 de abril de 2016

Clave para ganar esta batalla
                            La Movilización del pueblo

Miguel Leonardo Rodríguez
La referencia al legado del Comandante Chávez  no es sólo una cuestión de consignas, de una simple frase repetida en uno que otro discurso, o en una canción que escuchamos por parlantes y cornetas, como a veces creen algunos compañeros. Nada más lejos de realidad. La vida diaria, el batallar con el pueblo profundo y puro, nos dice que Chávez está allí, más vivo y presente que nunca. Y si queremos encontrar espacios donde este hecho se maximiza, son justamente las marchas y concentraciones que nuestro pueblo comprometido realiza en estos días y meses aciagos del 2016, cuando las movilizaciones, como en otros tiempos, son y serán el escudo para la defensa de nuestro proceso revolucionario.
Para algunos ya se estaba perdiendo el entusiasmo, la alegría, la sonrisa y el canto de una consigna con fuerza e impulso. Para la oposición, siempre han sido subestimadas estas demostraciones masivas, diciendo que los participantes van obligados, pagados, o por algo de comida que allí se les reparte. También esgrimen que se trata del funcionariado, los enchufados o cualquier otra descalificación. Pero no, basta estar en medio del tumulto de un pueblo que como río, se desplaza por calles y avenidas de nuestra capital, para sentir, palpar y vivir que todo sigue intacto, vivo, como si fuera la primera de las cientos de movilizaciones que en esta etapa de verdadera democracia se han realizado. Lo que si vemos cada vez menos, son pancartas de imprentas o elaboradas en finos materiales, desplazadas por las que el propio pueblo, en un cartón, una lámina, telas remendadas y cualquier material de reuso, expresa en consignas su compromiso de defender hasta el último aliento el legado que nos dejó Chávez, acompañando al compañero Presidente Nicolás Maduro. Por supuesto, nunca falta el tricolor, que dejó de ser solo un símbolo patrio para convertirse en un arraigado símbolo de lucha heroica del movimiento chavista en nuestro país. Es de todos sí, pero para nosotros significa mucho y lo portamos con amor, en el compromiso sagrado de defender la patria.
Si algo nos ha dejado esta revolución como lección, y vaya que se ha demostrado con creces en estos 17 años, es que su vigencia y continuidad dependerán en gran medida de la fuerza del pueblo que movilizado su vuelca  a las calles cada vez que el peligro acecha para su defensa. En las actuales circunstancias, debe formar parte del debate que ampliamente se viene dando en el marco del congreso de la patria, como una de las formas de lucha a perfeccionar y la cual debe ser asumida por todos. En la movilización contundente y decidida a contener la arremetida golpista de la derecha fascista, tenemos en el presente una de nuestras mejores armas y nuestra presencia militante no puede ser desatendida por difíciles que sean las condiciones para la participación activa.
Para todos está absolutamente claro, que el imperio, verdadero enemigo al que nos hemos enfrentado siempre, no respeta las reglas de juego, y mucho menos lo pacífico y democrático que ha sido este tránsito hacia una nueva sociedad en nuestro país. De allí, que a pesar de haber salido victoriosos en 18 procesos y derrotados como ha sido reconocido por nuestro gobierno en dos oportunidades, les parece condición suficiente para que este pueblo hoy hecho gobierno, entregue lo que con tanto esfuerzo ha conquistado. Esto significa que podemos seguir ganando elecciones y no seremos jamás reconocidos por los poderosos del mundo que terminan torciendo la voluntad de las mayorías amparados en su gran poder mediático; que debemos decir, sigue influyendo con tanta fuerza que termina en la mayoría de los casos llevando a pueblos como mansos corderos al matadero. Y eso ocurre sin que cuenta de ello se den. 
Y hablando de movilizaciones donde se ha elevado el más alto compromiso político de un pueblo en franca lucha por la paz y la verdadera justicia, ha sido la realizada el pasado jueves 7 de Abril, a razón y en repuesta a la ley de amnesia criminal aprobada por la mayoría Adeco-Burguesa en la asamblea nacional y presentada con todo descaro ante los venezolanos y el mundo, como la “ley de amnistía y reconciliación”. Una nueva y flagrante provocación que devela las verdaderas intenciones de quienes hoy circunstancialmente gobiernan el parlamento nacional, y no podía ser entonces menos importante la repuesta contundente del pueblo, con su mejor arma, la movilización contra toda acción golpista.
Allí estuvimos, y nos cuesta pensar que tanta alegría, expresiones de risas, cantos y hasta lágrimas puedan ser pagadas para una puesta en escena. Lo que allí vimos dista mucho de eso, y nos anima a escribir esta nota para los que no pudieron estar, pero que seguramente la siguieron por las pantallas de VTV y el final por la cadena presidencial, elemento al que debe recurrir nuestro gobierno para poder hacer llegar el mensaje y la verdad a todos. Imposible que la oposición golpista, respete la verdad y la muestren a todos y todas y sobre todo al mundo. De algunos mirones llegamos a escuchar: estos chavistas sí que son arrechos, tan dura que esta la vaina, y ahí van, gritando y peleando. Se nos hinchaba el pecho y como todo, nos generaba desconcierto escuchar a algunos que agazapados vociferaban contra el caudaloso río que desparramado de energía y amor circulaba por la avenida Universidad. Es que la repuesta de nuestra gente ya no es tan dócil, rápidamente le salían al paso para neutralizar la ofensa.
Apenas comienza Abril de Rebelión, y así lo ha internalizado nuestra  gente. Sabemos las difíciles circunstancias que estamos viviendo y lo que por muchas partes escuchamos como reclamo, exigencia y solicitudes para que avancemos aceleradamente en la solución de los problemas. En medio de la tormenta siempre aparece la calma y eso solo será posible si nos mantenemos en resistencia, luchando y trabajando para vencer las dificultades.
El camino trazado sigue siendo la construcción democrática del socialismo, de allí nadie nos sacará, y tenemos en la movilización el arma para su defensa. Hoy más que nunca tiene vigencia la consigna: Las calles son del pueblo, no de la oligarquía.




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