sábado, 27 de mayo de 2017

La guerra desinformativa contra 

el gobierno bolivariano 

Por Ramón Pedregal Casanova/ Resumen Latinoamericano /24 de mayo de 2017.-

“Toda dignidad, todo orgullo, reside en la independencia, estar manipulado es estar esclavizado”.
                                                                                                                 Che Guevara.

Las nuevas formas de ataque y dominación social no son tan nuevas, aunque si es nuevo el período por el que pasamos de dominación global. En Venezuela el imperio viene poniendo en práctica los sistemas de agitación y revuelta criminal contra el pueblo que busca avanzar en una sociedad de reparto más equitativo y justo de la riqueza.
Los sistemas de ataque del imperio disponen que en primera fila guerreen los francotiradores de la prensa, pues con el lenguaje acertado pueden confundir, generar espanto e inocular en las buenas gentes ideas y comportamientos que les conviertan en enemigos de sí mismos como colectividad, y sin prevenirse favorecer la guerra del imperio contra el pueblo que se pretenda independiente. La importancia de los mercenarios informativos es de tal calibre que los personajes tienen que trabajar encubiertos bajo el manto ambíguo del “servicio informativo”, para que después tales francotiradores pontifiquen como si no sirviesen a ningún interés, a ningún amo al que servir, y no tuviesen ideología y postura politica desde la que mirar y escribir o hablar.
Hace tan sólo unos días en los momentos de espera a una rueda de prensa escuché contar al representante de la cadena de radio que dice ser la más escuchada de España y forma parte del imperio PRISA, que había estado haciendo la campaña de Capriles en Venezuela. El individuo que lo contaba a otros soldados de la prensa reaccionaria, mientras miraba de reojo y así llamó mi atención, lo contaba en voz baja, quizás con intención de que yo no le escuchase, aunque lo suficientemente en alto como para que me pudiese enterar. Le habrían puesto una medalla y necesitaba airear su hazaña, como cualquier simple que hace ostentación de los actos al servicio del amo de la fábrica, como quien cree que por su bajeza resulta ser un mercenario más importante. Lástima de miseria humana en el ejército desinformativo, lástima del lacayo que hace carrera contando de lo que es capaz para cubrir la expectativa que el gran capital necesita, ocultando lo que ayudaría a su pueblo y a los demás pueblos.
El poder económico en Venezuela continua en las mismas manos de siempre, y de esas manos sale el dinero para los mercenarios que se emplean en seguir el mandato estadounidense, el “correveydile”, de la misma manera que sus compañeros de guarimba alteran la vida social pacífica, tiene como misión destruir cuanto pueda de las conciencias que se pueden crear y se crean con las conquistas sociales bolivarianas. Quizás para esos francotiradores mercenarios dejó Mario Benedetti su poema titulado “Sueldo”:
“Aquella esperanza que cabía en un dedal, / aquella alta vereda junto al barro, / aquel ir y venir del sueño,/ aquel horóscopo de un larguísimo viaje / y el larguísimo viaje con adioses y gente / y países de nieve y corazones / donde cada kilómetro es un cielo distinto, / aquella confianza donde nos cuándo, / aquel juramento hasta nos dónde, /aquella cruzado hacia nos qué / ese aquel que uno hubiera podido ser / con otro ritmo y alguna lotería, / en fin, para decirlo de una vez por todas, / aquella esperanza que cabía en un dedal / evidentemente no cabe en este sobre / con sucios papeles de tantas manos sucias / que me pagan, el lógico, en cada veintinueve / por tener los libros rubricados al día / y dejar que la vida transcurra, / gotee simplemente / como un aceite rancio”.
Si quienes participan de todo ese quehacer consiguen, mediante el engaño, como compañero de la violencia y la coherción, imponer su dominio sobre la vitalidad y la esperanza social, entonces el pueblo es posible que no resista, que se debilite y se divida, y que disuelva su fuerza, aceptando el plan de los mercenarios y el imperio como inevitable; si los enemigos del pueblo trabajador consiguen pasar por encima de la ley establecida con el apoyo popular, entonces ese mismo pueblo verá, como su destino, la ruina del reparto equitativo, de la justicia en todas sus dimensiones.
Los 18 años de avance revolucionario de Venezuela, de la realización y cumplimiento, a pesar de tantos obstáculos internos y externos, de los deseos populares inmediatos y sus proyectos de vida, han generado en el pueblo trabajador, con Maduro a la cabeza, la unidad con la que resiste los envites de tantas manos sucias. Las embestidas de las hordas fascistas, las amenazas de intervención del régimen estadounidense, los ataques de los batallones de guerra periodística, todos procuran desmoralizar a las fuerzas revolucionarias, poner el freno al proyecto de cambiar lo que debe ser cambiado, y todos esos preparan una cabeza de playa para que la maquinaria de guerra estadounidense encuentre la menor resistencia posible dentro y fuera de Venezuela al crimen imperial. Si llega ese momento, entonces redoblaran sus golpes a la espera del pago de ese régimen global. También se suman otras fuerzas de oligarquías vecinas a calentar la frontera venezolana, buscan establecer otra cabeza. Los periodistas, incrustados en las fuerzas invasoras tendrían la misión de bombardear justificaciones mediante los informativos de televisión, radio y los periódicos a la clase obrera del mundo, para aterrarla en sus deseos de cambio social más justo. Es trabajo de empleados en el periodismo imperial.
Tienen que ocultar que “Cuanto más desarrollado está el capitalismo, cuanto más sensible se hace la insuficiencia de materias primas, cuanto más ardua es la competencia y la busca de fuentes de materias primas en todo el mundo, tanto más encarnizada es la lucha por la adquisición de colonias”, son palabras que escribió Lenin en “El imperialismo fase superior del capitalismo”. Y allí van, a Venezuela, sus periodistas a “hacer la campaña de Capriles”, el rico servidor de los amos del norte.
Sólo una pregunta vale: ¿Venezuela, su gobierno bolivariano, es imperialista?: No se apropia del capital de otro país, no interviene militarmente en otro país, no bloquea financieramente a otro país. ¿Y si no invade, no axfisia, no asedia, qué hace?. Tan sólo ha venido cambiando la realidad antígua de la desigualdad, y ha hecho que sea uno de los tres países más igualitarios de Latinoamérica, el que ha mejorado más la vida de las clases trabajadoras, y aun no teniendo el poder económico construye y distribuye a quienes haciéndolo todo han sido siempre los más empobrecidos. El gobierno bolivariano, porque él mismo ha salido del pueblo trabajador, sabe que o resiste la guerra económica, la violencia criminal de los mercenarios del imperio en las calles, o resiste a éste monstruo en el escenario internacional, y procura la unidad de los pueblos sudamericanos para levantar una sola patria frente al batallón imperial de la prensa, o esos agentes de guerra que difunden imágenes y escritos que ocultan la verdad serán quienes abran la puerta al invasor. Para que realicen esa tarea, cada día 29 los mercenarios reciben los “sucios papeles de tantas manos sucias” que les pagan por.



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