lunes, 29 de mayo de 2017

DECISIONES

Roger Capella Mateo

 Ordenando un pelín mi biblioteca, aunque no mucho porque dejaría de  parecerse a mí y correría el riesgo de perder el dulce regaño de Zoila, encontré un viejo CD de Rubén Blades.

Una de sus canciones, que me encanta, la oía de nuevo mientras me dedicaba a mi labor. Me reí solo porque recordé, un amigo querido, Alonso Márquez, que los domingos o cualquier día oye música académica y lo lleva a nadar cualquier estado emocional. Yo, arrabalero, disfrutaba, Decisiones, y pensaba en su letra, porque se parece mucho a la vida común. 

        Cada día de nuestras vidas es una sucesión de decisiones de cualquier magnitud, muchas insignificantes...pero a veces... bien difíciles, arrechas. Habitualmente responden a nuestros mejores sentimientos. Pero en ocasiones, son consecuencia de lo más despreciable y perverso de la condición humana. Como no sé mucho ni se trata de un problema filosófico, pues  es la  filosofía la ciencia que trata de la esencia, propiedades, causas y efectos de las cosas naturales, sino más bien de una pasión arrabalera, pienso que una de las peores decisiones es la que lleva al ser humano a la traición y a la  deslealtad. 

         Recordaba las conversaciones con mi amigo y camarada, Chopa, quien con una memoria meticulosa, quirúrgica, me narraba con tristeza, los episodios de múltiples traiciones en el campo revolucionario en los años 60. Citaba un tal Aníbal González, asistente del conocido Alberto Lovera, quien lo entrega, y por ende, cae también, el profesor Juan Pedro Rojas y Donato Carmona. Los tres desaparecieron, sólo Lovera flotó su cadáver; de los otros no se sabe nada aún. Hermínedes Chirinos, apodado "Pantaleón", entrega un sitio de acopio y fábrica de armas de la guerrilla de esos años, conocido por "el garabato". Dicen los libros que hablan del tema que dejó muchos muertos. Otros nombres, Carlos Núñez Tenorio, Argenis Martínez, apodado: "Tarzan", Argenis Martínez, Juan José Peraza, Rafael Emilio Pacheco, Antonio daza, y tantos otros. Fueron muchas las muertes lamentables de extraordinarios y valientes revolucionarios venezolanos, víctimas de la traición y la deslealtad. Por estas personas, por la que sólo siento pena, no he aprendido a odiar. La derecha adeco-copeyana, que los convirtió en traidores, con violencia o con dinero, ni los convirtió en héroes, ni los recuerdan sino que los desprecian. Esto no es nuevo. Se decía de la antigua Roma, que pagaba muy bien a los traidores, pero los despreciaba.

         Por supuesto que hay fronteras de la condición humana, donde decidir, tomar una resolución, fractura la voluntad de la gente, sin medir sus consecuencias, por graves, horribles e imperdonables que sean.

         No consigo imaginar, cuáles fueron las razones que condujeron a Luisa Ortega y a su esposo, Ferrer, a fracturar sus supuestos compromisos con la Revolución Bolivariana. Lo cierto es que esa traición le ha hecho un gigantesco daño a nuestro gobierno. Sin duda una anti ética y perniciosa decisión. Con certeza será un calvario llevar el mote de traidor o traidora, nadie los convertirá en héroes, como ha ocurrido en la historia, el desprecio será un castigo y todos y cada uno de sus días le pedirán a Dios que les dé el bálsamo del olvido.

        Quienes nos representen en la próxima Asamblea Nacional Constituyente, es indispensable que piensen en la necesidad de fortalecer el Poder Ejecutivo Nacional frente a estas eventualidades.


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