LOS LIBERTADORES” DEL DAESH
– MORELLA BARRETO LÓPEZ
El terrorismo islámico no tiene origen musulmán. El imperio ha utilizado y corrompido las variadas corrientes e interpretaciones que sus creyentes hacen del Corán para la división y control del mundo árabe. El fanatismo religioso fue contagiado entre ellos como instrumento geopolítico para proteger a Israel, contener a Rusia y China y mantener la industria de la guerra. La Hermandad Musulmana y sus organizaciones yihadistas –como al-Qaeda y el DAESH– no se componen de musulmanes radicalizados, como tanto se afirma en Occidente, no son movimientos religiosos sino políticos cuya expresión más terrible es el terrorismo. Ahora en Filipinas, Duterte es un díscolo que hay que desplazar, entonces le inventan un DAESH y lo desestabilizan.
En Venezuela eso no existe. Pero el imperio lo introduce como nueva variable en la guerra en curso y ha creado a los templarios “libertadores” y, en un intento bufo de corromper el ideario bolivariano y robarle los símbolos al pueblo, utiliza la carta del fanatismo religioso, -“fanatizar el cristianismo”-, para darle contenido ideológico a la radicalización opositora. Aunque muy peligroso, solo es la continuación del manual del general gringo aquel, dado que acorralado en su propia crisis sistémica, el imperio ha decidido dirigirse a sí mismo sin intermediarios políticos. Son los Trump, Tillerson y Macron de esta hora. La gran burguesía mundial que se sabe en peligro porque la crisis financiera iniciada en 2008 no ha terminado.
Les cuesta controlar Venezuela. El país los obliga a la creatividad. No logran desentrañar el alma bolivariana, y todavía se olvidan de la solidaridad latinoamericana donde están los pueblos observantes y claramente en lucha. Una guerra en Venezuela fácilmente llegará a sus propias puertas que no contendrá la Alianza del Pacifico. Presionan al presidente para que se rinda porque saben que el desenlace es una guerra civil. Han inventado el mercenariato e iniciado con fuerza la fase del “terror” para atemorizar al pueblo e impedir la votación del 30 de julio.
La Divina Pastora nos pertenece. Como Simón Bolívar, Hugo Chávez y todos los libertadores. No será asustando al pueblo con un psicópata volador que detendrán la Revolución Bolivariana.VENCEREMOS!
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