sábado, 29 de julio de 2017

Trump acelera la caída del imperio estadunidense

El célebre historiador Alfred McCoy 
preside que en la medida que EU se aísla y pierde influencia internacional, China se levantará como la superpotencia militar y económica

Aunque el presidente Donald Trump se enfrenta a investigaciones cada vez más intensas sobre sus presuntas conexiones entre su equipo y sus familiares con figuras de poder de Rusia, él sirve como comandante en jefe sobre un ejército que está matando a un número asombroso y cada vez mayor de civiles.
Bajo el mandato de Trump, Estados Unidos reaviva su guerra en Afganistán, amplía sus operaciones en Irak y Siria, realiza incursiones encubiertas en Somalia y facilita abiertamente la destrucción genocida de Yemen por parte del ejército de Arabia Saudita.
Mientras tanto, China ha expandido silenciosa y rápidamente su influencia sin desplegar su ejército en suelo extranjero.
Un nuevo libro del famoso historiador Alfred McCoy predice que China se está preparando para superar en influencia a Estados Unidos a nivel global, tanto militar como económicamente, para el año 2030.
McCoy afirma que para ese año el imperio de Estados Unidos tal como lo conocemos habrá dejado de existir. Él ve la presidencia de Trump como uno de los subproductos más claros de la erosión de la dominación global de EU, pero no es su causa principal. No obstante, cree que Trump puede acelerar el declive del imperio.
McCoy sostiene que la invasión de Irak en 2003 fue el comienzo del fin. McCoy no es un tipo improvisado. Es un académico serio. Y tiene agallas.
Durante la guerra de Vietnam, McCoy fue emboscado por paramilitares apoyados por la CIA mientras investigaba el repunte en el tráfico de heroína. La CIA trató de detener la publicación de su libro La política de la heroína, el que se ha vuelto un clásico. Su teléfono fue intervenido y él fue investigado y espiado por el FBI.
McCoy también escribió uno de los primeros libros sobre el programa de tortura post-9/11 de la CIA, y es uno de los principales expertos mundiales en la acción encubierta de Estados Unidos. Su nuevo libro, a publicarse en septiembre, se llama En las sombras del siglo estadunidense: el auge y decadencia del poder global de Estados Unidos.
El Siglo Estadunidense, proclamado tan triunfantemente al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, podría estar hecho añicos y haberse desvanecido para 2025 y ser cosa del pasado para 2030”, escribe McCoy. Imaginando el impacto en la vida real en la economía estadunidense, McCoy ofrece una oscura predicción:
Para la mayoría de los estadunidenses, es probable que los años 2020 sean recordados como una década desmoralizadora de subida de precios, salarios estancados y pérdida de la competitividad internacional. Después de años de déficit inflados alimentados por la guerra permanente en tierras lejanas, en 2030 el dólar estadunidense finalmente perderá su estatus especial como moneda de reserva dominante del mundo.
De repente, habrá aumentos de precios punitivos para las importaciones estadunidenses, desde ropa hasta computadoras. Y los costos de todas las actividades desarrolladas en el extranjero también subirán, haciendo que los viajes para los turistas y las tropas sean prohibitivos. Incapaz de pagar un déficit cada vez mayor vendiendo bonos del Tesoro —ahora devaluados— en el extranjero, Washington finalmente se ve obligado a recortar su presupuesto militar. Bajo presión interna y externa, sus fuerzas comienzan a retroceder de cientos de bases en el extranjero a un perímetro continental. Sin embargo, tal movimiento desesperado llega demasiado tarde.
Frente a una superpotencia que se desvanece, incapaz de pagar sus cuentas, China, India, Irán, Rusia y otras potencias desafían provocativamente el dominio de Estados Unidos sobre los océanos, el espacio y el ciberespacio.
Alfred McCoy es el profesor de Harrington de historia en la Universidad de Wisconsin-Madison. Él es el autor del libro ahora-clásico “La política de la heroína: Complicidad de la CIA en el comercio global de la droga.” Su nuevo libro, hacia fuera en septiembre, es “en las sombras del siglo americano: La subida y la declinación de los EEUU globales Poder”.
Esta semana, entrevisté a McCoy para el podcast Intercepted. Transmitimos un fragmento de la entrevista en el podcast. A continuación, se presenta una versión editada y ligeramente condensada de la entrevista completa. En esta amplia entrevista, discutimos sobre Trump y Rusia, la historia de la interferencia de la CIA en elecciones en todo el mundo, el escándalo Irán-Contra, la CIA y la epidemia de crack-cocaína, las guerras de poder de Estados Unidos, el narcotráfico en Afganistán y mucho más.
Jeremy Scahill: Una de las cosas por las que usted es más conocido es un libro que sigue siendo relevante para el estudio de las operaciones secretas de Estados Unidos en todo el mundo, así como la industria internacional del tráfico de estupefacientes y, por supuesto, como los vincula. Abordaremos esos temas en un momento, pero yo quiero comenzar pidiéndole que evalúe este momento en el que estamos con Donald Trump. ¿Cómo lo ve en un contexto histórico, y qué representa su presidencia para el imperio estadunidense?
Alfred McCoy: Lo que pienso hoy es que, a través de algún tipo de diseño maligno, Donald Trump ha adivinado, descubierto cuáles son los pilares esenciales del poder global de Estados Unidos que han sostenido la hegemonía de Washington durante los últimos 70 años y parece estar intentando demoler cada uno de ellos uno por uno. Ha debilitado la alianza de la OTAN; ha debilitado nuestras alianzas con los aliados asiáticos a lo largo del litoral del Pacífico. SE propone recortar el presupuesto para la investigación científica que ha dado a Estados Unidos —y a su complejo industrial militar— una vanguardia, una ventaja en sistemas críticos de armas desde los primeros años de la Guerra Fría. Y él está separando a Estados Unidos, casi voluntariamente, de su liderazgo internacional, de manera más espectacular con el Acuerdo Climático de París, pero también muy importante con la Asociación Transpacífica.
Trump parece intentar también demoler sistemáticamente la hegemonía global de Estados Unidos. Ahora, es importante darse cuenta de que Estados Unidos ya no es el poder global preeminente que era, digamos al final de la presidencia de Eisenhower, en 1960. Nuestra participación en la economía mundial ha disminuido sustancialmente. Estamos a punto de ser eclipsados ​​en 2030, por China, y convertirnos en el poder económico número dos del mundo. China está haciendo algunos avances en tecnología militar. El sistema mundial está extendiendo su riqueza y hay una serie de poderes de segundo nivel, el surgimiento de la Unión Europea, etcétera. Es un mundo más complejo, por lo que Estados Unidos ya no puede dictar al mundo, o al menos a gran parte del mundo, de la misma forma en que pudo hacerlo en los años 50.
Dicho esto, la presidencia es una oficina más débil a nivel internacional de lo que solía ser. Sin embargo, hubo presidentes, y yo digo que Barack Obama fue uno de ellos, George H.W. Bush fue otro, que, a través de diplomacia hábil, su conocimiento del sistema internacional, sus habilidades geopolíticas, podían maximizar la influencia de Estados Unidos en la escena mundial. Podían utilizar el poder militar de Estados Unidos estratégicamente, hábilmente, podían dirigir coaliciones internacionales, podían establecer la agenda internacional. Trump está dando la espalda a todo eso y creo que está acelerando, quizás de forma marcada, incluso precipitadamente, el descenso de Estados Unidos.
JS: Desde que Trump se convirtió en presidente, todo el mundo está envuelto en la intriga del palacio, obsesionado con lo que Trump sabía de Rusia y cuándo lo supo, y sobre si él sabía o no sobre la reunión de Don Jr. con este abogado que está siendo descrito como un “contacto del Kremlin”, y creo que todo eso es una historia muy importante porque podría derribar su presidencia, pero al mismo tiempo creo que la CIA y los elementos más oscuros del ejército de EE.UU. están en realidad en una posición cómoda porque Trump es muy libre, porque, como usted señala, no es un administrador eficaz del imperio. ¿Qué piensa sobre eso?
AM: Eso es correcto. Gran parte del establishment militar y sus vínculos con la comunidad de inteligencia permanece invariable. Digamos que algunas de las nuevas iniciativas —la ciberguerra— son bien entendidas por la administración Trump y de hecho tiene asesores que la comprenden, por lo que su evolución continuará, la guerra espacial está en una trayectoria de largo plazo. Los sistemas de armas tardan hasta 10 años en pasar del diseño, el prototipado y las pruebas hasta el rechazo o la aprobación. De modo que trascienden a cualquier administración, incluso una administración de dos términos. Así que hay una trayectoria a largo plazo.
La famosa frase del presidente Eisenhower en su último discurso con la que nos advirtió sobre el complejo industrial militar —él construyó un complejo en el que integró la investigación científica, la investigación básica en las universidades y las empresas privadas y a decenas de contratistas de defensa que contratos más o menos permanentes para mantener su estado de cosas en la investigación y producción— integró eso con el ejército estadunidense y sobrevivirá a cualquier presidente estadunidense.
Desafortunadamente, lo que Trump no parece entender es que hay una estrecha relación entre la investigación básica, como la investigación en inteligencia artificial, y su capacidad para llegar a la próxima novedad que dará a Estados Unidos una ventaja en la tecnología militar. Y eso es lo que no entiende, ésa es la forma en que está dañando a todo ese sistema. Pero de lo contrario, tienes razón, se trata de una trayectoria a largo plazo sobre ciclos de 10 años de investigación, adquisición y despliegue de nuevos sistemas de armas y que trasciende cualquier administración única.
JS: Hemos visto este tipo de convergencia de las agendas de algunos neoconservadores que formaron parte del núcleo del movimiento “Never Trump” de los republicanos y las élites liberales que conducen programas en MSNBC o son identificados como “estrategas demócratas”. Y esta línea que hemos visto repetirse una y otra vez es lo que ellos denominan el “Estado profundo” —en otras palabras, los elementos dentro de la CIA en el ejército— que en realidad protegen secretamente al país de Trump. Dado su conocimiento sobre lo que la gente llama libremente Estado profundo en este momento, ¿qué opina de esas afirmaciones de que la CIA y ciertos elementos dentro del Pentágono son en realidad los guardianes de la República Democrática?
AM: Es un argumento complejo. Uno: el rápido crecimiento de ese Estado documentado por el Washington Post, en una serie de hace ocho años, 2010, lo que ellos llamaron la cuarta rama del gobierno de los Estados Unidos. Que, bajo los términos de la guerra mundial contra el terror, se hizo una inversión masiva de casi un billón de dólares en Seguridad Nacional. Que las 17 agencias de la llamada comunidad de inteligencia, más la considerable expansión del Comando Conjunto de Operaciones Especiales, que es la integración permanente de los militares con ese aparato de seguridad, ese aparato secreto de seguridad, ha construido una cuarta rama de la Gobierno de los Estados Unidos.
Y creo que, tal y como el Congreso ha demostrado tener cierta independencia frente a Trump hasta cierto punto, y ya lo veremos con la Suprema Corte, son las tres ramas clásicas del poder —ejecutivo, legislativo y judicial—, ahora tenemos una cuarta rama. Y, lo que propones es que necesitamos tomar esto muy en serio cuando revisamos la distribución del poder en Washington, D.C. Y concuerdo en ello. Y como el resto de las ramas, debe coordinarse con el Ejecutivo porque el Ejecutivo tiene mucho poder para destinar fondos, fijar prioridades, pero un ciclo de 10 años de preparación y responsabilidad es mucho más largo.
Un presidente dura en el cargo durante ocho o quizá cuatro años. Una carrera militar, si es exitosa, una carrera en inteligencia, dura 30 años. Así que esos profesionales, y las agencias que representan, tienen perspectivas a plazos mucho más largos. Puedes ver esto en, por ejemplo, los reportes periódicos del Consejo de Inteligencia Nacional, los únicos que proyectan una perspectiva a 20 años cuando llega una nueva administración, no sólo por 8 o 10 años, 20 años y ellos intentan adivinar cómo lucirá el mundo luego fijan, a través de la comunidad de inteligencia y del establishment de seguridad nacional, prioridades para enfrentar esos cambios tan rápidos en el mundo.
Por lo tanto, en el ápice de la comunidad de inteligencia, existe este procedimiento formal para fijar una perspectiva de largo alcance o de alcance medio de 20 años. Por lo tanto, sí, ven más allá en el tiempo, tienen sus propias políticas, tienen sus contratos, sus programas son en muchos sentidos autónomos con respecto al Ejecutivo, y cada vez más. Y dependiendo de tu punto de vista esto podría ser o una fortaleza del sistema estadunidense en el corto plazo, cuando tienes un Ejecutivo que a algunas personas no les gusta, como Donald Trump, o a más largo plazo podría ser visto como una amenaza a la democracia, creando un aparato burocrático autónomo, incluso independiente del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo. Por lo tanto, es una pregunta abierta, pero una buena pregunta.

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