domingo, 9 de julio de 2017


EL USO DEL SIMBOLISMO COMO PARTE DE LAS OPERACIONES PSICOLÓGICAS – MARIA ANTONIETA IZAGUIRRE

Una imagen, muchas imágenes, captan una realidad  que nos sobrepasa pero ante la cual no podemos cerrar los ojos. La obligación ética es detenernos a pensar sobre qué pasa ante nuestros ojos.  Desde el colectivo, hemos escogido el tema de lo simbólico para acercarnos  y armar el rompecabezas,  para  deducir de esta reflexión estrategias comunicacionales.  Esta corta intervención sirva para poner de relieve el problema y la urgencia del mismo
 Durante  25 años, desde el  Por Ahora, gracias al comandante Chávez y al proceso bolivariano, se ha construido  un hilo conductor de consolidación de la identidad nacional. Símbolos  que nos constituían pero que habían quedado  olvidados, diría, despreciados, enterrados, sustituidos por aquellos que correspondían a otras culturas y referencias históricas. Música, himnos, imágenes, objetos materiales, ciudades, pueblos, ríos, montañas, el color de la piel, el origen étnico, adquirieron, para nosotros y nosotras,  una  nueva significación, se les “actualizo”, se hicieron  relevantes y  constituyeron un asidero histórico y cultural.  Comenzando por la  Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. 
En fin, una cultura,  ofrece una base de significaciones estables, compartidas, a través de las cuales se ordenan vínculos sociales, un conjunto de símbolos  sostén de ideales  que arropan  razón, acción y afectos. Con ellos construimos   quienes habitamos un país, un  soporte, una consistencia ante  las más brutales irrupciones  de lo real, es decir,  esos eventos que irrumpen  y fragmentan nuestra subjetividad, nuestro ser, tales como  grandes catástrofes, y también –  trayendo las cosas de las que nos ocupamos  hoy-  a la emergencia  en la vida real y cotidiana del venezolano, de prácticas violentas, de crueldad y saña, que sabemos muy bien han sido programadas y poco a poco introducidas, jugando con nuestra subjetividad, acciones y discurso que   se aprovechan de esos símbolos  que nos constituyen como venezolanos  y sobre los que se   basa  la construcción de la nacionalidad y  de un país. Esas prácticas, que no dudamos en calificar de prácticas terrorista nos sumen en la destrucción. Las llamamos así ateniéndonos a una definición: una forma de comunicación, un medio violento, inmediato y básicamente arbitrario para alcanzar un fin político ulterior.
Ejemplo de estas prácticas con un gran contenido simbólico, programadas, para nada espontáneas: el blanco de las ropas par a ir a las marchas “pacíficas”, usar como barricadas los féretros sacados del cementerio del lugar, el fuego, ataque a una guardería, escuela, centro de salud, el uso de los excrementos…..
Hemos vivido,  y de qué manera y  poco a poco, como quienes  adversan  el Proceso, utilizan, manipulan aquello que por años despreciaron. Quién, entre quienes amamos este país, a nuestra Patria,  no se siente ultrajado o ultrajada cuando  la bandera  se la presenta al revés o  cuando se le quita la octava  estrella que remite a la gran  historia libertadora, al deseo de Bolívar, y a la palabra de Chávez, quien fue quien insistió en colocarla sobre nuestra bandera. Pequeño  gran símbolo, ignorando primero y despreciado después. Y así con  todo aquello que se construyó con esfuerzo y dinero, logros simbólicos de la revolución bolivariana, para verlo quemado, destruido, renegado.
Al  estar frente a esta realidad, que no es nueva, que viene implementándose desde los mismos inicios del proceso bolivariano,  tenemos que  buscar estrategias  comunicacionales  para combatir  esos hechos pero que  se constituyen en un discurso, en el sentido, del hilado de los valores, los gustos y las satisfacciones propias de un discurso, que se nos   impone,  y podemos calificarlo de semblante, eficaz para producir efectos en la subjetividad y la conducta. Efectos que implican  para algunos: incertidumbre, dudas, desmoralización, parálisis, inhibición, temor, angustia. Y para otros y otras, ha  exacerbado sentimientos de rabia, el odio, fuertes actitudes racistas, la negación del otro, y lo que es más, la negación, aún más el desmentido de cualquier otra forma de la realidad.    
Quiero destacar la palabra semblante. Hay en todo lo que estamos viendo una cultura de la simulación, del como si,  en la  construcción de figuras heroicas,  propia de los juegos de video con el  apoyo de las redes virtuales, con la intención de crear identidades virtuales, paradójicas, donde  un joven  puede  construirse una identidad, la de  “Soy libertador ”, que lo conduce a una línea  genealógica simbólica que le daría un sentido de pertenencia, pero que  a la vez, carga y lanza  un arma de construcción casera, a la que se le asignó el nombre de Bin Laden, muy destructiva. Qué identidad  paradójica, tan curiosa,  constituida  por fragmentos  contrapuestos, donde ese yo,  se revela  en su narcisismo  adolescente, en su pulsión mortífera, encarnando al héroe de la libertad,  que en realidad es un antihéroe, frente a la supuesta dictadura del gobierno Bolivariano, pero lleva en su mano y en su morral aquello que lo introduce a una línea que mundialmente lo ubica como terrorista. Identidad, entonces, construida desde  el afuera, apoyada por los adultos, los líderes de la oposición, las familias, y sobre todos  la realidad virtual de las redes sociales,  que  cierra toda  posibilidad de interlocución, de duda sobre su acción y sobre la misma identidad.
Cuando  se denigra desde la palabra bolivariana en nuestra constitución hasta  querer borrarla en el nombre de la   República. Cuando  se emplea  aquello de El pueblo unido jamás será vencido, que remite a la Unidad Popular, al Chile de Allende, pero   entonado  para  destrozar lo que se ha construido  por y para el pueblo. Cuanto ultraje!
Un video de reciente  aparición  en las redes, bien hecho,  producido evidentemente con una manipulación bien pensada,  donde  todas las imágenes  recogen  los símbolos de la lucha, de la democracia, de la libertad,   cuyo fondo musical no es otro que  aquella canción militante, Pueblo unido jamás será vencido, para ser seguido por  un himno cuyas palabras en inglés apunta a la verdad de todo el asunto: quien es el verdadero dueño de la partida. *
Hemos sido testigos de la incitación al acto heroico, a la metáfora del honor, a  verdaderas arengas, que recuerdan a la época medieval, a los Cruzados, o  la atmósfera  en vísperas de la batalla de Azincourt  que también recrea Shakespeare  en Enrique V, pero que con su tono tropical : la imagen de uno de los alcaldes, o de un diputado a quienes  no queremos nombrar, pues no  lo merecen,  frente a esos jóvenes con escudos con una cruz y ahora con imágenes de la virgen,  que  los colocan en la línea de los  Caballeros de Santiago,  o los Cruzados ingleses, o sencillamente al juego de video, como quiera que este se llame. Todo ello, que si no fuera tan destructivo sería altamente ridículo.
Esos antihéroes  no escapan a la lucha de clases: escuchando las opiniones de los vecinos de la Plaza Altamira: chamo negro con máscara, en realidad un trapo, es un encapuchado o un indeseable. Chamo blanco con máscara sofisticada y aun  cubriendo su cara con  un trapo, se le considera   un patriota. Los primeros son mayoría y trabajan día y noche, los otros  van cuando “salen de clase”, o descansan en sus casas.  A los primeros se les construye desde fuera, desde las fotos y videos, una identidad de héroe, de  libertador y patriota; el otro parece que  la tuviera de por si, por ser blanco o pertenecer a una determinada   clase social. Ahh…,qué pasaría si  los primeros, los negros y pobres,  supieran como  se  habla de ellos entre los habitantes de los alrededores de la plaza: cuidado con esos  maleantes,”, hay que vigilar la entrada de los edificios”, es en  fin la  mirada de clase, la conclusión de quienes los empujan a utilizarlos como protagonistas y carne de cañón, ante una guardia o una policía cuya obligación es  contener la violencia, usando lo que se permite . Pregunta: Si  a ellos, los negros y pobres, se les  visibilizara  lo que  se esconde tras la construcción del héroe,  acaso  podría generársele, una pequeña duda que  cambiara el curso de la acción?. Será muy tarde para mostrarles que los verdaderos héroes  en realidad  son los héroes muertos, y por  una causa que al fin de cuentas no es y no será la suya, una carne, al fin un puro despojo , un resto exactamente igual a lo lanzado al guardia nacional, y que llamaron en son de sorna: puputov.
 Pero también  el atacar hospitales,  maternidades, escuelas incitando  a su destrucción, es atacar también a lo que se debe cuidar y que se ha tratado, a lo largo de estos años de cuidar y proteger. Es atacar, lugares simbólicos  enviándonos un mensaje: el del terror, el miedo y la posibilidad de acabar con todo, comenzando por nosotros mismos.
Seguiremos trabajando para  un camino de convivencia y paz.
Así, para terminar, Himno, Bandera, Obras, se invierten y se usan para querer implementar un nuevo orden, un nuevo discurso, un nuevo destino pero destruyendo los vínculos y los lazos sociales que no serán propios y los  que no ha sido nada fácil  construir en estos veinte años.
* Luego, supe que la música coral que acompaña al video  corresponde a la película Los Miserables. Es entonado  cuando  las tropas se van a enfrentar a los luchadores de La Comuna de Paris (1871). Me pregunto: no sería más realista acompañar las Imágenes con la Cara al Sol ?

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