Tripleta
subversiva de la MUD
*Miguel Ugas
Estamos contestes en que la
sociedad venezolana se encuentra enmarcada en una compleja coyuntura,
dimensionada, por una aguda crisis económica que tiene una amplísima repercusión
psicosocial y que, indiscutiblemente, tendrá su desiderátum en el campo de lo
político, pues, en el fondo, lo que está planteado, es el consabido problema
del Poder, que es el que resume el cúmulo de contradicciones presentes en una
determinada sociedad de clases; y más en la Venezuela coyuntural, en donde se
viene librando un denodado combate entre dos modelos de país: por un lado, el
del capitalismo egoísta y depredador, liderado por una clase burguesa apátrida
y lacaya del imperialismo estadounidense y, por otro lado, el del socialismo
del siglo XXI, solidario, incluyente e integracionista, liderado por el bravo
pueblo bolivariano.
Es decir, una coyuntura que,
si bien, está signada por lo económico tiene su detonante en lo político;
caracterización que la burguesía o, mejor, sus actores políticos (MUD y
agregados), tienen tan claramente definida que no hacen mayores empeños en
propuestas de índole económica, por el contrario, todas sus acciones están
dirigidas a orquestar un plan táctico conducente al derrocamiento del gobierno
constitucional presidido por Nicolás Maduro.
Entre diversas propuestas
Uno de los voceros opositores
más conspicuos, actual presidente de la Asamblea Nacional, el adeco Henry Ramos
Allup, declaró, el mismo día en que asumió la dirección del Poder Legislativo,
que daba un plazo de 6 meses para el término del gobierno bolivariano, plazo que,
luego, en un gesto de la mayor prosapia betancuriana, dictaminó que había que
acortar; pues bien, ya van 2 meses y el gatillo mudista luce “encasquillao”.
Lo cierto es que han
considerado varias propuestas-escenarios, en los que sus constitucionalistas se
han solazado considerando los pro y los contras de cada una de ellas, es el
caso, que algunos ponderan la renuncia del Presidente, otros manejan la
vía de la enmienda constitucional para acortar el período gubernamental,
otros, el revocatorio referendario, y otros, los más descocados, el abandono
del cargo. En último conciliábulo determinaron la activación paralela de las
tres primeras, la tripleta subversiva: renuncia, enmienda y revocatorio; por
aquello del axioma teórico, muy a lo Ramos Allup, “si no lo agarra el chingo lo
agarra el sin nariz”.
Por supuesto, cualquiera de
las fórmulas a optar estará aderezada con la profundización de la guerra
económica (desabastecimiento, escasez, colas, aumento galopante de precios,
bachaqueo, contrabando de extracción, etc.), manipulación mediática, guerra de
rumores, saboteo de servicios públicos, calentamiento de calle, movidas con paramilitares,
acción solapada de las ONGs financiadas desde el exterior, cerco financiero
internacional, presión política de la derecha internacional, y, claro está, la
presión de masas, tipo Plaza Maiden, (Kiev, modelo ucraniano), tan del gusto de
los yanquis, quienes, por cierto acaban, de ratificar, por un año más, el
decreto que considera a Venezuela una amenaza para la seguridad de los Estados
Unidos.
Es decir, acentuarán todo el dispositivo de
guerra no convencional que el imperialismo y sus lacayos han venido
instrumentando a lo largo de los años y que en los últimos tiempos le han reportado
avances importantes para su plan estratégico desestabilizador, verbigracia, el
triunfo en las elecciones parlamentarias de diciembre pasado y que hizo posible
que candidatos como Tomás Guanipa, en Caracas, o Rafael Guzmán, en
Guarenas-Guatire, así como muchos otros, salieran electos como diputados aún
cuando eran y son absolutamente desconocidos por los electores de sus circunscripciones.
Se impuso la RN
Ahora bien, por los vientos
que soplan que presagian tempestades, todo indica que, en lo inmediato, van a
inclinarse por la formula de presionar para la renuncia del Presidente que,
ciertamente, está contemplada en la Constitución pero como un acto voluntario de
quien ejerza la Presidencia de la República y que, en el caso que nos ocupa,
Nicolás Maduro, no tiene la más mínima intención de renunciar, todo lo
contrario. En consecuencia, tal pretensión tendría un carácter claramente
subversivo, violatorio de la Constitución y generador de una confrontación con
resultados impredecibles para la paz de la República.
Camuflados con la disputa
político-legal entre la Asamblea Nacional y la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia van a aprovechar para invocar, una vez más, la aplicación del
Art. 350 Constitucional y con ello propiciar una situación de tal naturaleza
confrontacional que justifique, según sus ambiciones, insistir en la renuncia
del Presidente.
Pero esto, ni más ni menos, es lo que los
ultra radicales de la paraoposición expresados, fundamentalmente, en la gente
liderada por Leopoldo López, los de Vente Venezuela de María C. Machado y los
infaltables parejeros de Antonio Ledezma, ahora con el agregado oportunista de los
adecos, vienen auspiciando desaforadamente desde hace dos años y que concluyen
ha llegado el momento de materializar.
Ya algunos aprontados se han adelantado
a solicitar la renuncia de Nicolás Maduro, entre ellos: intelectuales y
militares retirados de derecha e intelectuales y militares retirados renegados
del bolivarianismo, tales, como, Felipe Pérez Martí, Margarita López Maya y
Florencio Porras; los comparseros que nunca le faltan a la burguesía a la hora de instrumentar sus
planes convulsos.
El flaco
Y, a todas estas, cómo queda
el flaco Capriles, pues, aislado y derrotado; en su posición de promotor
solitario de la fórmula del referendo revocatorio, salió a recorrer el país con
esa propuesta, pero sus socios agalludos de la MUD, comenzando por su otrora
compinche, el Chúo Torrealba, le jugaron posición adelantada e impusieron, en
primer término, la política de la Salida expresada en la RN (Renuncia Nicolás)
contando para ello, naturalmente, con la venia de la Embajada.
*miguelugas@gmail.com
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