martes, 8 de marzo de 2016

Néstor Francia/Análisis de Entorno:

Una situación auspiciosa aunque complicada

Nestor Francia 1La intensa confrontación que se desarrolla en América Latina se está tornando por demás interesante, En los tiempos recientes, se están cayendo todas las relativas seguridades de la izquierda en el subcontinente (que en realidad nunca fueron tales, a pesar de las altisonantes consignas de “No volverán” y “Esto no tiene marcha atrás”).
Bien, algunos derechistas están de vuelta (al Poder Ejecutivo en Argentina y al Poder Legislativo en Venezuela) y amenazan en países como Bolivia y Brasil, sin dejar de conspirar en otros como Ecuador y Nicaragua.
Aun así, de las dos consignas mencionadas, hay una en la que seguimos creyendo: “Esto no tiene marcha atrás”, sobre todo si con “Esto” nos referimos al movimiento revolucionario y no propiamente a los gobiernos. La Revolución Latinoamericana está aun rozagante, llena de vida y de perspectivas. Claro, ha sufrido y aun sufrirá derrotas, pues transita por un largo y sinuoso camino. Pero dado los rumbos que toma la Humanidad, el carácter de la crisis estructural global del capitalismo, el surgimiento del mundo multilateral y la disposición de combate de las fuerzas progresistas continentales, lo que se avizora es una profundización y una radicalización de la lucha de clases. Como se dice en Venezuela, y como parafraseaba en estos días Diosdado Cabello, “Rondón todavía no ha peleado”. Ahora es que queda lucha por delante, y a pesar de las bravuconadas de la derecha y de sus victorias circunstanciales, afincadas más en las dificultades de los gobiernos en medio de la gran crisis, y en la manipulación mediática globalizada, que en los mismos pueblos, la verdad es que los efectivos de la Revolución siguen estando mejor organizados, con la conciencia mucho más clara y alta y, como dijimos, con mucha mejor disposición para la batalla.
Por supuesto, el enemigo local tiene un padrino imperial poderoso, agresivo e inescrupuloso, así que nuestro mandado está lejos de estar hecho. Lo que pasa es que la disyuntiva es una sola, y ya ni siquiera entre socialismo o barbarie, sino entre socialismo y extinción. Los humanos no tenemos opción, necesario es vencer.
Después de las recientes victorias de su contraofensiva continental en Argentina, Venezuela y Bolivia, la derecha va de frente tras una de las más rutilantes joyas de la corona, Brasil. El arresto instantáneo de Lula en Brasilia es un hito más en la gran conspiración contra el gobierno de Dilma Rousseff, ahora acicateada por la alta probabilidad de que el gran líder de ese país, Lula Da Silva, sea de nuevo candidato a la presidencia de la República.
Un golpe “constitucional” en Brasil (no imaginamos un golpe militar tradicional, aunque nunca se sabe) partiría en dos la aguas de la confrontación continental. El pueblo brasileño no se va a quedar de brazos cruzados y no estamos en 1964, cuando ocurrió el golpe militar de derechas contra Joao Goulart, con el apoyo de Estados Unidos. A diferencia de entonces, en Brasil hay ahora una fuerza popular organizada y activa, en torno al Partido de los Trabajadores, y la situación en América Latina es harto diferente. Por otra parte, una salida inconstitucional en Brasil sería un sacudón de consecuencias imprevisibles en la geopolítica internacional.
En plena contraofensiva, la derecha parece tener ya poco que esconder y cada vez es más visible su horrible rostro desfigurado por la lepra detrás de la máscara de oro. En su edición del pasado sábado, el diario fascista venezolano El Nuevo País vociferaba en su antetítulo principal de primera plana “Derrumbe del Foro de Sao Paulo”, sobre el gran título “Izquierda regional con el santo volteado” y el subtítulo: “El ex presidente brasileño Lula, tras espectacular operación policial, estuvo detenido tres horas en el marco de la investigación por corrupción en Petrobras y que empapa a PDVSA”. La alusión a PDVSA no es mera coincidencia.
También con abierto descaro, el partido derechista Primero Justicia anunció que su coordinador nacional y jefe de la fracción parlamentaria de la MUD, Julio Borges, fue invitado para ser ponente sobre la situación en Venezuela, en un foro de la Fundación Aliados de Israel, una organización sionista que suele sesionar en la Meca contrarrevolucionaria de Miami. El Foro abordará entre sus temas el de “Los cambios de tendencia política en países importantes de Suramérica”, así como “la importancia y beneficio de la mejora de las relaciones entre Jerusalén y este lado del continente americano”. El evento contará con la participación de connotados representantes de la derecha latinoamericana, como el Ministro del Tribunal de Cuentas de la República de Uruguay Ruperto Long; Waldo Wolff, diputado del congreso argentino y el senador colombiano Luis Fernando Duque, entre otros.
Estas definiciones no son para nada algo malo. Las mismas serán útiles para que los pueblos de nuestro continente sigan comprendiendo de qué va esta lucha, qué es lo que está en juego, quiénes son sus aliados y quiénes sus enemigos. Que la derecha pretenda subestimar al gran movimiento revolucionario del continente nos reportará buenos dividendos, si sabemos responder con acierto en esta situación auspiciosa aunque harto complicada

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