jueves, 17 de marzo de 2016

Néstor Francia/Análisis de Entorno: 

Todo el 

mundo 

mosca

El imperialismo se está jugando en Venezuela diversas cartas en la conspiración contra Maduro y la Revolución Bolivariana. Hasta ahora el gobierno yanqui no ha señalado preferencia por ninguna vía, pero la reciente declaración de Obama sobre nuestro país no deja lugar a dudas en cuanto a que el Imperio está directamente involucrado en la conspiración. Hay una parte de su declaración que es aun más injerencista que la famosa orden ejecutiva misma: “Cuanto antes pueda el pueblo venezolano determinar un Gobierno que ellos confíen en que es legítimo y que pueda comenzar a implementar políticas económicas que los saquen de la espiral en el que están, mejor será para todos nosotros”. Al fin y al cabo, la orden ejecutiva puede ser presentada como una especie de formalidad inocua, aunque no lo es, pero la declaración de marras es absolutamente clara en cuanto el apoyo imperial a la “salida” de Maduro por cualquier vía y medio, tal como lo plantea la derecha del patio.
Por otra parte, Obama está claro en cuanto a la importancia continental que revista la situación en Venezuela y añade que “Cuando implementamos esas sanciones el año pasado, fue por nuestra fuerte preocupación de que en Venezuela no se estaban cumpliendo las prácticas democráticas básicas, y que eso era dañino no solo para Venezuela, sino que estaba desestabilizando la situación de un modo en que podía dañar a sus países vecinos”.
El descaro injerencista de Obama se torna más grave a la luz de las intenciones que está mostrando la derecha radical del patio, que a la vez expresan los desacuerdos internos en la MUD, insinuados en declaraciones de algunos dirigentes del ala más radical de la oposición. Es el caso de Juan Andrés Mejía, dirigente del partido fascista Voluntad Popular, el de Leopoldo López, quien aseveró que la movilización del país no implica solamente marchas, y que estas son voluntarias y no responden a una orden.
Esto se refiere, de manera no expresa, al tipo de manifestaciones violentas “espontáneas” que ya se están produciendo en algunos lugares del país, como Táchira, Mérida y Carabobo, sobre todo vinculadas al llamado “movimiento estudiantil”. Al estilo de las conocidas guarimbas, son acciones comandos focalizadas y minoritarias que se ejecutan cerca de universidades.
Según Mejía, “Debemos asumir nosotros mismos las riendas. Esta es una estrategia unitaria, nacional y no responde solo a un dirigente” (¿se refiere acaso a Ramos Allup, a la luz de su participación sectaria en la manifestación realizada el sábado pasado?)
Los focos minoritarios y prefabricados de violencia son difundidos rápidamente por las redes sociales y replicados por algunos portales y medios impresos. El caso de los disturbios en la ULA es emblemático. En las fotos tuiteadas se ve claramente que los desórdenes son realizados por grupos muy pequeños, que no llegan a treinta personas, pero que reciben inmediata proyección por Twitter. Véase el tenor de algunos de los tuits:
“Fuerte enfrentamiento entre estudiantes #ULA y GNB – Poli Mérida”
“Los estudiantes #ULA exigen insumos para el comedor”
“Reportan GNB llegando a reprimir en la #ULA Mérida”
“GNB llega para enfrentar a Estudiantes de #ULA
Que protestan por insumos en el comedor #14M”
“#14Mar #Protesta en la #ULA #Merida”
Entretanto, no ceja la acción de la derecha internacional. El intelectual de derechas Mario Vargas Llosa y el ex presidente español Felipe González, “denunciaron” en Madrid la “grave crisis humanitaria” y la “dictadura” que sufre Venezuela, y exigieron la excarcelación del delincuente Leopoldo López y del resto de “presos políticos”. El acto tuvo abierto apoyo de la municipalidad madrileña, controlada por el PP, y del gobierno español. Vargas Llosa y González fueron acompañados por numerosos representantes de partidos políticos de la derecha española (como el PP y el PSOE) en la presentación del libro “Preso pero libre”, editado en España y supuestamente escrito en prisión por Leopoldo López. Además al acto acudió la  vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría. Dentro y fuera de  Venezuela, la derecha fascista prepara el zarpazo final, con apoyo cada vez más evidente del imperialismo. Todo el mundo mosca.

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