No es que tengamos enfrente una bola de cristal. Haber radiografiado, como lo hemos hecho, antes que pisara la tierra cubana cuál sería la proyección expressis verbis del representante del Imperialismo yanqui era un ejercicio de politología revolucionaria comprometida con el ideario socialista.
Barack Hussein Obama llegó a la Habana como el enviado de la Doctrina Monroe: “América para los americanos”, los americanos del Norte revuelto y brutal, ese que no ha dejado de despreciarnos como pueblos y naciones americanas. Con una coherencia ideológica corrupta y un discurso imperialista magistralmente cínico le ha espetado en el rostro a los cubanos que Cuba será capitalista tal como ellos ya mandan o no será.
Cada comparencia, la conferencia de prensa, la reunion con los nuevos capitalistas cubanos, el discurso final y el encuentro de cierre con la oposición derechista pro imperialista que crearon con su financiamiento y el apoyo mediático internacional como su quinta columna han sido piezas de un elaborado business plan contra Cuba.
La intelectualidad cubana, esa que posee el derecho a voz pública que le concede el PCC se suma a ese plan en un coro de opiniones aburguesadas insólito, pero predecible. Las trasmisiones de la visita del emperador del mundo por Telesur al mundo han contribuido con una comentarista cubana sin criterios, encantada en la “amabilidad del pueblo cubano” y el diálogo de bajo vuelo politico en pantalla con representantes de la politología académica cubana situada en lo políticamente correcto.
Obama no ha dicho en sus discursos nada en favor de Cuba, de su Pueblo, de la nación cubana.Antes se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila.Cuando habla de libertad de expresión se refiere a la libertad de empresa no de prensa, así justo como la tienen ellos en su democracia burguesa. Cuando habla de que los EEUU no serán más enemigo de Cuba está montándose la falacia más asquerosa y cínica que oidos humanos hayan escuchado. EEUU sigue y seguirá siendo enemigo de Cuba, como lo ha decidido con Venezuela bolivariana, sobre lo cual el Presidente estadounidense hábilmente no tuvo mucho tiempo para discutir con el Presidente cubano. De modo que su afirmación lo único que quiere decir, es que está seguro que Cuba entrará por el aro del capitalismo y entonces la “amistad” hará lo suyo. Como lo viene haciendo con los países de América Latina con los TLC, con los golpes de estado blandos, con la penetración financiera devastadora. Cuando dice que son los cubanos los que tienen que resolver sus problemas y ha declarado que nosotros, USA, ayudaremos a Cuba a montarse el capitalismo, lo que está diciendo es que el problema cubano lo deciden ellos, no los cubanos. Eso es todo. Esa es la esencia política del discursar histriónico de Obama en la Habana. Y eso está claro, a menos que nosotros nos atravesemos, que se atraviese el pueblo. Y el pueblo maniatado como está no lo hará por espontaneidad veleidosa, sino por la lucha política de los muchos que se movilicen en la lucha por el socialismo.
Raúl Castro ha recibido una lección de injerencismo sin que haya podido pararle con la pechada del potro del llanero el decreto de Hamilton que Obama le ha agitado a los cubanos en las caras. Ahí está la semilla de los cerrados aplausos de los cubanos reunidos en el teatro Alicia Alonso en loa al discurso imperialista. Era muy simple, si de revolución se trata. No bastaba mencionarle al Presidente del Imperialismo que tenemos dos “modelos distintos” como si de un desfile en la pasarela se tratara. Había que ponerle nombre a nuestro modelo y decirlo alto y claramente:nuestro ideario es el socialismo, puesto que no creemos en los sub valores del capitalismo. Cuba o será socialista o no será para todos. Capitalista solo podrá ser para el provecho de unos pocos como en los EEUU. Pero ese posicionamiento directo a los oídos del enviado del Imperialismo no podia salir de un anfitrión atrapado Él mismo en un proceso reformista de naturaleza socioliberal y corte indudablemente capitalista para Cuba. Raúl Castro junto a la burocracia estalinista cubana han sido los artífices de los Lineamientos Económicos que ponen a Cuba sobre los rieles de la transición capitalista. Y ha sido así porque el PCC decidió renunciar a la democracia política del propio partido, cerrando el espacio al debate crítico y fecundo dentro de sus filas. Hacer del pueblo un invitado de piedra no ha sido más que una consecuencia de ese dogma anti democrático del poder que como partido único detenta.
No se llame a engaño el cubano. Cuando Barack Obama aboga sin medias tintas por el capitalismo en Cuba desde las propias tribunas cubanas y plantea que ese es el objetivo de la entrada en el país por las puertas de la Habana, la ausencia de una respuesta de igual talante en defensa del socialismo no es una casualidad. Es el resultado de una indefinición ideológica que no puede poner puntos sobre las íes. Hablar de los logros de la salud y la educación como las cartas credenciales de la revolución social cubana habida se convierte en el subterfugio politico que intenta evitar hablar de revolución socialista. Puesto que esa revolución no está planteada por el PCC.
Los revolucionarios bolivarianos con sus dirigentes al frente han planteado un claro campo de definiciones ideológicas y enfrentamiento politico. En Venezuela están en lucha dos polos antagónicos, dos expresiones políticas en pugna irreconciliable: el nuevo proyecto de la revolución socialista contra el viejo sistema capitalista. Esta antinomia de raíz marxiana es igualmente válida para Cuba, pero se obvia en la demagogia sobre la existencia de un supuesto socialismo en el país.
Los revolucionarios socialistas cubanos dentro y fuera de nuestro espacio geográfico venimos brindando un caudal de análisis y debate politico comprometido en lucha por el socialismo en Cuba. Silenciarnos ha sido la gran victoria pírrica que el PCC se ha venido apuntando.
¿Cómo es posible que el PCC le haya brindado la tribuna, las cámaras y los micrófonos al Presidente yanqui para un encuentro con los aspirantes a capitalistas cubanos? y al mismo tiempo persiga y bloquee la iniciativa de la izquierda socialista cubana para realizar en esa misma Habana una conferencia nacional con todos las corrientes que desde el pensamiento crítico revolucionario e independiente defienden el socialismo en Cuba?
El anunciado a realizarse en breve VII Congreso del PCC se abroga el monopolio de las verdades sobre el socialismo que no ha sabido encontrar en más de 50 años de poder absoluto. Y niega el aporte de fuerzas revolucionarias políticamente coherentes a la izquierda del PCC. La idea de que revolucionarios cubanos con un alto espíritu democrático y compromiso político por el socialismo puedan permitirse una primera reunión que discuta sobre la revolución socialista como alternativa a toda idea de reformismo capitalista y que el pueblo cubano pueda seguir ese debate democrático, esa idea de participación revolucionaria le es profundamente ajena al Partido único gobernante. La conferencia nacional de la izquierda revolucionaria cubana en pro de la activación popular del pensamiento socialista se persigue política y personalmente como expresión de contrarrevolución. Mientras que la contrarrevolución se abre pasos a sus anchas desde el PCC y las corrientes opositoras derechistas que crean ya su base material de existencia y empuje.
La transición capitalista cubana se está operando desde el poder del estado que detenta el PCC. El poder revolucionario para que sea democrático en su esencia socialista no puede más que desmontar el modo de producción capitalista que soporta el estado y sembrar los fundamentos de un nuevo estado por excelencia comunitario. Un estado comunitario como expresión de un nuevo estado social. Un estado social que sólo podrá anclarse en un modo de producción sustentado en relaciones sociales de producción regidas por la propiedad socializada del capital. Un estado, tal como analizo en no pocos ensayos, que no puede colgarse de la brocha – tal como lo asume e incita ahora el Líder Fidel Castro – con el concepto de la “distribución justa” como única forma de socialismo, esa idea de socialismo vulgar definida teórica y políticamente por Marx en su enjundiosa crítica al Programa del Partido Obrero Alemán. El PCC estando aún con las riendas del poder político deja de plantearse estas condicionantes sin las que no se sentarán las pautas de la revolución socialista.
Ese es el debate revolucionario por el socialismo al que venimos abogando hace más de 25 años de forma coherente y comprometida. Ese es el debate que el PCC le ha prohibido en más de 50 años de poder al pueblo cubano.
La resaca moral que deja la visita a Cuba del representante de la oligarquía imperialista norteamericana es profundamente lacerante. Mañana llegarán los Rolling Stones y la Ciudad Deportiva se llenará como se llenó el estadio Latinoamericano para el partido entre el Equipo Cuba y los Tampa Bay Rays. Una gran operadora multinacional norteamericana se une a las semejantes de Europa y se hace con tres hoteles emblemáticos de la Habana. Un primer lujoso condominio para el golf y el asentamiento inmobiliario con derecho a usufructo sobre la tierra por 99 años fuera del alcance de los cubanos se siembra en las afueras de la Habana, mientras la vivienda se convierte en una mercancía y sigue siendo un derecho abandonado para los cubanos. Una fábrica de tractores norteamericana se hará con el monopolio del capital industrial para la agricultura privada, sin que la idea de un convenio con alguna fábrica belosura para el desarrollo de las nuevas formas de agricultura cooperativa que hagan de Cuba una potencia socialista en la agroindustria brilla por su ausencia. Una corriente de capital privado sin control social ni estatal entra hacia la naciente propiedad privada empresarial que ya emplea precariamente como asalariados el 27% de la fuerza de trabajo del país y que ahora el Presidente yanqui promete dotar de más capital y vías expeditas de expansion y explotación, animando al President Raúl Castro a que no tenga miedo a los cambios que algo tibiamente él mismo ha iniciado. De ello depende el desarrollo de la pequeña y mediana burguesía propietaria cubana. La alta burguesía se encuba en la burocracia que se convierte ley mediante en gerente de las empresas estatales, mietras que la idea de los consejos obreros/trabajadores en plena congestión social de las empresas estatales se hace a un lado. Así se siembra el germen de los intereses privatizadores del patrimonio nacional que irán tomando cuerpo. Una mega inversión de multinacionales levanta el mayor puerto de contenedores del Caribe y Centroamérica con una zona de libre comercio al estilo de los enclaves explotadores de mano de obra calificada y barata que siembran en los países del capitalismo dependiente.
Cuba entra por el clásico embudo en el imaginario y el mundo de las relaciones sociales y económicas capitalistas. Lo que está sucediendo está marcando un viraje dramático en la historia de Cuba. ¿Qué espera el pueblo cubano dejándose ilusionar con la nueva era capitalista que sin su voz se teje como el nuevo socialismo en Cuba?
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