martes, 1 de marzo de 2016

.- Infame concesión a la canadiense Gold Reserve para destruir los bosques al sur de Venezuela
.- Ambientalistas venezolanos acusan a la empresa minera de ser la principal responsable del ecocidio en el Esequibo venezolano


El gobierno venezolano acaba de otorgar una licencia de explotación de minería a cielo abierto en el sureste del país a la empresa aurífera canadiense Gold Reserve, ademas de dos chinas y una congoleña.  Entre los argumentos que se dio para resaltar la importancia de otorgar esta concesión es que esa actividad minera será supervisada para que no sea contaminante y que ira más allá de proteger a la biodiversidad, porque con ella se llegará al Ecosocialismo.

Cuando Ana Elisa Osorio fue Ministra del Ambiente, firmo una resolución donde señalaba la decisión de  revocar el  permiso ambiental a la empresa Gold Reserve en sus operaciones en el proyecto “Las Brisas”, Inc. (en la misma área donde ahora se les otorgo la concesión) pues se verificó que el daño ambiental es irreversible en el área de influencia.

Osorio declaró que “No se otorgarán permisos ambientales para la explotación de minas a cielo abierto pues esto causa degradación ambiental”… “Estos permisos no son negociables, por su afectación al ambiente y a las comunidades que viven en el mismo”.  En el lenguaje técnico del ministerio expresaron: para la explotación del mineral que se realiza a cielo abierto, utilizan un circuito de procesamiento convencional de concentración gravitacional y de lixiviación con cianuro: el cual implica remover la cubierta vegetal y la contaminación letal de las fuentes de agua.

Por supuesto que las autoridades ambientales saben lo catastrófico que significa autorizar a esta súpercorporación para explotar oro al sur del Estado Bolívar, debido a que  la minería a cielo abierto utiliza, de manera intensiva, grandes cantidades de cianuro, sustancia muy tóxica, que permite recuperar el oro del resto del material removido. Para desarrollar todo este proceso, se requiere que el yacimiento abarque grandes extensiones y que se encuentre cerca de la superficie.

Como parte del proceso, se cavan cráteres gigantescos, que pueden llegar a tener más de 150 hectáreas de extensión y más de 500 metros de profundidad. Alrededor de esta actividad el olor fétido es el común denominador, producto de la mortandad que se produce por envenenamiento de la fauna silvestre. Ninguna actividad industrial es tan agresiva ambiental, social y culturalmente como la minería a cielo abierto a tal punto que en los países desarrollados está prohibida esta práctica. Un ejemplo de ello, de no permitir este tipo de ecocidios en su ambiente es Canadá, país de origen de la Gold Reserve.

Los graves accidentes y el pasivo ambiental que ha ocasionado esta  minería a cielo abierto y a gran escala en las distintas partes del mundo y la amplia extensión de zonas contaminadas sentaron precedentes que conllevaron a muchos países a prohibir este tipo de explotación minera, entre ellos los países del primer mundo, la Comunidad Europea, Turquía (año 1997); República Checa (año 2000); Nueva Gales, Australia (año 2000), Costa Rica (año 2002), Alemania (año 2002), Argentina (año 2012). Así mismo, cientos de confrontaciones y protestas sociales se han generados en los últimos años en Latinoamérica, por los daños irreparables en los bosques de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Perú, Argentina, Chile, Brasil, Colombia y Ecuador.

Recientemente Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, cardenal hondureño y arzobispo de Tegucigalpa, criticó públicamente la concesión de minas que abarca casi un tercio de su país y sobre los ecocidios en Latinoamérica producto de la minería a cielo abierto. "La explotación indiscriminada de nuestras minas y bosques sin compromiso ético está poniendo en riesgo al mismo propósito de la creación: la vida humana y las futuras generaciones", declaró el purpurado.

El convenio con la minera canadiense se suscribió en un evento donde el gobierno venezolano acordó con empresas chinas y africanas la exploración y explotación de un área denominada el "Arco Minero del Orinoco" que consta de cuatro bloques: Área 1, de 24.717 kilómetros cuadrados (km2), limitada por el río Cuchivero (coltán y diamante); Área 2, de 17.246 km2, limitada por los ríos Cuchivero y Aro, (minerales no metálicos y oro aluvional); Área 3, de 29.730 km2, limitada con el río Aro (hierro y bauxita); Área 4, de 40.152 km2 (oro).

El gobierno venezolano entrega concesiones mineras a las mismas corporaciones que ilegalmente explotan a cielo abierto en el Esequibo venezolano. Siendo estas mineras las responsables del infame ecocidio que actualmente se está perpetrando en la región en reclamación. Estamos entregando una licencia para matar, en un área que ya está en los actuales momentos seriamente lesionada por la minería legal “supervisada” y la ilegal que también está "bien supervisada”.

Que rápido se nos olvidó el 5to Objetivo de la patria: “Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”.

Para mayor información, puede contactarnos por los teléfonos 0414-662.05.62 y 0416-561.55.16, o por el correo electrónico azulambientalistas@gmail.com.

Fundación Azul Ambientalistas

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