Earle Herrera: La maldita historia

Empleo el artículo determinado porque no aludo a una historia de tantas, sino a la historia. La palabra “maldita” la uso, no como imprecación, sino en el sentido coloquial anglosajón. Charles Richter llamaba a su instrumento para medir terremotos “la escala maldita”. Hago la acotación porque si se le habla a la oposición de su pasado, sea del pacto de Punto Fijo o de las guarimbas de antier, le refutan que usted no sale de la “maldita historia”.

Olvidar es una necesidad. Carmona no existió, ni las guayas, ni el descuartizador convicto y confeso. Este miércoles la sesión de la Comisión de Medios de la AN estuvo interesante por una razón: la presencia de un curso de Comunicación Social de la Ucab. Los estudiantes escucharon a los oradores con atención y respeto, no como las barras que la directiva mete en la AN para sabotear al Bloque de la Patria y aplaudir sus insufribles gorgoteos discursivos. Estábamos allí dos diputados bolivarianos, frente a siete de la derecha, más dos ONG y el Sntp antichavistas. Los medios privados ya saben de qué lado están.

Los discursos fueron -obvio- contra el Gobierno, así como los informes y un video calculadamente musicalizado. Abundaron los descalificativos, acusaciones sin prueba y los lugares comunes que caracterizan hasta el hastío los documentos de la SIP, la Cidh y todas las ONG financiadas por EEUU y Europa. En ese contexto, no perdí el tiempo respondiendo la cantaleta contra lo que llaman “el régimen”. La presencia de los jóvenes revivió en mí el profesor universitario que soy. A ellos me dirigí y siempre lo hice con lenguaje académico y finalidad pedagógica.

Si los llevaron como barra, perdieron el tiempo. A pesar de que todos los discursos opositores terminaban llamando al referéndum y a acabar con el “régimen”, al final los estudiantes de comunicación me solicitaron una entrevista y con ellos me quedé. Hicieron todas las preguntas que quisieron y a todas respondí. Se interesaron incluso en conocer más, así a la MUD no le guste, de lo que la oposición pro amnesia llama… “la maldita historia”.