miércoles, 13 de enero de 2016

La Avanzadora
Este 12 de enero, cuando se cumplen 226 años del nacimiento de Juana Ramírez, los restos simbólicos de la luchadora independentista conocida como La Avanzadora reposan en el Panteón Nacional, en Caracas, junto a otros héroes de la historia venezolana.
El pasado 23 de octubre, tras una ruta de homenajes en los estados Monagas, Anzoátegui y Miranda, los restos simbólicos de Juana Ramírez fueron sembrados en Caracas convirtiéndola en la séptima mujer que ingresa al templo de los héroes nacionales y la tercera honrada durante los años de la Revolución, después de Manuela Sáenz y Josefa Camejo.
En la aprobación del proyecto de acuerdo en conmemoración a los 225 años del nacimiento y 159 del fallecimiento de la heroína, la diputada y líder feminista María León destacó que el homenaje hecho a Ramírez fue también un reconocimiento a todas las mujeres luchadoras del país, las cuales, así como los negros y los pobres, habían sido invisibilizadas por la historiografía del país.
Esta mujer —nombrada La Avanzadora por ser la lideresa de una unidad de artillería conformada por mujeres que sirvió a la causa independentista— nació en 1790 de la unión del General Andrés Rojas y la esclava Guadalupe Ramírez, en Chaguaramal, municipio Piar del estado Monagas.
Desde temprana edad mostró su carácter imponente, heredado de una madre africana que había sido traída hasta Venezuela y comprada por la familia del General Rojas para trabajar en su casa; y de su padre, que en un gesto distinto al de su tiempo, acogió a Juana como su hija y le pidió a su hermana Teresa Ramírez que la cuidara y criara, narra el artículo de Francisco Natera Amundaraín, Juana Ramírez, la avanzadora, publicado en Aporrea.org en 2013.
Dada la admiración que Juana generaba en quienes la conocían por sus ideales patriotas, Rojas la incorporó a los combates por la independencia y, juntos, desde Maturín, capital monaguense, crearon un movimiento similar al de Los Sin Camisa, que conformado por partidos liberales de artesanos, milicianos, pardos y esclavos libertos se movilizaban en Caracas y La Guaira proclamando la libertad.
Así, el ideal revolucionario de la familia Rojas y otros habitantes de Maturín se conoció en Caracas, donde por órdenes del Capitán General de Venezuela, Domingo de Monteverde, se decidió enviar a los Generales Zuazola y De La Hoz para acallar a los activistas.
Juana y los maturinences resistieron y los dos agresores vieron frustradas sus intenciones de tomar el pueblo. Por ello, Monteverde decidió ir personalmente a enfrentarlos en una contienda que se llevó a cabo el 25 de mayo de 1813.
Los republicanos dirigidos por José Francisco Bermúdez, el General Manuel Piar y José Tadeo Monagas defendieron a Maturín, conjuntamente con la Batería de Mujeres, batallón conformado por las mujeres de la zona, quienes habían sido formadas por Piar para disparar los cañones y pelear con los hombres por la independencia. Juana era la cabeza de mando de aquel pelotón.
Durante el enfrentamiento con Monteverde, Juana Ramírez fue la primera en avanzar hacia el ataque utilizando la espada de un realista caído. Producto de ese acto aguerrido recibe el nombre de “La Avanzadora” por parte de Piar.
Dos mil hombres esperaron al Capitán General quien también venía un con ejército numeroso. Al cabo de las cuatro de la tarde se estaban terminando las municiones de los patriotas y el comandante Felipe Carrasquel ordenó a Juana con su Batería de mujeres ir contra el enemigo.
Entre el humo de los incendios provocados por los cañones y la tierra alzada por los caballos, un batallón de guerreras se dirigía hacia Monteverde, cuando éste las vio huyó abandonando a los soldados realistas en el campo. La causa independentista resultó triunfante y gracias a esa estrategia los patriotas ganaron armas, municiones, 6.000 pesos de plata y 3 cañones, resalta el texto de Natera.
Al término de cada batalla, Juana y su pelotón se dedicaba a curar a los heridos y a enterrar los muertos patriotas o realistas.
Un año después, en 1814, Maturín cayó bajo el poder del español Morales, quien arrasó la aldea, quemó todas las casas y asesinó a todos los ancianos, niños y mujeres que pudo. La mayoría de esa población era caraqueña y del centro del país que se fueron a Oriente cuando el también español José Tomás Boves entró a Caracas.
Juana y sus compañeras huyeron hacia las montañas para seguir la lucha como guerrilleras. Esa derrota las fortaleció para luego hostigar diariamente a los realistas que permanecían acantonados en Maturín. Así, las Avanzadoras abandonaron sus cañones y comenzaron a portar pistolas, machetes, arcos con flechas, para seguir luchando junto a las tropas patriotas.
En 1821 se casó con un patriota con el que tuvo al menos cinco hijas. Finalizada la guerra, permaneció en Maturín, donde murió en 1856, a la edad de 66 años. Sus restos fueron enterrados en la Parroquia San Vicente de esa ciudad, en un panteón construido para tal fin, el cual fue elevado a monumento Histórico por la Asamblea Legislativa de ese estado en 1986.
La gesta de La Avanzadora fue reconocida por el presidente Nicolás Maduro, quien en el 23 de julio de 2013 dio la orden de trasladar los restos simbólicos de Juana al Panteón Nacional, lugar donde reposa el Libertador Simón Bolívar, en tributo a su ejemplo de mujer revolucionaria.

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