Néstor Francia/Análisis de Entorno: Retrospección y Prospección
El sábado tuvimos el honor y sentimos el sereno orgullo de ser juramentados por el Presidente Maduro como miembros del Comité Promotor del Congreso de la Patria. Agradecemos al Presidente el haber evocado nuestros años mozos (él más que yo) en aquella difícil lucha revolucionaria de los años 70, cuando ya se asomaban los últimos síntomas de la cruenta derrota que asestó el imperialismo a los revolucionarios venezolanos en esa época. Quedamos políticamente diezmados, representados por débiles fuerzas, como el Partido Comunista, reducido entonces a su mínima expresión, y los grupos radicales sobrevivientes, y por algunos sectores del MAS, que ya había tomado su rumbo sin regreso a la deriva socialdemócrata. Hay que luchar para que un derrumbe de tal magnitud no ocurra de nuevo.
En el acto del sábado, en el Cuartel de la Montaña, mientras los representantes del pueblo chavista se expresaban con alto espíritu combativo y los dirigentes expresaban los lineamientos del Congreso, pasaron por nuestra mente distintas reflexiones, como suele suceder en nuestra febril cabeza política, dada a buscarle la quinta pata al gato y amiga de la inquietud, de la maravillosa duda, de las inquisiciones, de la aceptación irreductible de que ninguna teoría, ninguna opinión, ninguna creencia puede torcer el terco predominio de la realidad, que no cabe en dogma alguno, en lugares comunes, el frases hechas, en convencionalismos políticos de ningún tipo o tendencia.
Reflexionamos sobre por qué a un Congreso de la Patria se le estaba dando tal carácter exclusivamente chavista (el backing con las imágenes del Bolívar “chavista” y la imagen inolvidable del Comandante Chávez), las frecuentes franelas con los ojitos de Chávez, el predominio en la audiencia de los símbolos del chavismo, las consigna chavistas, el discurso de la dirigencia inconfundiblemente chavista. Hasta ese día nosotros, confundidos, pensábamos que eso no era más que sectarismo. Estábamos equivocados, según creemos ahora, y nos vamos a explicar.
El Vicepresidente Aristóbulo Istúriz, en su discurso durante el evento, planteó que lo electoral es solo una de las formas de lucha de los revolucionarios. Este dato es trascendente y no podemos obviarlo. Sin ninguna duda, las nuevas luchas de América por su independencia están sometidas a una creciente presión conspiradora que tiende a configurar un escenario extremadamente conflictivo y polarizado, que presagia tormentas políticas de alta intensidad que podrían conducir inclusive a la eclosión de enfrentamientos violentos generalizados.
En Venezuela, particularmente, esa conspiración cobra altísimos decibeles, potenciados por la lamentable derrota electoral del 6D. Acoso internacional como contra ninguna otra nación de este continente, conflicto constitucional atizado por una oposición que considera llegado el momento de saldar cuentas con la Revolución, continuación de los ataques contra la economía, amenaza expresa de truncar el período presidencial de Nicolás Maduro, ataque inclemente contra el modelo de inclusión que inauguró Hugo Chávez.
En ese contexto, pleno de ingentes peligros, es que debe ser ubicado el Congreso de la Patria. Con acierto, la dirigencia revolucionaria se ha propuesto cohesionar, organizar, moralizar y repontenciar la vanguardia política y social de la Patria a fin de prepararla para los nuevos y grandes combates que se avecinan. La dirigencia está preparando a los ejércitos patriotas que, cruenta o incruentamente, defenderán la Patria, en esta segunda guerra de independencia, ante la intención del Imperio de revertir los avances de las fuerzas independentistas y de los caminos de justicia social que se han abierto. Nosotros asumimos este compromiso a plenitud, entendiendo que nuestro pueblo está transitando grandes dificultades y enfrentando monumentales enemigos, y que ahora más que nunca necesitamos unidad, lucha, batalla y victoria.
Ahora bien, no podemos en modo alguno olvidar que nuestra derrota es también consecuencia de graves errores que hemos venido cometiendo y que si no superamos, se nos cobrarán en nuevos descalabros. En su intervención del sábado en el Cuartel de la Montaña, el presidente Maduro llamó a una renovación profunda, y a un cambio radical de nuestra forma de hacer política y en nuestros métodos de trabajo. Dejaron igualmente en claro, tanto Maduro como Istúriz, que este Congreso no puede ser un ejercicio burocrático y que solo tendrá sentido en la medida en que se convierta en un muy activo factor de movilización y organización popular. No es un Congreso a puertas cerradas, de salón, sino un ejercicio de calle. Sus escenarios son los barrios, las fábricas, los campos petroleros, los predios campesinos, las universidades, los liceos. Reside allí, en las ardientes calles, el principal espacio donde ha de renacer el espíritu de la Revolución. “Rebelión Victoriosa” es el lema del Congreso. Que así sea.
Hoy se va a realizar la primera reunión del Comité Promotor del Congreso. Ahí presentaremos la propuesta de que ese Comité dé el ejemplo. Que además de las naturales reuniones atinentes a las tareas organizativas diversas, desde mañana mismo nos echemos a la calle. Llevamos ideas concretas de presencia en distintas parroquias caraqueñas, instalando en ellas comités populares del Congreso, y que creemos equipos para que la semana próxima nos movilicemos como Comité a distintas regiones del país. Si este Comité se convirtiera en una encerrona de notables, no estaríamos cumpliendo el solemne juramento que hemos hecho. Calle o nada, ese debe ser un concepto principalísimo del Congreso de la Patria.
Por otro lado, se siguen realizando, con resultados hasta ahora muy interesantes, las reuniones atinentes a los distintos motores productivos. El camino de apertura debe mantenerse, acompañado de medidas concretas que ya se vienen delineando en esas reuniones en las que participa el sector privado, junto a trabajadores, organismos de poder popular y representantes del Estado. Hay una relevante tarea comunicacional, que es también del Congreso de la Patria: la transformación de las expectativas en esperanza. La situación económica del pueblo no ha mejorado un ápice, y en algunos sentidos ha empeorado. No estamos cerca de salir del hueco donde nos hemos hundido, con una “pequeña ayuda” de nuestros enemigos, parafraseando a The Beatles. Los nubarrones están allí y el sol tarda en salir. Falta mucho por hacer.
Entretanto, el miércoles próximo se realizará en Quito la cumbre de la CELAC. El canalla de Macri anunció que no va a ir, quizá es su respuesta al anuncio de Maduro de que se las iba a cantar claras y que pondría los puntos sobre las íes en el tema del respeto a la soberanía y a la diversidad como condición para preservar la integración latinoamericana y caribeña. Este redomado burgués y pro imperialista argentino es una de las fichas principales de la contraofensiva imperial y oligárquica contra nuestros pueblos. Es correcto enfrentarlo por toda la calle del medio y ponerlo en su lugar. Por ahora el canalla huye por la derecha, pero no tendrá donde esconderse ante la respuesta popular continental que ya comienza a recibir.
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