domingo, 16 de abril de 2017



CUARENTA MATAS

Federico Ruiz Tirado

¿Qué busca y de dónde viene esta oposición que llamamos a veces por comodidad de "derecha? Es muy probable que hayan emergido de los eslabones recónditos de aquellos que merodearon el mito del Dorado, o de los sótanos de una las tres naves transoceánicas que se equivocaron de rumbo.
El peregrinaje quizás importe tanto como su nacimiento facho: de los escombros de la Edad Media, de los Templos obscuros de los tiempos, esos que a Humberto Eco le encantaban para ostentar tanta erudicción. Pero, en realidad, en este instante, más me importa saber qué es lo que busca en esta era que deambula alrededor de la órbita donde las corrientes civilizatorias dejan mucho que pensar, donde la crisis de doctrinas y conceptos naufragan sobre un barquito de papel, como una canción de Serrat.
El tema llama mi atención, pero como alguien que descubre lo arduo y estrafalario que debe ser buscarle dimensiones a lo dialéctico.
Debo reconocer que éste es un tema, por lo demás,  cuyo posible y progresivo debate o abordaje tiene visos infinitos y a lo mejor hasta no deseables en la vorágine de las redes o  en el Teresa Carreño, o en la sobremesa de una familia de tradición marxista o comunista, cualquiera sea su pensamiento añadido, desde Lenin, Mao o hasta Rosa Luxemburgo.
Escribo y mientras lo intento me siento atormentado por el eco de una canción que odio, siempre la he odiado, de José Luis Perales, que suena y suena y suena como una perinola, esa que reza y pregunta a alguien "a qué dedica el tiempo libre". De pronto me pregunté qué carajo hago yo aquí. De pronto sentí que muchas ideas van de un lado a otro de mi cabeza. Recordé asuntos que echan lágrimas y duelen cuando llueve, como hoy, por ejemplo. Salto de la cama, voy a la cocina: no hay queso, no hay mermelada, no hay pan. ¿Será que me he peleado conmigo mismo, me pregunto. Entonces pienso en Chávez y me digo en voz alta  ¿De dónde provino ese hallazgo de Hugo con la obra y la persona de István Mészáros y por qué, también, advirtió, que era "una lectura difícil".
Fue un pensamiento que emergió de este negruzco cielo de Caracas a esta hora y del bombardeo de tiwters, alertas de bombas, mensajes y los consabidos tufillos de guerra asimétrica y la agudeza expresiva de propios y extraños.
Pensando en Chávez, recordé a Maneiro y a Ruiz Guevara, nuestro Padre. Maneiro me dijo una vez -y lo escribió en una especie de decálogo en una hermosa revista de La Causa R y a su estilo ("asumimos el marxismo"), que Marx había sido un hombre muy agudo porque el abordaje que hizo del mundo superó todas las filosofías anteriores y eso le brindó una categoría o un instrumento de análisis que se llamó y se llama el materialismo dialéctico. También me dijo algo de Engels que no recuerdo. Lo demás se sabe: con el Materialismo Dialéctico se podía no sólo interpretar sino transformar el mundo. Cuando se refirió a Lenin (Maneiro era tan volao!) que me dijo: "Eso está más claro que el agua en El Estado y la Revolución, busca y lee a Lenin y verás"
Y mi Padre, un día, me dijo: dile a Hugo que no invente tantas vainas: que cierre los medios de comunicación y decrete la dictadura del proletariado".
Yo, de verdad, y después que Chávez asumió el marxismo, nunca lo  dudé,  que era así, sin que tal cosa significara usar un babero o una escarapela que diga "mira, tú, yo soy marxista y qué!". Pero ahí están El Manifiesto Comunista y la Ideología Alemana, así como está la historia escrita por Bolívar y Miranda, los episodios de las Repúblicas, las proclamas, las cartas de Manuelita, las señas de ese puñado de libertadores.
Mucho tiempo ha pasado desde entonces y la lucha de clases es la lucha de clases. Quizás hayan cambiado -seguro que sí- las modalidades de quienes se oponen a estas máximas.
Neoliberales, socialdemócratasas, anarquistas anti reformistas, reformistas anti feministas. Feministas marxistas pero no cristianos porque Cristo era un macho de pelo en pecho. En fin.
Pero y la derecha? Quién está detrás, hoy día, de estos imbéciles tarifados (unos); detrás o delante de estos seres humanos descompuestos, que ostentan su pérdida del sentido de la vida (será ese el llamado Lumpen? y por unos cuántos bolívares adquieren el rol de Guarimberos, como si éstos fueran actores de la lucha de clases y motores de la contradicción principal (¿verdad, Manuel Silva). Son de derecha estos seres casi desechables que unos hijos de Papá y Mamá tarifan para hacerlos fuerza motriz de un método de lucha históricamente llamado "el foquismo" o "el terrorismo"?
Bueno, me extendí. Quiero resumir: ¿Existe la Derecha, en quién o en quienes se inspiran, en el Espíritu Santo, en Escriva de Balaguer, en Musolini, en Franco, en Almagro, en Ramón Guillermo Aveledo; cual libraco de los siglos de los siglos los guía?
Comparto la idea, por último, de quienes piensan que el cordón umbilical de estos caballeros, tiene su punta mojada de líquido amniótico con el ser antirepublicano. Así pasó con Bolívar. Y con Chávez. No les gusta aquello que en España, muerto Franco, jocosamente se llamó "el destape", que, salvando ética y políticamente las distancias, no es lo que vive la Venezuela chavista: lo de aquí es inclusión social, nueva institucionalidad, nuevos actores: antiimperialismo, legitimación de la soberanía.  Esta gentuza quiere acabar con qué o con quién? ¿Con Maduro, con el modelo, con la institucionalidad nacida en el 99, con el imaginario chavista?
Gracias a aquellos que leerán esta proclama y, también a José Luis Perales, que sigue sin cesar su cancioncita, por cierto la más aburrida canción del maravilloso destape español.


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