CARACTERIZAR LA GUERRA
Federico Ruiz Tirado
I
Digo
que a mí me ha impactado mucho esta operación que, ciertamente, tiene en su
elenco “protagónico” al sociólogo y exbanquero Tulio Hernández. Pero, veamos –o
intentemos- buscar debajo de la superficie mediática, dónde se esconden o
habitan las serpientes. Hernández es de algún modo una escarapela de la colección
de Maléfica, a quien le dieron anticipadamente unas golosinas para mostrar la
carnadura del monstruo. Abajo, en el lodazal, reina el mal, y quizás no tan
metafóricamente como en las novelas de Sábato, donde los ciegos son los que
obedecen a los malignos videntes.
II
No
es algo tan simple su traducción (y por
lo tanto su semantización), sobre todo en un país donde hacer una conjetura
puede ser motivo de horóscopo, de damero, de algo lúdico, aun cuando la vida de
la madre que te parió podría estar minada de peligros letales. Le importa un
comino a alguien saber que yo soy, por naturaleza, pesimista. Me lo dice el
espejo. La verdad es que eso ni me quita ni me pone porque, si a ver vamos, yo
no soy sino un Don Nadie, que no posee credenciales ni tarjetas de créditos. Pero
eso no me quita lo bailao, y pienso por lo mismo de que se trata de una
práctica típicamente fascista que ya se produjo y cobró una vida y podría tomar
cuerpo en la calle, donde el chavismo cultiva un liderazgo histórico importante
y se conjugan nuestro poder de convocatoria, la voluntad entusiasta de muchos y
otros sentimientos de solidaridad, con la capacidad de resistir y mostrar
nuestra musculatura revolucionaria y chavista.
Lo
vivimos cuando el ecocidio: quemaron árboles, perros, incendiaron el Cerro que
nos identifica más allá de la cancioncita de Ilan Chester. El ecofascismo se
llama eso: desprecio, mirada de hostilidad hacia la belleza de un paisaje,
fobia, calumnia, despotismo, mala leche, encono, ultraje, lo peor que puede
albergarse contra la vida humana, la naturaleza y la energía del cosmo: eso es
el fascismo.
II
Este
"método" me recuerda a "Los curas comunistas" y a las
atrocidades que se relatan en ese libro sobre la Guerra Civil Española y las
prácticas fascistas.
El
asunto de los "materos" y de las "botellas de agua
congelada", por más que Tulio Hernández aparezca como el autor
intelectual, para mí es un asunto discutido, conversadito entre éste y otros
tipejos que militan en el ala fascista del antichavismo, que nos odia a muerte,
que nos quiere lejos.
Eso
no se le ocurrió a Hernández mirando por una baranda de su apartamento. Claro,
fue algo concebido desde "las alturas", un PH, un piso bien alto de
un edificio que les dio la perspectiva de las trágicas consecuencias que
traería el "materismo" o el "botellismo" en el seno de una
multitud que, precisamente, no marcha mirando a ver si la cagan los pájaros.
Si
las autoridades llamadas competentes comprendieran esto, supongo que algo
harían. Pero, sin duda, estamos ante un peligro en un momento de intensa
movilización popular en defensa de la revolución. Algo debemos hacer.
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