EE.UU. prevé ampliar bases militares
Foto: Archivo
YVKE Mundial / Prensa Latina
Las críticas a la campaña de Estados Unidos contra el Estado Islámico (EI) en Iraq y Siria llevan a la Casa Blanca a retomar el propósito de expandir sus bases militares en África y Medio Oriente.
Quienes rechazan la actual estrategia del presidente Barack Obama aseguran que más de cinco mil ataques aéreos contra objetivos de los fundamentalistas en ambas naciones árabes, en el caso sirio contra la voluntad de su Gobierno, no fueron capaces de anular las capacidades ofensivas de dicho grupo extremista.
El plan más "novedoso" del Pentágono retoma una vieja aspiración del mando político militar estadounidense: establecer (o a estas alturas consolidar) toda una red de enclaves castrenses, también en el suroeste de Asia, con el pretexto de facilitar la lucha contra el terrorismo.
Estas instalaciones, que acogerían desde 500 hasta cinco mil efectivos cada una, tendrían como misión principal obtener información de inteligencia y realizar ataques aéreos contra los grupos terroristas que operan en dicha región, tanto del EI, Al Qaeda como casi una decena de sus afiliados.
El programa prevé ampliar la infraestructura que ahora existe en Djibouti y Afganistán y otros enclaves más pequeños en Níger y Camerún. Los militares también impulsan la idea de fortalecer una base en la norteña ciudad iraquí de Erbil, donde ya hay desplegados cerca de cuatro mil militares estadounidenses.
En medio de este debate, altos jefes militares aconsejaron a la Casa Blanca que esta serie de cuarteles en ultramar servirían como sede a las unidades de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) y funcionarios de los servicios de espionaje.
Según un artículo que publica el diario The New York Times, los asentamientos bélicos facilitarían la realización de misiones antiterroristas en el futuro predecible y a la vez garantizarían la permanencia prolongada de oficiales y soldados norteamericanos en esta zona, una de las más volátiles del mundo.
Pero la idea no es nueva, pues tras el atentado en septiembre de 2012 contra el consulado de Estados Unidos en la ciudad libia de Bengasi, donde murieron el embajador Christopher Stevens y otros tres diplomáticos, el Departamento de Defensa tomó medidas para responder con urgencia a situaciones similares en el futuro.
Fue así que surgió la Fuerza de Tarea Combinada Conjunta del Cuerno de África, ubicada en Camp Lemonnier, Djibouti, bajo el mando del general Wayne Grigsby.
Además, la Casa Blanca ordenó en 2013 el despliegue de unos 500 infantes de Marina en la base militar de Rota, en el sur de España, cuya misión es actuar como elemento de intervención rápida en caso de amenazas a intereses estadounidenses en toda la región.
Desde mediados de 2014 el Pentágono trabaja para establecer o reforzar instalaciones castrenses en países africanos, programa que tenía como actores principales a los llamados Boinas Verdes del Ejército norteamericano.
El proyecto centraba su atención en ese momento en el entrenamiento de centenares de efectivos locales en Libia, Níger, Mauritania y Mali, a un costo cercano a los 70 millones de dólares.
En marzo de 2014 más de 150 elementos de las FOE y personal de apoyo a bordo, llegaron a Uganda para participar en misiones de búsqueda y captura contra el jefe de las bandas antigubernamentales, Joseph Kony, acusado de crímenes de lesa humanidad.
Durante el año pasado, unidades de la primera División de Infantería del Ejército estadounidense, con sede en Fort Riley, estado de Kansas,participaron en más de 100 ejercicios en unos 40 países de la región. Estas actividades se incrementaron en 2015 y en ese contexto, las FOE realizaron el ejercicio multinacional Flintlock, con unidades de Níger, Nigeria, Camerún, Túnez y tuvieron a Chad como la sede principal del evento, dirigido por el Comando de África, cuya jefatura radica en Stuttgart, Alemania.
Unido a estas medidas, el Pentágono implementa una propuesta de altos jefes militares, quienes consideraron hace poco más de un año en un informe al Senado que Estados Unidos debe incrementar en 15 veces sus capacidades de espionaje en ese continente, según reportes del diario Stars and Stripes, especializado en temas castrenses.
Quienes rechazan la actual estrategia del presidente Barack Obama aseguran que más de cinco mil ataques aéreos contra objetivos de los fundamentalistas en ambas naciones árabes, en el caso sirio contra la voluntad de su Gobierno, no fueron capaces de anular las capacidades ofensivas de dicho grupo extremista.
El plan más "novedoso" del Pentágono retoma una vieja aspiración del mando político militar estadounidense: establecer (o a estas alturas consolidar) toda una red de enclaves castrenses, también en el suroeste de Asia, con el pretexto de facilitar la lucha contra el terrorismo.
Estas instalaciones, que acogerían desde 500 hasta cinco mil efectivos cada una, tendrían como misión principal obtener información de inteligencia y realizar ataques aéreos contra los grupos terroristas que operan en dicha región, tanto del EI, Al Qaeda como casi una decena de sus afiliados.
El programa prevé ampliar la infraestructura que ahora existe en Djibouti y Afganistán y otros enclaves más pequeños en Níger y Camerún. Los militares también impulsan la idea de fortalecer una base en la norteña ciudad iraquí de Erbil, donde ya hay desplegados cerca de cuatro mil militares estadounidenses.
En medio de este debate, altos jefes militares aconsejaron a la Casa Blanca que esta serie de cuarteles en ultramar servirían como sede a las unidades de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) y funcionarios de los servicios de espionaje.
Según un artículo que publica el diario The New York Times, los asentamientos bélicos facilitarían la realización de misiones antiterroristas en el futuro predecible y a la vez garantizarían la permanencia prolongada de oficiales y soldados norteamericanos en esta zona, una de las más volátiles del mundo.
Pero la idea no es nueva, pues tras el atentado en septiembre de 2012 contra el consulado de Estados Unidos en la ciudad libia de Bengasi, donde murieron el embajador Christopher Stevens y otros tres diplomáticos, el Departamento de Defensa tomó medidas para responder con urgencia a situaciones similares en el futuro.
Fue así que surgió la Fuerza de Tarea Combinada Conjunta del Cuerno de África, ubicada en Camp Lemonnier, Djibouti, bajo el mando del general Wayne Grigsby.
Además, la Casa Blanca ordenó en 2013 el despliegue de unos 500 infantes de Marina en la base militar de Rota, en el sur de España, cuya misión es actuar como elemento de intervención rápida en caso de amenazas a intereses estadounidenses en toda la región.
Desde mediados de 2014 el Pentágono trabaja para establecer o reforzar instalaciones castrenses en países africanos, programa que tenía como actores principales a los llamados Boinas Verdes del Ejército norteamericano.
El proyecto centraba su atención en ese momento en el entrenamiento de centenares de efectivos locales en Libia, Níger, Mauritania y Mali, a un costo cercano a los 70 millones de dólares.
En marzo de 2014 más de 150 elementos de las FOE y personal de apoyo a bordo, llegaron a Uganda para participar en misiones de búsqueda y captura contra el jefe de las bandas antigubernamentales, Joseph Kony, acusado de crímenes de lesa humanidad.
Durante el año pasado, unidades de la primera División de Infantería del Ejército estadounidense, con sede en Fort Riley, estado de Kansas,participaron en más de 100 ejercicios en unos 40 países de la región. Estas actividades se incrementaron en 2015 y en ese contexto, las FOE realizaron el ejercicio multinacional Flintlock, con unidades de Níger, Nigeria, Camerún, Túnez y tuvieron a Chad como la sede principal del evento, dirigido por el Comando de África, cuya jefatura radica en Stuttgart, Alemania.
Unido a estas medidas, el Pentágono implementa una propuesta de altos jefes militares, quienes consideraron hace poco más de un año en un informe al Senado que Estados Unidos debe incrementar en 15 veces sus capacidades de espionaje en ese continente, según reportes del diario Stars and Stripes, especializado en temas castrenses.
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