Juan Carlos Parisca: Cambios de rumbo en la nueva coyuntura
Recientemente, el 13 de diciembre, se cumplió un año más de la trágica muerte de Argimiro Gabaldón. Aniversario propicio para recordar que entre los rasgos más explícitos de su ideario revolucionario estaba el principio de que la respuesta en los momentos críticos estaba allá abajo, en las “catacumbas del pueblo”, para decirlo en palabras de otro de nuestros líderes históricos, el comandante Chávez.
Pero si bien son las masas del pueblo de abajo las que darán la pauta para enderezar el rumbo, no hay que olvidar que el propio comandante describió la composición del bloque histórico de la revolución con la más amplia participación social. El resultado obtenido recientemente nos indica que un contingente muy importante de ese bloque histórico no comprendió el camino trazado por la dirección. Y ésta, a su vez, tiene que comprender que depender del “voto duro”, como se ha repetido recientemente, es un grave error que revela una tremenda ingenuidad. Como quedó demostrado una buena parte de los beneficiados por la revolución se abstuvo o no votó por ella.
Sin embargo, hay que constatar que la pérdida electoral no puede ocultar: La enorme movilización realizada por el Gran Polo Patriótico. El esfuerzo promocional del Gobierno, encabezado por el propio Presidente Maduro. La calidad de los candidatos de la Revolución, con la representación de los jóvenes y las mujeres. Simplemente no fue suficiente.
¿Qué o cuáles fueron los factores que determinaron el resultado? La escasez de productos de primera necesidad, la inflación y las colas. Fenómenos extendidos a todo el país, a los que no estábamos acostumbrados y que son evitables, sin ninguna duda. Faltaron la harina precocida, el papel higiénico, el aceite de comer, la harina de trigo, los huevos, la pasta, la leche, el azúcar y el café, amén de numerosos rubros medicinales.
Pero garantizar un resultado favorable en el próximo proceso electoral, para lograr que la totalidad de los sectores sociales a que se refería el comandante vuelva a confiar en la Revolución y a votar por ella, la dirección política tiene la obligación de presentar al pueblo una estrategia en dos fases:
Una primera fase, con un plazo cortísimo, digamos de no más de noventa días, para corregir la escasez de artículos de primera necesidad, el descontrol de la tasa de cambio del bolívar, la disminución de la disponibilidad de recursos en manos del Estado derivada de la baja de los precios del petróleo, agravada por el cuantioso subsidio del costo de la gasolina.
Para contrarrestar la escasez de artículos de primera necesidad: Incorporar a todos los que estén en capacidad de producirlos y distribuirlos nacionalmente, siguiendo un plan orquestado por el Estado, en condiciones de igualdad y respeto entre las organizaciones populares y las unidades productivas del sector privado. Al mismo tiempo fortalecer el papel que deben jugar los productores populares, estableciéndoles metas realistas, que estén en capacidad de lograr.
Establecer un solo tipo de cambio, eliminando el sistema en curso, el cual demostró desde la cuarta república su ineficacia.
Por otro lado se deben anunciar los planes para vivir con un valor del barril de petróleo por un precio muy por debajo de los US$ 100. Una situación a la que íbamos a llegar en algún momento. Así como el comandante, desde el primer día del gobierno bolivariano trazó los planes para recuperar un valor del petróleo muy por encima de aquellos ruinosos US$ 7 por barril de la Cuarta República.
Y en la misma dirección, aumentar el precio de la gasolina, para quitarle al presupuesto nacional el castigo de vivir con una gasolina a un precio regalado.
En una segunda fase, pero con el mismo sentido de urgencia: Enunciar un nuevo modelo político y económico que incorpore distintas propuestas que vienen circulando, emanadas del pensamiento y la experiencia de distinguidos especialistas del bloque revolucionario.
Pdvsa debe duplicar sus niveles de producción, cumpliendo lo que se ha prometido tantas veces. Redoblar el esfuerzo para la construcción de la industria de derivados.
Exigir el cese de los ataques a la Fuerza Armada Bolivariana, y prepararse a la vez para hacer frente a una arremetida armada, trabajando conjuntamente y en estrecha alianza con el contingente popular, siguiendo la estrategia formulada en vida por el propio comandante Chávez.
Incrementar un intenso trabajo ideológico. Enunciar definitivamente qué es el socialismo venezolano y acelerar su construcción.
Castigar a los especuladores. A todos los que se han beneficiado de los fondos públicos aprovechando sus posiciones, en el pasado y ahora.
Impulsar el trabajo para la reestructuración del Partido de la Revolución, garantizando su presencia en las bases desde los niveles más bajos.
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