REFLEXIONES
INGENUAS: “MERRY
CHRISTMAS O NAVIDADES PLASTICAS”
Por
Carlos M. Rodríguez C
Muchas formas de
dominación, diversas formas de colonización. Varias maneras de expresar nuestra
enajenación o pensamiento colonizado.
La
primera forma de dominación del hoy llamado continente americano la constituyó
la invasión, conquista y colonización por parte de España; Posteriormente los
Franceses, Ingleses, Holandeses, Portugueses y otros países europeos, que
atraídos por las riquezas minerales invadieron por oleadas.
Al principio se
produjo la aniquilación física de la mayoría parte de los nativos de estas
tierras, una debido a la sobreexplotación, otra al aniquilamiento bélico al
resistirse a la ocupación extranjera.
La posterior forma la
constituyó el mestizaje, con la cual se fue perdiendo, tanto la herencia
genética como cultural de las comunidades autóctonas. Y la primera forma de dominación cultural lo
constituyó la religión al imponer, por la fuerza, la religión cristiana, como
forma de sometimiento sobre las formas religiosas nativas. Posteriormente las
otras manifestaciones culturales tales como usos, costumbres, tradiciones, etc.
Después de esta primera forma de dominación, en un
proceso de solapamiento unos sobre otras, se inicia las dominaciones culturales,
un proceso en el cual, cada centro hegemónico, impuso su forma económica,
cultural y política.
Durante siglos, la
religión inducida a la América Central por el imperio español, fue la católica,
la cual fue mezclándose en un proceso de imbricación cultural con las formas
nativas y las manifestaciones africanas, importadas por la esclavitud. Esta
forma religiosa constituyó la religión oficial de la mayoría de los países en
referencia.
Para efectos de la
Navidad, la religión católica celebra el nacimiento del Niño Jesús, hijo de la
Virgen María y un humilde pastor, José, quienes huyendo del ejército hebreo,
por una orden dada por Herodes para eliminar todos los primogénitos,
solicitaron posada a un pastor, que vivía en Belén, el cual les cedió un
pesebre como alojamiento, en el cual dio a luz María, acompañados por el buey,
la mula, las ovejas, y sobre todo en un ambiente humilde y sencillo.
El Niño Jesús es el
símbolo de la humildad, quien nació en medio de la sencillez, la austeridad, la
humildad, siendo reconocida su majestad por los Reyes Magos, que acudieron a
darle la bienvenida y reconocer su reinado.
Los hogares
latinoamericanos construían pesebres navideños para conmemorar la Navidad, con
pequeños establos de madera, ovejas, pastores, pequeñas casitas que evocaban
las comunidades humildes., adornándolos con ramas secas, musgo, helechos,
pequeñas plantas, y ramas con frutos de caruta, de chaparro de manteco seco, algodón y
pinturas naturales.
El neoliberalismo ha
trastocado esos valores. A través de los medios visuales, la globalización ha
sustituido la imagen del Niño Jesús por el de Santa Claus, un monje vikingo, un
gigantón nórdico, imponente, vestido con el color rojo púrpura de la Coca Cola,
de cuya imagen adquirió los derechos, sustituyendo las tímidas ovejas por los
altivos renos que tiran de un trineo lujoso, símbolo de la riqueza del mercado.
El pesebre navideño se
sustituyó por el árbol de navidad, un árbol de pino de las regiones del norte (que rompe con
equilibrio ecológico de las costumbres originaras), adornado con estridentes
lazos, bolas de color abrillantado, cintas multicolores, luces parpadeantes y
estrellas rutilantes, que nada evocan a la humildad de la fecha navideña.
Los villancicos,
parrandas y aguinaldos sustituidos por canciones angloamericanas (Jingle bells,
Silent Nigth y otras), la chicha andina por el Whysky, y la otrora familiar
cena navideña realizada en un hotel o restauran lujoso, que nos muestran el
alarde de riqueza y fatuidad en que se ha convertido dicha celebración (lo
único que viene quedando son las hayacas, el pernil, la ensalada de gallina, el
pan de jamón y el dulce de lechoza).
Y los regalos traídos
por “Santa” cada vez más costosos y caros, para competir con familiares, amigos
y vecinos, en un juego de petulancia, inmodestia, pedantería y presunción
inaudito.
La navidad en el
capitalismo neoliberal nos muestra el nivel más elevado de la triple alienación
del hombre contemporáneo, por un lado la alienación religiosa, por el otro la imposición de la religión
católica asumida como propia, pero por el otro la reificación humana por el
consumismo, el derroche, la transculturación, la fatuidad, la hipocresía y el
engaño.
El pensamiento
revolucionario debe deslastrar al pueblo de esas formas perversas de
interpretar la realidad, construyendo, visibilizando, elaborando formas
autóctonas, racionales y reales de cosmovisiones a fin de avanzar hacia la
liberación del hombre de las ideologías.
Hasta la victoria
siempre. Venceremos
carrodcas@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario