Carta de Navidad a Ilich Ramírez Sánchez
Caracas 24 de diciembre de 2015 Apreciado Camarada Ilich Ramírez Sánchez: La mañana de este día de Navidad me desperté recordando sugerentemente tres cosas: la canción Playa Girón de Silvio Rodríguez, la infinitud del cosmos donde nos debe haber compañía estelar y el asalto del 21 de diciembre de 1975 a la Conferencia de la Opep en Viena, del cual fuiste supremo Comandante.
Te saludo a sabiendas de tu reclusión y de la solidaridad sutil que recibes de los pueblos del mundo. En cada hombre y mujer que lucha a diario por la vida y las cosas humanas elementales más hermosas y sencillas está la memoria de tus hazañas. Hoy que el imperio capitalista se desata contra los pueblos con saña devoradora y mortal, tus acciones militares del siglo pasado cobran una dimensión vital e insoslayable. Tu declaración de guerra activa en el campo de batalla contra los magnates del dinero y los vicios que subyugan el mundo, se levanta como un eco permanente e imperecedero, adelantada a los tiempo que aún se describen, elevándose como un sol de advertencia.
Me siento plenamente orgulloso de aquella operación impecable. Tú y tus estupendos combatientes dejaron a todos los cuerpos de seguridad policial y militar y a los servicios secretos europeos y gringos, en el más estruendoso ridículo. Por más que hayan filmado infamantes películas para dañar tu epopeya, jamás han logrado manchar el talante revolucionario que has logrado forjar y la precisión milimétrica con la que le asestaste los golpes militares más duros que hayan recibido los perros de la guerra. Esto te eleva, no sólo como un Comandante de comandantes de las luchas de los pueblos, sino como el jefe de comando más brillante que haya tenido la revolución mundial.
Así como jamás podrán los serviles jueces del capitalismo, demostrar ensañamiento alguno en tu comportamiento operativo y militar, tampoco podrán silenciar tu esfuerzo, tu formación revolucionaria, tu estatura política, los reyezuelos de la demagogia que hoy pretenden justificar el ahogo en sangre del pueblo palestino por parte del sionismo israelí y el bombardeo inmisericorde de pueblos enteros por causa del apetito petrolero.
Esta noche, querido Camarada Carlos, los pueblos buscarán con justicia plena, la comunión alrededor de la Navidad, y tú, como amante de los pueblos estarás ahí nutriendo esa memoria que será ejemplo imperecedero de lucha por la vida. Un abrazo, Camarada.
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