"PESCADORES" Rafael Pompilio Santeliz
Allí estaba el mar bajo el inmenso cielo ofreciendo su fatal hermosura. Bajo la sombra de una palmera reposaba un pescador acostado en la arena, viendo la delicia marina, justo donde descansan los pájaros viajeros. A su lado, un amigo, compañero de farras y embusterías de mar adentro. Con el litro de caña clara ya por la mitad, le confesó su sentir: -¡Quién tuviera una preocupación, compaió!. Al tiempo llega un “navegao”, de esos con cara de tener plata. -¿Y ustedes, descansandito, no? Interrogó el recién llegado. -Si, si, si, contestaron. Y echándonos el traguito. -¿Y están desempleados, acaso? Preguntó el empresario. -No, mi compai, somos pescadores. Salimos temprano a la mar y ya cumplimos la faena. Hay sancocho para rato. Si gusta lo invito a mi casa. -¡A las nueve de la mañana! Exclamó el gerente. -Si, si. Ya atarrayamos. Los muchachos están comidos y guardamos algo para compartir. -¿Para compartir? ¿Y no van a sacar más peces? inquirió el financiero. -¿Y pa’ qué? Mañana será otro día. - ¿Cómo que para qué? Para crear un excedente, por supuesto. -¿Excedente? Y pa’ qué? -Pues para negociar e ir más allá de sus familias. -¿Y pa’ qué? -Porque vendiéndole a extraños se gana más. -¿Y pa’ qué? - Porque así ahorran y pueden progresar -¿Progresar? y pa’ qué? - Porque eso significa mejorar, tener capacidad adquisitiva. Así pudieras comprarte un camioncito, para empezar. -¿Y pa’ qué? Guardandito pudieras comprar un bote más grande. -¿Y pa’ qué? - Pues con un bote más grande tendrían más capacidad de carga. -¿Y pa’ qué? - Al aumentar la capacidad de carga pudieran vender más y obtener dinero. -¿Y pa’ qué? - Con más dinero pudieras comprar un barco. -¿Y pa’ qué? -Pues con un barco lo llevarías a mayores distancias. -¿Y pa’ qué? ¡Cobrarías flete! Y maximizarías las ganancias. -¿Y pa’ qué? -Te comprarías tu propio frigorífico. -¿Y pa’ qué? -Pues así la mercancía duraría más, por si aumenta la demanda. -¿Y pa’ qué? -Si aumenta la demanda, lo que ofertes tendría mejor precio y habría más dinero. -¿Y pa’ qué? -¡Tendrías tu propia pescadería! -¿Y pa’ qué? -Con la pescadería ¡Aumentarían tus clientes y tu dinero! -¿Y pa’ qué? -Para comprarte una casa bien grande y más espaciosa, para meter de todo. -¿Y pa’ qué? -Pues pudieras comprarte un Televisor de plasma cubierto de cristales Swarovski, por ejemplo. Teléfonos, cámaras, sillas masajeadoras… ¡un Rolex! -¿Y pa’ qué? Y el empresario, ya más reflexivo, lo tomó por un brazo y en tono paternal le aconsejó: -Chico, porque llega un momento en la vida, donde uno lo que debe buscar es la tranquilidad. - Ahh, le contestó el pescador, meciéndose con las olas."
Allí estaba el mar bajo el inmenso cielo ofreciendo su fatal hermosura. Bajo la sombra de una palmera reposaba un pescador acostado en la arena, viendo la delicia marina, justo donde descansan los pájaros viajeros. A su lado, un amigo, compañero de farras y embusterías de mar adentro. Con el litro de caña clara ya por la mitad, le confesó su sentir: -¡Quién tuviera una preocupación, compaió!. Al tiempo llega un “navegao”, de esos con cara de tener plata. -¿Y ustedes, descansandito, no? Interrogó el recién llegado. -Si, si, si, contestaron. Y echándonos el traguito. -¿Y están desempleados, acaso? Preguntó el empresario. -No, mi compai, somos pescadores. Salimos temprano a la mar y ya cumplimos la faena. Hay sancocho para rato. Si gusta lo invito a mi casa. -¡A las nueve de la mañana! Exclamó el gerente. -Si, si. Ya atarrayamos. Los muchachos están comidos y guardamos algo para compartir. -¿Para compartir? ¿Y no van a sacar más peces? inquirió el financiero. -¿Y pa’ qué? Mañana será otro día. - ¿Cómo que para qué? Para crear un excedente, por supuesto. -¿Excedente? Y pa’ qué? -Pues para negociar e ir más allá de sus familias. -¿Y pa’ qué? -Porque vendiéndole a extraños se gana más. -¿Y pa’ qué? - Porque así ahorran y pueden progresar -¿Progresar? y pa’ qué? - Porque eso significa mejorar, tener capacidad adquisitiva. Así pudieras comprarte un camioncito, para empezar. -¿Y pa’ qué? Guardandito pudieras comprar un bote más grande. -¿Y pa’ qué? - Pues con un bote más grande tendrían más capacidad de carga. -¿Y pa’ qué? - Al aumentar la capacidad de carga pudieran vender más y obtener dinero. -¿Y pa’ qué? - Con más dinero pudieras comprar un barco. -¿Y pa’ qué? -Pues con un barco lo llevarías a mayores distancias. -¿Y pa’ qué? ¡Cobrarías flete! Y maximizarías las ganancias. -¿Y pa’ qué? -Te comprarías tu propio frigorífico. -¿Y pa’ qué? -Pues así la mercancía duraría más, por si aumenta la demanda. -¿Y pa’ qué? -Si aumenta la demanda, lo que ofertes tendría mejor precio y habría más dinero. -¿Y pa’ qué? -¡Tendrías tu propia pescadería! -¿Y pa’ qué? -Con la pescadería ¡Aumentarían tus clientes y tu dinero! -¿Y pa’ qué? -Para comprarte una casa bien grande y más espaciosa, para meter de todo. -¿Y pa’ qué? -Pues pudieras comprarte un Televisor de plasma cubierto de cristales Swarovski, por ejemplo. Teléfonos, cámaras, sillas masajeadoras… ¡un Rolex! -¿Y pa’ qué? Y el empresario, ya más reflexivo, lo tomó por un brazo y en tono paternal le aconsejó: -Chico, porque llega un momento en la vida, donde uno lo que debe buscar es la tranquilidad. - Ahh, le contestó el pescador, meciéndose con las olas."
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