Néstor Francia/Análisis de Entorno:
La derecha viene por el oro y el moro
La derecha está apurando el paso en la generación de un ambiente conflictivo que acelere la “salida” de Nicolás Maduro y la caída del Gobierno Bolivariano. En ese empeño no van a cejar y todo indica que cuando dicen que no van a esperar hasta 2019, están hablando muy en serio. Están ya recogiendo todo lo sembrado para cosechar confusión, desaliento, desesperanza y rabia. Por ahí se apareció Delsa Solórzano, quien es presidenta de la Comisión de Política Interior de la AN, reviviendo el muerto de la nacionalidad del Presidente y anunciando que el cuerpo legislador hará una investigación en ese sentido. Uno tiene derecho a preguntarse si con los actuales problemas del país es justo que alguien se esté ocupando de tal leyenda urbana, pero la oposición va a seguir metiendo cuñas en el edificio de la confusión y el caos.
Sobre la vía para cumplir sus designios, no hay unidad de criterios en la derecha. Capriles ha vuelto a plantear la tesis del referéndum revocatorio: “La enmienda será obstaculizada por el Tribunal Supremo de Justicia, pero sobre el referéndum no tienen argumentos posibles. Al activarse, el Gobierno se tendrá que someter a la consulta”, afirmó el gobernador de Miranda, como saliéndole al paso a la Causa R que anda pregonando las bondades de la enmienda constitucional, que parece ser por ahora lo que tiene apoyo mayoritario en la MUD.
El proyecto de enmienda constitucional presentado por la Causa R prevé que el 10 de enero de 2017 tomaría posesión un nuevo presidente, elegido en elecciones que, en ese caso, podrían celebrarse el próximo diciembre.
Lo cierto es que la derecha está apretando el acelerador. El mismo Capriles ha dicho que “Venezuela puede cerrar el año con 700 por ciento de inflación y más de 70 por ciento de escasez. Es una crisis que se acelera cada día y el Gobierno no quiere hacer nada para cambiar ese escenario y ante eso la única opción es cambiar el Gobierno”.
Y mientras trata de apurar las cosas, la oposición pugna por convertirse finalmente en alternativa. Por un lado bate el capote de la demagogia, ahora con la ley que proveerá de bonos de alimentación y medicina a los jubilados, y por la que la bancada revolucionaria, acertadamente, votó a favor para que fuera aprobada de manera unánime. Pero además Julio Borges presentó un proyecto de una llamada Ley para la Producción Nacional. Es una cosa curiosa, porque los cinco puntos esenciales que según Borges contiene esa proyecto, no hacen sino reproducir casi al calco acciones que ya está tomando el Gobierno: incentivos a las empresas para la producción, combatir la burocracia en la asignación de permisos a los industriales y comerciantes, recuperación de las empresas expropiadas, en las que se realice una auditoria de sus sistemas productivo, reactivar y apoyar al sector agropecuario y crear incentivos al sector laboral y a los gremios. Lo único que para la recuperación de las empresas expropiadas, nuestro Gobierno no se plantea reprivatizarlas, al menos no como perspectiva principal, sino revisar su funcionamiento y sus métodos. Esto no excluye, entendemos, la posibilidad de “mestizaje” con algunos productores privados.
Otra paradoja es que la derecha no aprobó el decreto de emergencia económica pero sí promovió y aprobó la declaración de emergencia alimentaria, una manera de seguir vendiendo la idea de que estamos en un hueco profundo del cual no podemos salir, a menos que nos sometamos a su “rescate”.
Por supuesto, la cosa no está fácil y la verdad es que nuestra Revolución está en apuros, lo cual estimula a la derecha para seguir adelante con sus planes contrarrevolucionarios ¿Estamos respondiendo bien nosotros a ese proyecto pro imperialista y neoliberal? Eso sería motivo de otros análisis. Lo cierto es que debemos prepararnos para todo, porque está gente viene por el oro y el moro.
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