Néstor Francia/Análisis de Entorno: Apocalipsis o cambio
Las posibilidades de una gran confrontación nacional, inclusive con algún nivel de violencia, siguen en aumento. La derecha insiste en la búsqueda de fórmulas que le permitan salir del presidente Maduro antes de que se cumplan los lapsos constitucionales del período. La única rendija legal que se le ofrece, el referendo revocatorio, parece cancelada. Cualquier otro atajo sería inconstitucional y dispararía el conflicto. Por su parte, el presidente Maduro ha sido claro en cuanto a cómo actuaría, si se da tal situación: “¿El pueblo va a permitir que la oligarquía, que ganó la Asamblea Nacional por la confusión de un sector de nuestro pueblo, tome el poder político en Miraflores?… Para eso es que nos estamos preparando, para no permitirlo ni por una vía ni por la otra, ni por las buenas ni por las malas”.
Todo esto se está dando en una situación nacional que sigue siendo confusa e impredecible. Números de encuestas recientes indican que el descontento popular ha aumentado como consecuencia de las dificultades económicas, mientras el triunfo de la oposición ha terminado en un nuevo y pesado problema en vez de una solución, ya que el país está en vilo por el constante enfrentamiento institucional. En medio de esto, el chavismo está movilizado aunque ya sus eventos no tienen el arrastre popular que tenían cuando Chávez estaba presente físicamente. El gobierno está activo tratando de capear la tormenta económica, pero los resultados aun no se perciben y no se sabe si habrá tiempo a que se presente alguna mejoría sensible antes de que la situación llegue a una coyuntura de ruptura. Por ahora, todo aparenta ser un albur nada fácil de descifrar. Tal como hemos venido opinando desde hace tiempo, el cielo encapotado anuncia tempestad, eso no ha cambiado.
Ahora bien, estaríamos muy lejos de apuntar a alguna posibilidad de acierto, si solo vemos hacia adentro. En realidad, la Humanidad está a las puertas de una crisis política y social generalizada, en medio de la profunda y prolongada crisis económica mundial del capitalismo, que según todos los analistas autorizados no tiende a mejorar sino más bien a agravarse. Según el reconocido científico social estadounidense Immanuel Wallerstein, “Los daños son hechos concretos, la situación de los Estados Unidos es grave y no es recuperable”. Wallerstein estima que el desenlace ocurrirá dentro de dos o tres años, con resultados caóticos para el sistema mundial porque “no habrá una moneda de reserva internacional” y tampoco existen condiciones para que otra moneda pueda ocupar ese rol. Entonces, con el fin del dólar como reserva mundial, “van a existir cinco, seis o siete monedas importantes, una situación caótica porque habrá fluctuaciones enormes continuas… Ni los gobiernos ni las firmas transnacionales, ni los mega-bancos, ni los individuos sabrán qué hacer. Una incertidumbre enorme paralizará el mundo, especialmente a los inversionistas… la situación en Estados Unidos va a empeorar porque se va a eliminar la posibilidad de que el gobierno sostenga gastos necesarios en este momento, creándose una situación peor que la actual. La fantasía del Tea Party está llevando a Estados Unidos, y por consecuencia a todo el mundo, en dirección de un crac”.
Wallerstein afirma que “Yo veo guerras civiles en múltiples países del norte, sobre todo en Estados Unidos donde la situación es mucho peor que en Europa occidental, aunque allá también hay posibilidades de guerra porque hay un límite hasta el cual la gente ordinaria acepta la degradación de sus posibilidades”. Al margen de que esas predicciones tan graves se produzcan en los plazos y con la intensidad que asoma este analista, lo cierto es que al mundo le espera un futuro incierto, con la clara posibilidad de rebeliones populares de amplio espectro. De modo que la incertidumbre está globalizada y los nubarrones de tempestad van mucho más allá de nuestras fronteras.
Aquí es interesante señalar, de pasada, los cambios culturales que la profunda crisis está produciendo en Estados Unidos. Agencias noticiosas informan que un grupo de demócratas de Nuevo Hampshire se disponía recientemente a cenar en su restaurante mexicano habitual, cuando se lo encontraron repleto debido a una visita del republicano Ted Cruz, ante lo que dieron media vuelta refunfuñando y al grito de “¡Bernie, Bernie, Bernie!”, en referencia al precandidato demócrata a la presidencia Bernie Sanders, quien se presenta con un discurso de avanzada, más liberal que el de todos los otros precandidatos, razón por la cual ha sido calificado por algunos sectores de socialista y hasta de comunista.
Sanders no es un revolucionario socialista, más bien se acerca a los planteamientos de la socialdemocracia europea. Pero que en un país tradicionalmente conservador en política como Estados Unidos un candidato de sus características muestre constantes avances en las encuestas y se coloque detrás de Clinton en las preferencias demócratas es un dato importante sobre cómo está cambiando la cultura política en Estados Unidos y sobre cómo se anuncia el crecimiento sostenido de las aspiraciones de cambio profundo en el pueblo estadounidense.
De estudiante, Sanders fue miembro de la Liga Socialista de la Juventud, activista y organizador de protestas como parte del Movimiento por los Derechos Civiles para el Congreso de Igualdad Racial y el Comité Coordinador Estudiantil No Violento. En 1963 participó en la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad donde Martin Luther King Jr. pronunció su histórico discurso “Yo tengo un sueño”. A lo largo de su trayectoria, Sanders ha mantenido una postura crítica hacia la política exterior estadounidense y fue un vehemente opositor de la Guerra de Irak desde sus inicios. Sanders sostiene posturas progresistas en asuntos como la desigualdad de ingresos, la asistencia universal de salud, la ausencia laboral por maternidad, el cambio climático, los derechos LGBT y la reforma al financiamiento de campañas políticas. También es conocido por luchar a favor de las libertades y de los derechos civiles, y ha sido particularmente crítico respecto a la discriminación racial en el sistema de justicia criminal, así como hacia políticas de vigilancia masiva y el programa de vigilancia de la NSA. En el anuncio de su precandidatura presidencial, Sanders dijo que “No creo que los hombres y mujeres que defendieron la democracia americana lucharan para terminar en un sistema donde los multimillonarios fueran dueños del proceso político”.
El 25 de junio de 2015, The New York Times destacó que Sanders seguía de cerca a Hilary Clinton en un “empate técnico” en las primarias de New Hampshire, que finalmente ganó. El 20 de noviembre de 2015, una encuesta en línea realizada por la NBC mostró que Sanders era el candidato preferido por 33% de los votantes demócratas e independientes, si bien detrás de Clinton por 16 puntos. Sanders continuó mostrando una clara preferencia entre los votantes jóvenes y con 3 puntos porcentuales por debajo de Clinton entre los votantes blancos.
Que un político con tal trayectoria muestre tanto apoyo de un alto número de electores estadounidenses demuestra la velocidad de los cambios políticos y culturales que se están dando en Estados Unidos y es otro anuncio de que las proyecciones de Carlos Marx se están cumpliendo, al menos en el sentido de que el capitalismo marcha hacia una resolución de sus insuperables contradicciones en una lucha entre la gran burguesía monopolista, los explotadores, los que se pasean por el mundo en lujosos yates y aviones, los opulentos amos del planeta, por un lado, y la mayoría cada vez más expropiada, arruinada, vulnerable y postergada, por el otro.
El destino de esa gran conflagración mundial en pleno desarrollo solo puede deparar dos resultados: uno apocalíptico, donde los explotadores lancen una represión a gran escala trágica u opten por el uso de armas de destrucción masiva que dejen a la Humanidad seriamente comprometida, o uno esperanzador donde los hombres se aboquen a la construcción de un mundo nuevo. Es en ese contexto donde se inserta el arduo proceso político venezolano y latinoamericano.
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