¿Por qué un Frente Internacional de la Comunicación Emancipadora ?
Fernando Buen Abad Domínguez
"¡Proletarios de todos los países, uníos!"
(Proletarier aller Länder, vereinigt euch)
No hay tiempo que perder, las oportunidades son de oro
Carlos Marx, que era también un comunicador tozudo, pensaba
que la única manera de librarnos del yugo capitalista era avanzar unidos, no
amontonados, no en tropel, no en estampida, no amorfos... No con cualquier
"Unidad", no uniformes, no sin identidad y no sin diversidad. No
reformistas, no reconciliadores, no olvidadizos. Pensaba en la Unidad para lo inmediato y
para los largos plazos, pensaba en la
Unidad como un salto cualitativo de la conciencia, no utópica
sino concreta, racional y de corazón. Pensaba en la unidad como peldaño
necesario para salir de la prehistoriay construir la etapa verdaderamente
histórica de la humanidad, esta vez sin clases sociales. Pensaba, pues, en una
Unidad rica y sabrosa compendio de las mejores ideas, acciones y voluntades que
se empeñan en impulsar el desarrollo y el bien común a toda costa. Una Unidad
que implica mucho más que acuerdos de coyuntura o episodiosdiplomáticos para
salir del paso. Marx pensaba en una Unidad inmensa y generosa plena de retos y
promesas que se ofreciera siempre dinámica y frondosa en las manos proletarias
que luchan por emanciparse. En fin una Unidad dialéctica y sin simplismos que
sigue siendo asignatura pendiente y desafío nuestro.
No saldremos de las trampas que el capitalismo nos tiende a
mansalva si no logramos construir nuestra Unidad de clase armados con un
programa socialista para la revolución permanente. Hay que insistir en el
problema de la Unidad
y en la trascendencia que tiene aprovechar el tiempo y las oportunidades para
las luchas emancipadoras, reiterar, sin cansancio, lo lamentable que es perder
el tiempo y las oportunidades que pueden ser usados, paradójicamente, en
nuestra contra. Nuestras tareas consisten en estar a favor del proletariado -de
las masas- y de la maduración irreversible de la Unidad. ¿Hay algo acaso
más importante?
El cúmulo de los problemas y estragos que enfrentamos por
ser blanco y víctimas de la ofensiva mass mediaburguesa, de la guerra
ideológica con sus episodios de terrorismo mediático y de la violencia
simbólica contra la conciencia de la clase trabajadora, es de tal calibre y
extensión que, se vea por donde se le vea, siempre queda claro que estamos en
desventaja, en condiciones asimétricas, a veces lentos y muchas veces débiles.
Nada de lo cual quiere decir incapaces. Y no obstante el despojo, el secuestro
y la subordinación de las herramientas para la comunicación, tenemos hoy un
escenario mundial extraordinario donde fermentan y crecen, de manera desigual y
combinada, experiencias emancipadoras que impulsan la liberación honesta de los
caudales expresivos revolucionarios. Es decir la libertad de expresión
verdadera. Pero estamos, por causas muy diversas, atomizados y divididos
mientras las burguesías lo celebran.
Hoy no tenemos manera de eludir la tarea de unirnos en el
sentido en que Marx lo penaba, de unificar fuerzas y talentos para que todos
nuestros medios de comunicación, inspirados en la transformación profunda de la
realidad y la superación definitiva del capitalismo, contribuyan sistemática y
efectivamente, al acenso del proletariado, al florecimiento de la revolución y
a la construcción de su poder socialista. Ha llegado un momento exigente para
luchar por elevar la conciencia de la totalidad del proletariado y poner al
servicio de esa lucha todos nuestros medios y modos de comunicación
democráticos que entienden la lucha por los intereses inmediatos de los
trabajadores y también sus intereses mediatos.
Hoy no hay excusa que valga para eludir la Unidad. Nuestro
interés en la lucha comunicacional emancipadora debe tener por prioridad el
interés del movimiento revolucionario mundial. Es necesario un Frente
Internacional de la Comunicación Emancipadora como acción política la
clase proletaria que hoy cuenta con miles de activistas de la comunicación pero
que no cuentan suficientemente con la
Unidad de programa, de acción y de dirección. Este tiempo es
un tiempo extraordinario que de no aprovecharse puede tronarse en cierto
reflujo, puede generarnos sentimientos de retirada, de merma en el estado del
ánimo, de decepción y abandono. No podemos correr ese riesgo. A estas horas un
continente entero, pese a todos los pesares, conserva e impulsa sus ideales
revolucionarios. No hay excusa para dilatar la Unidad especialmente cuando
el continente enfrenta el momento de nuevas elecciones de jerarquía geopolítica
histórica. Brasil y Venezuela por ejemplo.
Tenemos muchos medios muy desorganizados. Tenemos un terreno
excelente para nuestra propaganda a través de los medios alternativos y
comunitarios, las universidades con algunos estudiantes y profesores críticos,
los medios de los gobiernos democráticos de verdad... tenemos la prensa de
muchos partidos revolucionarios y muchos movimientos sociales y, también
tenemos mítines, discursos, cátedras, asambleas, manifestaciones...
herramientas excelentes que languidecen si no se organizan... si no se unen.
Por desorganizados tenemos periódicos sin lectores,
televisoras públicas sin público, revistas sin audiencias... porque entre otras
calamidades tenemos ciertos sectarismos -de género muy diverso- que ahuyentan a
las masas y desilusionan a los trabajadores. El resultado suele ser que tenemos
pueblos movilizados con urgencias de cambios radicales, que olfatean el rumbo
pero que no encuentran qué leer confiable porque esencialmente perciben
desorganización, tendencias individualistas y tufos burocrático-sectarios. Mal
de males. Así pues, nuestra desorganización se vuelve instrumento de la
burguesía, ella a cambio se organiza y nos derrota.
Y nuestra tarea es ahora la Unidad. Combatir
los vicios que nos des-organizan, impulsar un Frente imbricado hondamente con
las luchas del proletariado. Frente a favor de la revolución cuya comunicación
sea acción de conjunto del proletariado asegurado de englobar a todas las
opiniones, todas las tendencias, con base democrática efectiva y luchar por los
intereses mediatos e inmediatos. Es necesaria la unidad de acción, esa debe ser
nuestra táctica. Unidad de acción contra los reformistas y contra los
sindicaleros corruptos. Unidad de acción que construya un programa muy
flexible, pero al mismo tiempo enérgica, porque la dirección seguirá siendo la
misma. No confundir las tácticas con los principios.
Necesitamos un Frente Internacional de la Comunicación Emancipadora
porque en el tiempo y en las condiciones actuales nuestros triunfos borraran
todo obstáculo psicológico, todo escepticismo, todo desánimo y eso tiene una
gran importancia. Necesitamos la
Unidad en un Frente Internacional de la Comunicación Emancipadora
como resultado de una situación proactiva creada por nosotros en una
organización de acción inmediata completamente dentro de la lógica de las
tareas que nos debemos. Este Frente sentirá la necesidad de hacer toda acción
posible, mediante la propaganda, mítines o demostraciones, hay camaradas que lo
necesitan y lo reclaman, son optimistas y no le tienen miedo a los agentes del
imperialismo. Necesitamos un Frente que de ninguna manera abandone la Unidad organizativa, bajo
ningún concepto abandone la lucha ideológica y mantenga una posición firme en
todas las tareas y tácticas de la
Unidad revolucionaria que exige precisión teórica y política
en interés del porvenir humano. Las condiciones están dadas. ¿NOS UNIMOS?
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