martes, 8 de mayo de 2012


Estudio científico revela que odio a Chávez proviene de horrible debilidad mental

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Durante siete años de ardua investigación, un grupo de pensadores (filósofos, químicos, biólogos, psiquiatras y sociólogos) han podido desvelar gran parte de un funesto enigma, puesto de manifiesto por un buen número de venezolanos, que sin ninguna razón moral o humana se ha dado a la tarea de odiar furibunda y desquiciadamente al Presidente Hugo Chávez.
Rezan para que se muera, le lanzan varias maldiciones al día y se enferman terriblemente cuando lo mientan y cuando se les mienta.
El tema de esta investigación surgió luego del golpe del 11-A y el paro petrolero, en el que vimos apoyando estas insólitas acciones contra nuestro país, a personas hasta entonces tenidas por cuerdas, serenas, reflexivas, amantes de su patria (que les había dado todo); algunos revestido de cierto talento, otros que figuraban como artistas, una gran mayoría de ellos profesores universitarios y académicos, curtidos con vistosos galardones científicos, casi todos pertenecientes a la clase media y alta; otros, quienes hasta hacía poco figuraban como elocuentes representantes anti-sistema, luchadores comunistas o ardorosos antiimperialistas, además de ser fervientes amigos de la revolución cubana.
A algunos estudiosos de nuestra historia repentinamente les invadió un desprecio profundo hacia la figura de nuestra Libertador como si nunca antes la hubiesen conocido correctamente.
Pues bien, se produjo en toda esta clase de personajes, un extraño, insólito y aberrante vuelco, y entonces este grupo de investigadores decidió que aquello había que analizarlo serena y científicamente.
Recuerdo que parte de este trabajo lo encaró con algunas ideas, nuestro querido y ya fallecido amigo, el filósofo Franz Lee.
En muchas ocasiones discutimos también este tema con el doctor en Química Juan Carlos Villegas, con el doctor Heriberto Gómez, el pensador marxista Luis Vargas, el poeta Pedro Pablo Pereira, los politólogos Juan Veroes y Miguel Jaimes, y diversos fueron los análisis que recabamos durante años.
Exponer el estudio nos llevaría varias volúmenes, pero de momento les vamos a exponer el análisis de carácter histórico que toma en consideración parte de la herencia goda que algunos llevan en su sangre. En tal sentido nos afincamos en las observaciones del Licenciado Miguel José Sanz, quien pertenecía a la nobleza criolla y que resultó uno de los autores de las constituciones del Colegio de Abogados y de los más importantes representantes de la revolución de independencia.
El punto clave en este estudio son los prejuicios de clase, elementos de estética, envidias traídas de España y valoraciones aristocráticas.
Hay negros, mulatos e indios que odian a Chávez porque ellos reniegan de la condición de su raza y de su color, así por ejemplo como lo hacía con la suya Michel Jackson. Por supuesto que esta gente se encuentra mentalmente enajenada y sin solución moral de ninguna clase.
Casi dos siglos de torturas morales, en lo que la Iglesia ha jugado un papel destacado, pesan mucho sobre los venezolanos. Y tiene un concepto de lo bello y lo bueno que no hay Cristo que se los cambie. En concepto de esta gente Chávez no encaja dentro de la figura de Presidente que tienen preformado en sus débiles mentes. Para ellos, con todo lo degenerado que fueron Luisnchi, CAP, Caldera, Betancourt o Leoni, en sus formatos cerebrales éstos tienen figuras, porte y cualidades para ser los primeros representantes de nuestra nación.
Pues bien, el Licenciado Sanz no es muy útil para este estudio: él dice que toda aquella generación que proclamó la Independencia había sido educada en aquellas prácticas propias sólo para formar hombres falsos e hipócritas; esta gente en esencia era cobarde y a la final iban a oponerse a las ideas de Bolívar, así como esa caterva de imbéciles (fuesen universitarios, clase media, algunos de izquierda o comunistas) formados en los valores pequeños burgueses de la IV república que hoy odian a muerte a Chávez.
Desde entonces el mundo de la política comenzó a sostenerse sobre la astucia, el disimulo, la intriga, procederes ambiguos y miserables provechos inmediatos.
Añadía el Licenciado Sanz: “Bajo la forma de preceptos se le inculcan máximas de orgullo y vanidad que más tarde le inclinan a abusar de las prerrogativas del nacimiento a la fortuna, cuyo objeto y fin se ignora. Pocos niños hay en Caracas que no crezcan imbuidos en la necia persuasión de ser más nobles que los otros, y que no estén infatuados con la idea de tener un abuelo alférez, un tío alcalde, un hermano fraile o por pariente un clérigo... Puerilidades y miserias éstas que entorpecen el alma, influyen poderosamente en las costumbres, dividen las familias, hacen difíciles sus alianzas, mantienen entre ellas la desconfianza y rompen los lazos de la caridad, que es, a un tiempo el motivo, la ocasión y el fundamento de la sociedad...”
Esa herencia funesta está enquistada sobre todo en las clases alta y media, y luego se cuela a las bajas que han vivido eternamente en la esclavitud. El miedo es la razón que domina en todas ellas. Entonces el Licenciado Sanz agrega que aquellos prejuicios nacidos y fomentados en el hogar, sostendrán ardientemente la lucha entre patriotas y realistas. Es decir, que los hogares, como sucede hoy en día, estaban divididos; había entre ellos pequeñas guerras civiles y criollos defendían a realistas y se unieron a ellos para destruir a la patria.
Bueno, cuando esta tesis esté completada la haremos conocer a todos los venezolanos.
jsantroz@gmail.com

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