Primero: La liberación del periodista francés Romeo Langlois tendrá lugar el próximo miércoles 30 de mayo.
Segundo: Las coordenadas del sitio donde será liberado el señor Langlois serán entregadas oportunamente a la misión humanitaria integrada por el CICR, Piedad Córdoba y el delegado francés.
Tercero: Nos declaramos a la expectativa en torno a la divulgación de los protocolos de seguridad indispensables para el éxito de la operación. Todos los protagonistas de esta liberación deben ser rodeados de garantías ciertas para su integridad física.
15 Frente de las FARC-EP. Bloque Sur.
Montañas de Colombia, mayo 26 de 2012
LOS HABITOS BURGUESES:
ARMAS DEL ENEMIGO Y DE ABORTOS PSEUDOREVOLUCIONARIOS
Por: Nicolás Morantes - PCCC Suroccidente de Colombia
“Nosotros no hacemos la guerra por la guerra, lo que
buscamos es eliminar lo que ha generado esa guerra”
Comandante Jorge Briceño
El comportamiento cotidiano de los revolucionarios es y debe ser siempre coherente con la dinámica ejemplar del Nuevo Hombre y la Nueva Mujer que empuñan las armas y las herramientas de la construcción de la Nueva Colombia, por eso es que seguimos en la lucha diaria las huellas que en campos y ciudades han dejado camaradas como Manuel Marulanda, Jorge Briceño y Alfonso Cano, el mismo camino edificador de los cimientos de la Nueva Colombia que hoy representa como comandante de las luchas del Ejército del Pueblo Colombiano el camarada Timoleón Jiménez, destacamento otorgado al ser humano consecuente con las necesidades de su patria, certero en el combate y ejemplo concreto de la ética y la moral revolucionaria.
El legado ético y moral de los grandes obreros constructores del socialismo en Colombia es arrollador por su contenido humano y sobre todo por su coherencia con la disciplina proletaria, un trabajo constante por destacar con el menudo ejemplo los valores engendrados en las luchas y victorias de la clase trabajadora de todo el planeta, por ello es que en las filas de la lucha del pueblo Colombiano se trabaja bajo los valores de la solidaridad, la disciplina, la humildad, el respeto, la camaradería y sobre todo en el ejercicio constante de la crítica y la autocrítica constructiva y propositiva. Todas las anteriores, tareas inmediatas que debemos asumir quienes luchamos y cabalgamos en las sendas bolivarianas que conducirán al socialismo.
De igual forma debemos hablar de algunos comportamientos que van en contra del avance del pueblo hacia la transformación social que anhela y necesita, pues son hábitos erróneos, tan reaccionarios y caducos como la burguesía y su capitalismo.
El ejercicio constante de la burguesía, apoyada en su aparato de control psicológico y de destrucción ideológica: los medios masivos de comunicación, es promover una serie de conductas basadas en el egoísmo, el consumismo, el despilfarro, la concepción de “belleza” propia de la publicidad gringo-europea, entre otros. Actuaciones que caracterizan a esa clase retardataria del progreso social.
Por eso quien en la práctica cotidiana responde a las dinámicas de ésta clase reaccionaria no puede y mucho menos debe autoproclamarse revolucionario. La revolución no es cuestión de discurso, ni de fachada, ni de moda... comprarse una camiseta del che y dejarse crecer la barba a nadie convierte mágicamente en revolucionario, tampoco leerse diez libros a la semana y salir el sábado a emborracharse a nombre de la revolución, mucho menos conformar un grupo de profesionales expertos en logística de fiestas, licor y drogas que se saben críticas de libros y nombres de comandantes guerrilleros mecánicamente cual canción de reggaetón, o conformar un ejército de fanáticas enamoradas a punta de verborradicalidad pseudorevolucionaria, o participando grandilocuentemente de los debates intelectualoides acompañados de un cafecito en las cavernas universitarias tratando de desprestigiar teóricamente la lucha armada del pueblo desde sus aposentos tronales haciéndole la tarea a las clases dominantes mientras estos “intelectualísimos” se masturban la lengua y el espíritu hablando a nombre de la revolución. Nada de esto sirve, y nunca ha servido para forjar un militante de la revolución que camina en dirección del Socialismo.
Ya bien lo decía el camarada Jorge Briceño: “El ser guerrillero es una altísima responsabilidad, aquí lo que hacemos es moderar, mejorar el carácter, el pensamiento de la gente que llega de una sociedad capitalista, una sociedad chismosa, ladrona, marihuanera y corrompida, para que vayan sabiendo repetidas veces que todo lo que se enseña en nuestra línea, con el estatuto el reglamento las normas de comando… es lo que tiene validez, lo demás es la propaganda del enemigo, para hacer guerra psicológica para que el pueblo no nos apoye”, mejor descripción del estado actual de las cosas en la sociedad no pudo haber, que forma más clara y concreta de ejemplificar todos los males que obedecen a la superestructura del Estado Burgués que repercuten en el retraso de la revolución en nuestro país, que manera más exacta de castigar cual Tisífone griega, usando el látigo de la denuncia irrefutable del comportamiento de esos burgueses y pseudorevolucionarios que conforman por igual esa “sociedad capitalista (…), sociedad chismosa, ladrona, marihuanera y corrompida”.
Y que bien invita a asumir la responsabilidad de ser guerrillero, la máxima expresión y cualidad del revolucionario, el deber de “moderar, mejorar el carácter, el pensamiento de la gente que llega de una sociedad capitalista(...)”, por supuesto hace referencia a dar con fortaleza la pelea más difícil que debemos dar los revolucionarios, la pelea que afrontamos ideológicamente en nuestro interior, la lucha que se desempeña en nuestra mente por destruir el pensamiento burgués y darle paso a la ideología revolucionaria, las concepciones proletarias, el método dialectico de manera que en la práctica, en la cotidianidad, en la vida común seamos ejemplo de la nueva sociedad, de los hombres y mujeres de la Nueva Colombia.
Debemos acabar con el fraccionalismo que generan esos elementos burgueses y pequeñoburgueses de la “sociedad chismosa”, terminar el amiguismo producto de la “sociedad corrompida”, para acoger en el seno del pueblo una nueva moral que sea superior, como diría Álvaro Cunhal en su libro “Un partido con paredes de cristal”: “la moral comunista se afirma en una base objetiva que determina su naturaleza de clase (…), la base material de la moral comunista son las condiciones de trabajo y de vida del proletariado, su lucha contra el capital.” He aquí lo que caracteriza el comportamiento de los revolucionarios, pues las bases que determinan en la práctica la coherencia obedecen a condiciones materiales de trabajo constante, de disciplina, de trabajo colectivo. Mientras a los acomodados burgueses y pequeñoburgueses todos valores les son ajenos y distantes pues toda su vida ha sido erguida bajo el fundamento social del capitalismo: el egoísmo.
Así, debemos practicar a luz de sol y luna, en todo momento y lugar los valores revolucionarios que ejemplifican el deber ser del pueblo que se encamina hacia la revolución. Estos valores son (apoyándonos en el camarada Cunhal miembro de Partido Comunista Portugués -PCP-): “la cohesión, la solidaridad, la ayuda recíproca, la abnegación, la generosidad, la combatividad, la decisión, la capacidad de sacrificio, la disciplina, la confianza en sí mismo y en el futuro (...)”, con estos ejemplos es fácil saber quiénes son camaradas y compañeros, y a la vez detectar los elementos pequeñoburgueses que tanto daño le hacen al proceso de construcción de la Nueva Colombia pues hay una brecha gigante entre lo que somos nosotros y lo que compone a estos reaccionarios, “mientras que el capitalismo, el imperialismo, el chovinismo, el colonialismo, el neocolonialismo, el racismo, se expresan en el plano moral por conceptos y sentimientos de egoísmo, rapacidad, dominio ilegitimo, desprecio por los otros seres, la causa obrera inspira conceptos y sentimientos de generosidad, de fraternidad, de solidaridad, de amor por el ser humano” (Cunhal).
Caminar por las mismas sendas que nuestro Libertador Simón Bolívar cabalgo implica, como hemos visto, asumir la profunda responsabilidad ética que esto conlleva, proponerse dar la pelea por cambiar la sociedad capitalista es una tarea ardua que se debe realizar día a día y noche a noche sin cesar, enfrentar a la burguesía en el campo económico, político e ideológico es asumir que estamos dispuestos a poner nuestras vidas en manos del pueblo y la revolución, para ser coherentes con la disciplina debemos ser responsables en las “cosas grandes” y debemos serlo en las “cosas pequeñas”, en los actos cotidianos, fortaleciendo la ética y la moral revolucionaria. Todo esto lo hacemos con todo el orgullo proletario y con el mayor gusto, porque esto es lo que somos los integrantes del Movimiento Bolivariano, es lo que somos los militantes del Partido Comunista Clandestino de Colombia, es lo que somos los guerrilleros y guerrilleras de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, es lo que somos todo el pueblo que está construyendo la Nueva Colombia, de teoría y práctica... ¡somos Revolucionarios!
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