domingo, 6 de mayo de 2012

Mensaje urgente a Venezuela
                                                                                                                                                                                             Autor: Fernando Buen Abad Domínguez
Hay que generar una movilización comunicacional mundial. Nadie me lo pidió pero propongo que, masivamente, nos pongamos a mandar recaditos, mensajes y comunicados urgentes al pueblo revolucionario de Venezuela. Nada mal estaría decirle cosas al oído, cosas de hermanos, de amor fraterno, de necesidad y de urgencia. Por ejemplo: ¡Venezolanos, camaradas! sus votos también nos representan en Bolivia, en Cuba, en Ecuador, en Nicaragua, en Colombia, en México… salgan y voten por todos nosotros, salgan y triunfen una vez más, con su fortaleza moral, con su revolución a galope, salgan como nunca y triunfen como se debe. Expresar la solidaridad internacional no implica ignorar ni anular los debates internos que pueden tener un valor sustancial pero que no deben impedir multiplicar nuestras fuerzas apoyados, también, en la movilización de países hermanos. Que nadie se quede en su casa que nadie eluda su responsabilidad de votar por todos nosotros. ¿Es mucho pedir?
Nadie me lo pidió pero siento la necesidad y la premura (acaso por impotencia) de llamar a quienes pueda y como pueda para convencerlos de conectarse con Venezuela. Convencerlos de saberla y de sentirla, convencerlos de entenderla y acompañarla con lo que se tenga y como se debe. Convencerlos, en fin, de hacer saber a la revolución venezolana cuánto nos importa y cuánto la necesitamos triunfante y contundente. No estaría mal. Veamos.
Venezuela ha llevado la lucha de clases a un plano más avanzado que había sido silenciado de mil maneras. Casi sería necesario agradecer a sus agresores y golpistas la diversidad de canalladas, la velocidad y la abyección invertidas para organizar sus ataques porque eso nos simplifica las tareas, nos ahorra esfuerzos y nos esclarece el camino de la revolución. Hoy es extraordinariamente claro que la Revolución Venezolana nos beneficia a todos (a todos los proletarios que buscamos la unidad) para acortar distancia entre la realidad que nos abruma y la conciencia que necesitamos para actuar correctamente. El pueblo revolucionario de Venezuela se ha propuesto destruir a la burguesía eso es un gran ejemplo, es una inspiración y es una conquista magnífica. Es preciso que se expanda y se profundice. Voten todos.
Veamos. Los logros ejemplares de la revolución venezolana en materia de salud, vivienda, educación y trabajo… son, entre mil cosas, un regalo y una escuela que, en el tiempo brevísimo que lleva la revolución, ya produjo beneficios directos e indirectos a muchos pueblos y camaradas latinoamericanos (y no solamente). La lista es enorme si sólo tomamos como ejemplo el aporte de las “Misiones” que abren los ojos venciendo enfermedades, que abren los ojos del alma y del pensamiento.
Veamos. Venezuela con su revolución socialista nos ha regalado la certeza definitiva de que la lucha por la dignidad conduce al triunfo de las aspiraciones democráticas más profundas y sinceras de los pueblos. La palabra de esta Venezuela revolucionaria es hoy en el mundo la palabra de la esperanza y del compromiso que anima a muchos y que despierta a los pueblos. Le debemos a esta Venezuela revolucionaria su fortaleza simbólica, su riqueza histórica, sus valores combativos y su moral guerrera que, pese a los pesares, endógenos y exógenos, no pierde el rumbo y no pierde la calma.
Veamos. Las cifras de Venezuela, aun en el momento de la peor crisis económica mundial (ocasionada por el capitalismo y sus perversiones) sostienen su ritmo real de crecimiento y sus programas fundamentales de desarrollo revolucionario. Ningún país europeo con la petulancia de llamarse “primer mundo” pude decir (a estas horas) lo mismo. Venezuela ha dado pasos firmes hacia la planificación de la economía subordinada al beneficio colectivo y hacia la subordinación de la política a la voluntad democrática y la justicia social. Hay cifras a raudales. Muy pocos pueden presumir lo mismo.
Por esto y más, propongo que nos propongamos la tarea de hacer saber a Venezuela cuánto nos importa y cuánto de vital tiene para todos nosotros un triunfo democrático contundente en sus elecciones próximas. Hacerle saber, de mil maneras, qué aprendimos, qué recibimos y qué agradecemos de su esfuerzo, talento y ejemplaridad revolucionaria. Hacerles saber que sus triunfos nos hacen falta en la medida en que ellos hacen lo que muchos no podemos. Por ahora.
Pero se trata de hacerlo saber para animar a los convencidos, a los dudosos y a los no convencidos también. Para movilizar una corriente mundial de aliento que sea contagioso y que saque a todos a votar ante las elecciones venideras. Que se logren cifras record, que la afluencia sea inédita. Que salgan todos y que voten todos acompañados fraternalmente por cientos de pueblos hermanos que se saben beneficiados y co-responsables por el ascenso de la revolución y su multiplicación mundial. Que logremos hablar al corazón de cada venezolano y también al pensamiento de cada venezolano que lleva 

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