Las incidencias de la programación de la tv en la violencia social
Javier Del Valle Monagas Maita (*)
Antes de entrar en detalle: propongo que urgentemente, se convoque un grupo de siquiatras, sicólogos, trabajadores sociales calificados, padres responsables, madres responsables, conocedores del tema de la propaganda subliminal, la propaganda directa, analistas de la conducta, y otras ramas del saber, que se relacionen con la conducta humana, su manipulación e influencia en la disociación sicótica. A los fines de analizar exhaustivamente como está incidiendo la programación violenta de la televisión y el cine en el comportamiento general de la sociedad, en los altos índices de violencia, el desesperado apego a lo material.
Es increíble la manera como nos están deshumanizando aceleradamente mediante el trabajo sicológico inducido por las programaciones de los diferentes sistemas de televisión, tanto nacionales como por cableras. Realmente las clasificaciones de horarios para niños o adultos no son respetados. Lo mismo presentan imágenes grotescas de muertes violentas por motivos fútiles, en dibujos animados, que en forma de películas normales. El mensaje directo de desprecio a la vida, es una constante.
De un rango de 70 canales por cableras, incluyendo algunas nacionales, 62 presentaban escenas de violencia contra personas supuestamente inocentes. El resto se diluye en dibujos más o menos pasables y en canales de noticias, que como el español presenta el rostro de la información distorsionado sesgado intencionalmente.
Es lógico que la gente reaccione de manera displicente ante las escenas de muertes masivas que se producen en las invasiones que el sionismo acomete en todo el mundo. Por eso, cuando esos suceso como la operación plomo fundido en Palestina o la masacre cometida contra mas de un millón trescientas mil victimas inocentes, es visto sin mucho desparpajo por el publico, pues ya el factor sorpresa fue asesinado antes, y para colmo no es presentado expresamente en las noticias de los medios al servicio del sionismo imperialista yanqui, o lo hacen de forma tergiversada, presentando a los muertos como malos y a los asesinos como buenos (inversión de valores) asi.las personas lo toman en el subconsciente como algo cotidiano o hasta optan por no creer que pasen, pese a las imágenes fortísimas de los cuerpos destrozados por las bombas.
No cabe duda de que esas presentaciones de violencia de forma permanente obedecen a un plan pre concebido con objetivos y metas también preconcebido. Incluso la misma prensa escrita está circunscrita a ese plan, tal vez alguna sin saberlo y otros de manera consciente. Por ejemplo, en los días que no hay hechos de sangre, se imprimen paginas enteras, sobre todo en las portadas con resúmenes de los sucesos pasados. Ellos creen que así venderán más. Es decir, para esa puerca prensa, la muerte es un negocio que vende diarios y enriquece a unos infelices y macabros dueños de periódicos, la vida en si queda en segundo plano y sin importancia mediática. Las informaciones ya no son presentadas como un reporte de sucesos, en forma de ser enfocadas como algo preventivo. Al contrario es resaltada la saña, la maldad y la incidía en el formato noticioso. El morbo es el aditivo más importante de los reportes de las informaciones de los medios escritos y audio visuales. Así la vida, la moral, las buenas costumbres, se devalúan y pasan a ser un desecho del pasado. A partir de allí, el crimen, la muerte, la violencia es un comercio que enriquece a una minoría y compromete a todo el mundo: culpables e inocentes. Ha avanzado tanto esa degradación, que ya existen ejércitos privados, con guerras particulares, que no comprometen a países abiertamente en apariencias (aunque si en la practica), pero que beneficia a los empresarios sionistas, bien sean yanquis, europeos o Israelitas. Inclusive se promueven guerras e invasiones de países débiles con el único propósito de experimentar nuevas armas destructivas como una forma de propaganda para el mercado de compra venta de armas. Esa fue una de las razones de la invasión a panamá cuando Noriega, a granada cuando Bishop, a palestina en la operación plomo fundido, a Haití cuando el Terremoto, a Libia cuando Gadafi.
Esa violencia inducida, ha distorsionado los conceptos y valores sociales, al punto, que ahora las novelas de amor, derivan en comedias de odio, incidía, pornografía, comercio de la carne, intereses materiales. La riqueza como meta, por encima de cualquier cosa. El método de enriquecerse es premiado por encima de la moral y la ética. Quien es rico es ganador, el pobre es perdedor, no importa si defiende su dignidad. Los pueblos son empujados mediáticamente a elegir gobernantes, como si compraran un producto. No importan las cualidades y la calidad del individuo, lo importante es el marketing. Siendo que el antagonismo de las clases es un hecho, mediáticamente se influyen a los pobres para elegir a sus enemigos de clase, pese a los vicios y desprecios que éstos cometen contra las mayorías a diario. Incluso a pesar de las penurias y hambrunas que les imponen en unos regímenes de gobierno que solo gobiernan para los ricos, los monopolios económicos y los banqueros.
Esta realidad no ha sido analizada y publicitada para comprenderla y combatirla lo suficiente. Tal vez exista material abundante al respecto, pero el beneficiario de esa debacle, no le conviene su conocimiento, entonces la oculta, la borra, la neutraliza, la distorsiona al punto, que quien la difunde, es tenido como atrasado, como un puritano absurdo fuera de la época.
Controlemos la programación de la televisión, del cine y de la prensa escrita y podremos salvar al mundo del caos en que ya se encuentra. No se trata de implementar cesuras, no. Simplemente de difundir una contra información formadora; que descubra el rostro fascista de la propaganda maquiavélica contenida en las actuales programaciones de violencia, odio y racismo que difunden los medios de comunicación privados. Éllos han tomado control de la opinión pública, al punto que cualquier intento por adecentar la comunicación hacia una convivencia social, por la paz y por la verdadera libertad, es presentado como una amenaza. Una amenaza a sus intereses mezquinos y criminales, vendidos como símbolos de libertad colectivos, cuando la realidad es contraria a eso.
(*) Abogado Bolivariano
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