jueves, 30 de marzo de 2017

¡Vámonos de la OEA!

Mary Pili Hernández
Los organismos multilaterales son asociaciones de países con intereses comunes. Ese es el sentido de crearlos, formar parte de ellos e, inclusive, pagar las cuotas acordadas para mantener su operación. Visto de otro modo, pertenecer a un organismo multilateral, que no representa los intereses propios, no tiene ningún sentido. Y creo que ese ha llegado a ser el caso de la OEA, en cuanto a lo que respecta a Venezuela.
La flamante Organización de Estados Americanos ha demostrado, con creces, que no sirve para nada, salvo para justificar las acciones intervencionistas del imperialismo en los distintos escenarios de nuestro continente. Son graves las agresiones que, a lo largo de las décadas que ya tiene el organismo, Estados Unidos y sus secuaces han perpetrado en contra de nuestros países, y ante eso, la inefable organización ha mantenido un silencio cómplice.
CUBA: EL MEJOR EJEMPLO
La prueba más contundente de que la OEA no es necesaria para el logro de los objetivos de la política internacional de nuestros países es Cuba. Por una decisión absolutamente vergonzosa que se tomó en la plenaria de esa organización, Cuba fue expulsada en el año 1962 y, desde entonces, esa nación caribeña ejerció sus actividades diplomáticas en otros escenarios. Después de más de 5 décadas, aunque la misma asamblea decidió “perdonar” a Cuba y “permitir” su incorporación al organismo, el Gobierno cubano resolvió no aceptar tan “generosa” oferta, porque había demostrado que ser parte de ese club, dirigido por Estados Unidos, no le aportaba ningún beneficio y, por el contrario, solo le traía inconvenientes.
LA MULTELATERALIDAD PLANTEADA POR CHÁVEZ
El Presidente Chávez tuvo siempre muy claro que la Organización de Estados Americanos no representaba los intereses de nuestros pueblos, sino que se encontraba secuestrada por los Estados Unidos, por lo que, dentro de las prioridades de la política internacional de sus 14 años de Gobierno, se dedicó con tenacidad a crear nuevas organizaciones que sí nos representaran de modo efectivo y, en las cuales, no participara el gobierno de la nación imperialista del Norte.
En este sentido, insistió en la incorporación de Venezuela al MERCOSUR y, ungido con el espíritu bolivariano del Congreso Anfictiónico de Panamá, Chávez se concentró en promover la UNASUR, el ALBA, PETROCARIBE y, sobre todo, la creación de la CELAC, que no es otra cosa que la misma OEA, pero sin la participación de Estados Unidos y Canadá.
¿PARA QUÉ SIRVE LA OEA, SI YA NI SIQUIERA DISIMULAN?
Con la existencia, hoy por hoy, de tantas organizaciones multilaterales que sí están alineadas con los intereses latinoamericanos, uno se pregunta nuevamente ¿en qué nos beneficia permanecer en la OEA? Y pareciera que la respuesta es obvia: en nada, más aún si nos ajustamos a la actuación descarada y desvergonzada del actual Secretario General de ese organismo que, aunque siempre funcionó como ministerio de colonias (tal y como lo definió Fidel Castro), al menos otrora procuró guardar las apariencias.
El actual Secretario General, Luis Almagro, ni siquiera hace el mínimo gesto por parecer un diplomático. Cualquier malandro de barrio pudiera darle cátedra de estilo a este señor, quien ha demostrado una obsesión compulsiva en atacar a nuestro país, que solo se explica por las dádivas que recibe de sus amos imperiales.
Aparecen fosas comunes, de centenas y hasta miles de muertos, en Colombia y México, pero el despreciable Secretario General de esa organización solo se  preocupa por atacar a Venezuela. Se producen inundaciones terribles, con cientos de muertos y miles de damnificados en Perú, pero Almagro ni se inmuta, por su fijación maniática en contra de nuestro país.
Usando un lenguaje que nunca nadie imaginó que pudiera ser utilizado por un funcionario a sueldo de esa organización, ofende a Venezuela y a sus autoridades con desparpajo felón, sintiéndose guapo y apoyado, debido a que sabe que el Gobierno de los Estados Unidos le aplaude en el cumplimiento de la misión que le han encomendado, la cual no es otra que hacer todo lo que sea necesario para procurar la desestabilización de nuestro país, con el objetivo posterior de imponer un gobierno títere que permita al imperio apropiarse de nuestro petróleo y el resto de nuestros recursos.
Ahora bien, si tenemos tan claro el panorama, ¿para qué prestarnos a ese circo? Es cierto que Venezuela ha dicho que no volverá a pagar sus cuotas como país miembro de la Organización mientras Almagro siga siendo Secretario General, sin embargo, ¿no sería pertinente terminar de ahorrarnos ese dinero y concentrarnos en promover la CELAC, UNASUR y los demás organismos que se adecuan más a nuestros intereses?
@marypilih
mphopinion@yahoo.com

Autor: 

Mary Pili Hernández

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