jueves, 17 de marzo de 2011

IDIOTECES DE ALAN GARCIA...


DEMOLER UN ESTADO CORRUPTO Y MISERABLE
Por: Juan Carlos Tafur

Escuchábamos anoche una exposición del economista Pablo Secada, del Instituto Peruano de Economía, respecto del uso de los recursos fiscales para reducir las brechas económicas y sociales. En particular, le prestamos atención al desempeño de los llamados “programas sociales”. Las cifras y resultados son de terror. Y de escándalo, porque clama al cielo que existiendo los niveles de pobreza que aún subsisten en el país se dilapide de la forma en que se hace los dineros públicos dirigidos a ese fin.
 En base a las cifras del Sistema de Focalización de Hogares y la Encuesta Nacional de Hogares, las estadísticas del 2008 deberían bastar para convencer a cualquiera que asuma el gobierno a partir del 28 de julio entrante, a que tome, desde el primer día, una decisión radical al respecto.
 El análisis de los programas sociales contuvo dos aspectos, el de las filtraciones y el de la subcobertura. Por lo primero se entiende qué porcentaje de gente es beneficiaria de un programa y no debería serlo. Por lo segundo, qué porcentaje sí debería recibir el beneficio y simplemente no lo ve ni por asomo.
 Veamos el detalle. El Seguro Integral de Salud, SIS, tiene casi un 40% de beneficiarios que no debería estar allí. El programa del vaso de leche, 47.6%, los comedores populares el 48.6% y el Programa Infantil de Nutrición (desayunos y almuerzos escolares), el 42.2%. ¡Casi el 50% de los que reciben atención en los cuatro programas mencionados no deberían recibirlo!
 En el segundo ítem las cifras son delirantes. El 45.8% de la población que debería tener el SIS, no lo tiene. El 75% de los ciudadanos que debería recibir el vaso de leche, no lo recibe. El caso de los comedores populares raya con el país de Macondo: ¡el 97.1% de gente que debiera ser atendida, no pisa tales comedores! ¡Y el 65.1% de los escolares que tendrían que recibir un desayuno y un almuerzo –bajo la lógica por la cual fue creado el programa- no aparece en los listados de receptores!
 Si solo se resolvieran estas ineficiencias –surgidas, sin duda, de corruptelas y lobbies-, sin aumentar un sol del erario público para dichos programas, se acabaría con la desnutrición en el Perú. Tan claro como eso. Con una reingeniería honesta y profesional, millones de peruanos podrían afrontar su futuro en mejor pie del que actualmente parten, condenados en muchos casos a carencias intelectuales y psicológicas que los marginarán del círculo virtuoso del crecimiento que gozamos casi desde hace dos décadas.
 El Estado peruano es, en general, una desgracia. Y lo que vemos a propósito de los programas sociales, se replica en casi todos sus ámbitos de actuación. Ojalá el gobernante que suceda al actual tenga el coraje de cortar de un solo tajo esta trama de miseria y corrupción.

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