sábado, 19 de febrero de 2011

LAS TOALLAS DE MARIA CORINA

“Vivir para contarla” es una novela de Gabriel García Márquez que leo sin prisa hace cinco años. Siempre hay un pretexto para bajarme del tren donde “El Gabo” viaja con sus fantasmas de la niñez y acompaña a Luisa Santiago, su madre, a vender la casa de Aracataca. Ayer, retomé la lectura y en el texto se asomó una frase que me atormentó, durante la tarde, cuando el calor se hizo incesante: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”. Me aparté del relato cuando escuché los tacones de los zapatos de la vecina quien subía por la escalera. Al momento, me entrompó mi hija quien, como un comisario en la costa, me pidió un favor que se convirtió en casi un mandato: “cómprame toallas sanitarias”. Pelé por el pantalón deportivo, la franela y las gomas deportivas para salir raudo a caminar a cumplir la misión, no sin antes escuchar el discurso de mi vecina, quien con su rostro malhumorado regresaba de un periplo echando sapos y culebras contra el Gobierno. Ella es escualidísima. Trabaja con Súmate. Ya tiene un afiche de María Corina Machado, como candidata presidencial, con el eslogan “María Corina eres tú”. En mis oídos resonaron las instrucciones de mi hija: “si son extra largas mejor; con alas o si alas, o las que consigas”. No medí la carga de profundidad que encerraba la última advertencia, cuando llegué a la primera farmacia comencé a entender el mandato de mi hija y el malestar de mi vecina. ¡Por favor, véndame un paquete de toallas sanitarias!, dije con autoridad a la muchacha que estaba al otro lado del mostrador del establecimiento, quien preguntó: ¿Con alitas o sin alitas?. ¡Con alitas!, contesté. No hay, dijo con voz suave. ¡Démelas sin alitas!, volví a hablarle como Palomino Vergara, el personaje cómico de Emilio Lovera. La morena peló los ojos y me miró sin pestañear. ¡Tampoco hay!. Sin dar chance a tomar un segundo aire, fui al contrataque: ¡véndame un paquete de toallas sanitarias extra largas!. No hay, me dijo. Me acordé de los boxeadores cuando están contra las cuerdas recibiendo una andanada de golpes y con el puntaje en su contra. Cambié de estrategia, con voz suave le pregunté: ¿Qué tipo de toallas sanitarias tiene?. Ya pasando ella a la ofensiva, me respondió: “yo no tengo toallas sanitarias y la farmacia tampoco”. Dejé el pelero. En la segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta parada en distintas farmacias la respuesta resultó similar. Enfilé el rumbo hacia los automercados y recorrí una manzana de cinco kilómetros. Durante el camino en mi fuero interno me asaltaron las interrogantes: ¿cuántas mujeres en Venezuela peregrinarán-al igual que yo- por las benditas toallas sanitarias?, ¿diez millones?, ¿catorce millones? . Recordé a mi profesor de matemáticas con la regla de tres: si diez millones de mujeres usan un paquete de toallas sanitarias al mes, ¿Cuántos paquetes de toallas sanitarias consumirán al año!. Tras el periplo de casi tres horas por farmacias, automercados y establecimientos comerciales, vino a la memoria mi abuela contándome que -en sus tiempos- cuando a la mujer le llegaba el período de menstruación, ella usaba un pedazo de tela para absorber el sangrado. Exhausto por la larga caminata y con el Sol a mi espalda, al retorno traté de encontrar la explicación precisa para convencer a mi hija y a la vecina de que la desaparición de las toallas sanitarias de los anaqueles es culpa del capitalismo salvaje, de los acaparadores de Fedecámaras y Consecomercio, de los crápulas y las mafias del contrabando que se llevan los productos hacia Colombia, o por el alto consumo registrado en los últimos meses cada vez que el presidente Chávez anuncia en cadena nacional medidas que favorecen al pueblo y desconciertan a los escuálidos. Imaginé a Julio Borges con la cabellera de Iris Valera buscando desesperado toallas sanitarias con alitas para protegerse durante las sesiones en la Asamblea Nacional. A Ismael García –dándole la espalda al ministro Rafael Ramírez- pasándole mensajitos de textos a sus compañeras de Globovisión para notificarles que él tiene un pana que tiene acaparadas las toallas sanitarias, pero que ellas no padecerán ese mal porque ya tiene garantizado el abastecimiento con alitas o sin alitas. Casi sin resuello, llegué a la panadería cerca de donde vivo y pregunté con voz entrecortada: ¿hay toallas sanitarias?. Y detrás del anaquel salió una voz que me pareció la del Chapulín Colorado para convertirse en mi salvación: ¡si, pero la vendemos detallada!. Casi me fui de rodillas y apuré el paso hacia donde se encontraba la trabajadora. No pregunté marca, ni si las toallas sanitarias son nocturnas o diurnas, ni si venían con alitas o sin alitas, se las arrebaté de las manos y al salir del negocio juré que conversaría con la vecina para contarle la tragedia que vivimos los padres cuando estamos prestos a cumplir con una misión casi imposible, porque me enteré por fuentes confiables que las toallas sanitarias –con alitas o sin alitas- las desaparecieron de los anaqueles aquellos que siguen jugando con la necesidades del pueblo y, por ahora, escogieron a un segmento de la población vulnerable como las mujeres, para azuzar la rebeldía contra el Gobierno de Hugo Chávez dándole contenido a la protesta con la consigna de “con mis toallas no te metas”. Mientras la Procter & Gamble informó que invertiría 157 millones de bolívares para ampliar la capacidad de producción de toallas sanitarias y pañales desechables en su planta de Guatire, mi vecina me prometió que hablaría con María Corina para que la diputada al término de la interpelación de los ministros del gabinete de Hugo Chávez, anuncie al país la rebelión de las mujeres de Venezuela con la activación del artículo 350 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. O en su defecto proponga una Ley a la Asamblea Nacional contra el acaparamiento de las toallas sanitarias. A propósito María Corina, ¿tú prefieres las toallas con alitas o sin alitas?

(*) CNP N° 7275
marinsjournalist@hotmail.com

No hay comentarios:

  EL MUNDO CAMBIARÁ, EL CORONAVIRUS LO LOGRARÁ. Desde que el mundo es mundo, los imperios con sus monarquías y con apoyo de las religiones, ...