¡Vamos al Grano!
Raúl Bracho.
Ayer no quería escribir, quería meditar con tranquilidad, poner orden en casa, hilar de nuevo mis ideas.
Leí el último Grano de Maíz, que realmente espero no sea el último.
Un Grano de Maíz Callar es una opción:
¡Que redacción tan humana y revolucionaria!, que actitud ejemplar ante sucesivos enfrentamientos de la crítica con los mandos “supremos”. Un terreno que trato de evitar de igual forma en defensa de lo prioritario: ¡la revolución! Actitud que han tomado los compas del Grano de Maíz ante la inutilidad de las críticas constructivas que hacen, con sentido o sin él, pero nacidas de camaradas comprometidos indiscutiblemente. Su frase final me dice de la condición de entrega y amor revolucionario:
No leí un solo Grano de Maíz que no tuviese esa condición para la crítica que nuestro mismo comandante Nicolás describía anoche: la crítica se hace con amor. Como un padre critica algo a un hijo, con pedagogía sabia y esperanza en la que nuestra visión sea meditada y tomada en cuenta para mejor, para crecer, para entender y avanzar.
Pero me pregunto: ¿Qué hacer cuando las letras del Grano no se toman con el amor y la entrega que se escriben? ¿Con el deseo infinito de hacer revolución? Amorosamente también podemos estar equivocados, eso pasa, no toda crítica tiene razón, no tiene que ser así. Pero no se gana nada cuando es atacada vilmente, censurada o castigada.
No compartí por ejemplo el grano que decía que el socialismo estaba en los libros, sabemos que el socialismo y la revolución, por palabras de Marx mismo no tiene manuales. Pero es mi opinión y es la opinión del Grano, diferentes, era para sentarnos a hablar, no para agredirnos, insultarnos, acusarnos de traidores y fomentar la división, terrible enemigo, eso sí, de lo que de seguro soñamos todas y todos.
Cuando la crítica pierde su sentido y pareciera convertirse más bien en arma para el enemigo, arma para quienes nos quieren dividir, en sordera de nosotros hacia nosotros, entonces la crítica pierde su misión y termina infelizmente haciendo cualquier otra cosa menos la que esperábamos. Quiero dar un abrazo solidario a quienes conformen el equipo del Grano de Maíz. Sabia actitud ante la historia.
Callar es a veces, entonces, la mejor forma de decir, de hablar y de criticar.
Reflexionemos, sigamos la orden de Chávez y su camino, como nos lo pide el Grano. No se puede perder esta Revolución, carajo!!!
Sé que el silencio será la puerta de las voces con el sentido debido, con el sentido común, de hermanos y camaradas.
Escuchaba anoche esta hermosa canción y pensé: a veces un cantante es más capaz que mi pluma para decir lo que quiero!
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