Chávez presente y habló claro en Panamá
*Miguel Ugas
El pueblo venezolano, a través de la señal de TELESUR,
pudo ser testigo presencial de una memorable jornada de dignidad escenificada
en la VII Cumbre de las Américas, realizada en la ciudad de Panamá, los pasados
días 10 y 11 de abril.
De dónde vienen
las Cumbres
Necesario es, antes de referirnos a lo acontecido en
la ciudad caribeña, tener presente cual ha sido la trayectoria de estas Cumbres
que desde 1994 se han venido realizando, con el propósito inicial, al margen de
la retórica de ocasión, de restablecer
las políticas imperiales en el Continente.
Consisten en una reunión de los países miembros del
Hemisferio a nivel de los Presidentes y Primeros Ministros de los Estados que
configuran la geografía americana. En esta oportunidad se arribó a 35
participantes, con la incorporación de Cuba que había estado excluida de todas
las Cumbres anteriores; van 9 de las cuales 2 tuvieron carácter extraordinario.
El dispositivo de las Cumbres fue ideado, básicamente,
con la intención de implementar el proyecto recolonizador estadounidense hacia
América Latina y el Caribe, región a la que históricamente han considerado como
su “patio trasero” y para, tal efecto, concibieron un Área de Libre Comercio de
las Américas (ALCA), que les garantizara las ventajas que desde hace más de 100
años han mantenido en su relación comercial con la región, asegurando el recontrol
de un mercado que comenzaba crecientemente a ser competido por otras
potencialidades comerciales, particularmente, por la expansión económica de
China.
El plan estadounidense era que el ALCA fuese aprobada
en la IV Cumbre realizada en noviembre del 2005, en Mar del Plata, Argentina.
Objetivo truncado por la férrea oposición que al proyecto leonino
norteamericano (Bush) le hicieron Brasil (Lula), Argentina (Kirchner), Uruguay
(Tabaré), Paraguay (Duarte) y, especialmente, Venezuela, representada por el
Comandante Chávez, siempre tenaz defensor de los intereses latinoamericanos y
caribeños, los de la Patria Grande.
Cumbre con dos
temas cruciales
En esta Cumbre de Panamá, los temas cruciales en
consideración fueron, por una parte, la
presencia de Cuba en el evento, hecho que se asumió como un triunfo de la
dignidad del pueblo cubano que supo torcerle el brazo a la intemperancia del imperialismo, cuyos
voceros han tenido que reconocer el fracaso de la política de bloqueo al que han sometido al hermano pueblo cubano por más de 50 años.
Y el otro punto que centró la atención de los líderes
americanos fue la protesta que elevara
el Presidente Nicolás Maduro, a nombre del pueblo venezolano, acerca de la
Orden Ejecutiva o Decreto, emitida por Obama, el pasado 9 de marzo, en el que
groseramente se cataloga a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria
a la seguridad nacional de los Estados Unidos.
Sonora derrota
política
Tal exabrupto mereció el más rotundo rechazo de 33 de
los 35 países participantes en el evento; salvo las consabidas posiciones de
los Norteños (EEUU y Canadá), el resto expresó, en diferentes tonalidades, el
repudio al Decreto del presidente estadounidense, quien, más bien, a pocos
días, previos, a la instalación de la Cumbre y ante la inmensa ola de
solidaridad con Venezuela desplegada a nivel mundial, se vio en la contradictoria
situación de tener que reconocer que nuestro país no constituye amenaza
alguna para el suyo.
Pero, con todo, Obama haciendo uso de la proverbial
prepotencia imperial se negó a darle curso al planteamiento venezolano de que
se derogara el amenazador decreto (que como espada de Damocles pende sobre la
vida de los venezolanos); por tal motivo, el Presidente gringo quedó aislado propinándosele
una sonora derrota política como pocas veces le ha acontecido a presidente
estadounidense alguno en un foro internacional.
En esta Cumbre el imperialismo intentó la recurrencia
manipuladora de hacer uso de la vieja política de la “zanahoria y el garrote”:
por un lado, mostrar flexibilidad con la Cuba heroica y por la otra blandir el
garrote del Decreto para amedrentar al gobierno y pueblo venezolano. Les cuesta
aceptar a los yanquis los cambios políticos que se han operado, en los últimos
años, en América latina y el Caribe.
Pragmatismo
imperial
Obama, prevalido de la fuerza material que
representaba, estuvo inconsistente en la única exposición que hizo ante la
plenaria; exhibió un enfoque pragmático, intentando, con ello, justificar las
políticas injerencistas y atropellantes que la potencia imperial ha implantado en
diferentes regiones del mundo, encubriéndose en el falso concepto de la
innecesidad de apelar al reconocimiento del pasado, es decir, de la historia
para tomar decisiones políticas, algo así como ¡hágase abstracción de los
desmanes y atropellos que hemos cometido, lo que cuenta son las “buenas
intenciones” que ahora nos animan!. Yo te aviso chirulí. Cómo que si todavía no
estuvieran frescas en nuestras memorias los genocidios cometidos en Irak, Afganistán, Libia,
Somalia, Siria, Yemen y, más acá, en Chile, Grenada, Panamá (Chorrillos), etc.
Estadista cada
vez más maduro
A contrapelo de la deslucida intervención de Obama, el
Presidente Nicolás Maduro dio muestra de su maduración como estadista formado
en la escuela de lucidez estratégica cimentada por Chávez; sencillamente,
estuvo brillante, interpretando a plenitud el sentimiento y la fuerza moral de
más de 10 millones de firmas de compatriotas venezolanos y con el respaldo de
más de 3 millones de firmas de compatriotas cubanos y de otras tantas miles de
las distintas regiones del mundo expuso con absoluta claridad la disposición de
nuestro país a defender, a todo trance, la Soberanía Nacional y a desarrollar, al
mismo tiempo, con el gigante del Norte un dialogo constructivo, en un marco de
mutuo respeto. Su más contundente argumento fue que Venezuela es un país amante
de la Paz. No hay dudas, en la Cumbre de Panamá, el Presidente Maduro estaba
inspirado en Chávez. Y Chávez estaba presente y habló claro a través de Maduro.
*miguelugas@gmail.com
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