Ya no se puede hacer sopa los domingos
Carne, pescado o pollo; verduras y aliños… extraordinaria combinación que hecha con esmero y paciencia nos da la multisápida sopa de los domingos. La sopa dominguera es nuestra manera de consentir a los cercanos y agasajar a quienes van a nuestras casas. Es muy común encontrarse con un amigo y decirle: “ven el domingo a la casa para que te tomes una sopa y pasamos el día”. También es muy común ir a tomar sopa los domingos a la casa de la mamá, o al contrario, invitarla para que ella se la tome en nuestra casa. En el imaginario colectivo la sopa sirve para: “sacarse el ratón”, para “curarse la gripe”, para que te “alimentes bien”, para sacarte de encima la “depre”, para el cansancio: “tómate una sopa y te acuestas un rato”… son frases que nos han acompañado a lo largo de toda nuestra historia de vida. Quien cocina la sopa, tiene entonces el privilegio de expresar lo que quiere decir a través de este tradicional plato, como lo hiciera un pintor en un cuadro. Se combina entonces en la cocina la paciencia y el cariño de quien cocina con la conversa, chistes, tertulia de los que acompañan, miran o ayudan.
El encarecimiento, la especulación, la inflación y la falta de voluntad política ponen en riesgo esta costumbre de hacer sopas para todos y pasar un domingo como nos gusta… “llama a Alex, a mi mamá, a los muchachos, a Gustavo, a Marina, a Carlos, y diles quevamos a hacer sopa” “¿Cómo que no te gusta la sopa hija?, no sabes lo qué te estás perdiendo, ¡además te la tomas porque eso sí alimenta!”… esas expresiones se pueden repetir los fines de semanas en un alto porcentaje de las casas venezolanas, para algunos los sábados, para otros los domingos. Así que la sopa en Venezuela es parte de nuestras costumbres y cultura. Tristemente estamos en una situación de especulación y encarecimiento de los productos que comienza a dejarnos la sensación de que estamos obligados a abandonar nuestras más preciadas y sencillas costumbres culinarias.
Vas al mercado con la intención de comprar los ingredientes necesarios para hacer una sopa: “¡Qué! ¿Por qué tan cara la carne, chamo?... será que la hago de pollo… ¿El pollo así de caro también? ¡Pero si la semana pasada estaba en la mitad!... ¿Pero cómo va a estar tan caro el pescado, chamo, si ellos no necesitan veterinario, ni vacunas ni personal para que los mantenga?, preguntas que le hacemos a los empleados de carnicerías y pescaderías adornadas con cartulinas de colores fosforescentes con falsas ofertas… al salir de estos locales te queda la sensación de haber sido, por lo menos robado: “será que no caminé lo suficiente para ver si en otro lado la cosa está más barata, ¡especuladores!” pero te das cuenta en el siguiente local que así están los precios “¡Qué caro! Por qué no se cumple la ley? ¿ y los precios regulados y el INDEPABIS dónde quedan?. Sin embargo la cosa apenas comienza: al preguntar por los precios de las verduras: auyama, jojotos, ñame, ocumo, yuca, apio, papa, zanahoria se han convertido de repente en productos costosísimos, allí comienza a activarse de nuevo a lo interno una especie de economía de los desposeídos…”un kilo de verdura surtida en lugar de comprarlas por separado”, pero inmediatamente unos pedacitos de cada verdura agrupadas en una bolsita de 1 Kg. no baja de 40 bs …. Sigue la odisea: los aliños: ajo, ají dulce, cebolla, pimentón y cilantro y con una mezcla de impotencia y resignación momentánea le dices al vendedor “estoy limpia chamo, dame un poquito de cada aliño para una sopa hoy” a lo que te contesta el vendedor con cara de que esta frase se le ha convertido en un lugar común en los últimos días: “vamos a ver qué podemos hacer por usted, mi linda señora”
…Y la gente que vive en mi barrio que gana un sueldo promedio, con el cesta ticket incluido, se queda pensando en lo que se ha convertido en el último mes en una suerte de economía de la escases: “si gasto los domingos, por lo mínimo 400 bolívares para hacer una sopa para los míos, llegará el momento en la semana en la que no podré comer. La papa la puedo hacer en puré, la auyama en una cremita, la carne en otra comida… definitivamente con mucho dolor tengo que decirle a mis amigos, a la vieja, a mis hijos que los domingos en mi casa…ya no se puede hacer sopa”
*Miembro de Marea Socialista
El encarecimiento, la especulación, la inflación y la falta de voluntad política ponen en riesgo esta costumbre de hacer sopas para todos y pasar un domingo como nos gusta… “llama a Alex, a mi mamá, a los muchachos, a Gustavo, a Marina, a Carlos, y diles quevamos a hacer sopa” “¿Cómo que no te gusta la sopa hija?, no sabes lo qué te estás perdiendo, ¡además te la tomas porque eso sí alimenta!”… esas expresiones se pueden repetir los fines de semanas en un alto porcentaje de las casas venezolanas, para algunos los sábados, para otros los domingos. Así que la sopa en Venezuela es parte de nuestras costumbres y cultura. Tristemente estamos en una situación de especulación y encarecimiento de los productos que comienza a dejarnos la sensación de que estamos obligados a abandonar nuestras más preciadas y sencillas costumbres culinarias.
Vas al mercado con la intención de comprar los ingredientes necesarios para hacer una sopa: “¡Qué! ¿Por qué tan cara la carne, chamo?... será que la hago de pollo… ¿El pollo así de caro también? ¡Pero si la semana pasada estaba en la mitad!... ¿Pero cómo va a estar tan caro el pescado, chamo, si ellos no necesitan veterinario, ni vacunas ni personal para que los mantenga?, preguntas que le hacemos a los empleados de carnicerías y pescaderías adornadas con cartulinas de colores fosforescentes con falsas ofertas… al salir de estos locales te queda la sensación de haber sido, por lo menos robado: “será que no caminé lo suficiente para ver si en otro lado la cosa está más barata, ¡especuladores!” pero te das cuenta en el siguiente local que así están los precios “¡Qué caro! Por qué no se cumple la ley? ¿ y los precios regulados y el INDEPABIS dónde quedan?. Sin embargo la cosa apenas comienza: al preguntar por los precios de las verduras: auyama, jojotos, ñame, ocumo, yuca, apio, papa, zanahoria se han convertido de repente en productos costosísimos, allí comienza a activarse de nuevo a lo interno una especie de economía de los desposeídos…”un kilo de verdura surtida en lugar de comprarlas por separado”, pero inmediatamente unos pedacitos de cada verdura agrupadas en una bolsita de 1 Kg. no baja de 40 bs …. Sigue la odisea: los aliños: ajo, ají dulce, cebolla, pimentón y cilantro y con una mezcla de impotencia y resignación momentánea le dices al vendedor “estoy limpia chamo, dame un poquito de cada aliño para una sopa hoy” a lo que te contesta el vendedor con cara de que esta frase se le ha convertido en un lugar común en los últimos días: “vamos a ver qué podemos hacer por usted, mi linda señora”
…Y la gente que vive en mi barrio que gana un sueldo promedio, con el cesta ticket incluido, se queda pensando en lo que se ha convertido en el último mes en una suerte de economía de la escases: “si gasto los domingos, por lo mínimo 400 bolívares para hacer una sopa para los míos, llegará el momento en la semana en la que no podré comer. La papa la puedo hacer en puré, la auyama en una cremita, la carne en otra comida… definitivamente con mucho dolor tengo que decirle a mis amigos, a la vieja, a mis hijos que los domingos en mi casa…ya no se puede hacer sopa”
*Miembro de Marea Socialista
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