miércoles, 29 de mayo de 2013

CULTURA DE VIOLACIONES

Mumía Abú-Jamal
9-5-2013


Los eventos que sabemos pasan en Cleveland, Ohio, son tan desagradables, tan inesperados que nos hacen pensar -- y preguntar.

¿Cuánto conozco a mis vecinos?

¿Qué bién conozco a alguien?

No conocemos bién a nadie.  Vemos a unos ir y venir, pero a los estadounidenses en verdad no les gusta meterse o mezclarse mucho en nada ni con nadie.

En tiempos pasados, los hombres decían: "¡La casa de un hombre es su castillo!" Este principio reinó por décadas.  

(Supongo que ahora algunos dirán, "¡La casa de un hombre es su calabozo!" ¿No?...)

Pero vamos al grano.

Cleveland no está tan lejos de nosotros como quisiéramos admitir. Porque un silente escándalo está lentamente hirviendo en la estufa de la nación, que bién podría hacer que Cleveland parezca como algo casi normal.

Yo hablo de las decenas de miles de casos, la mayoría de los cuales no son reportados, de mujeres militares que son violadas sexualmente por sus compañeros en el ejército, o en la aviación o en la marina -- y por sus oficiales superiores.

Quizás pocos de esos ataques son peores que la traición (posiblemente el caso de un padre que viola a su hija), pero, cuando jóvenes mujeres entran al servicio militar con la ilusión de la camaradería, son traicionadas por sus llamados hermanos-en-uniforme-y ¡en seguida son encandiladas por oficiales que resienten reportar esos ataques!

Vivimos en una cultura de violaciones sexuales. Vivimos en una sociedad donde la vida e incluso los cuerpos de las mujeres son simples objetos que se pueden usar; y tirar.

¿Quién va a negar que los Estados Unidos nació de la libertad de los hombres blancos de violar sexualmente a su capricho a las mujeres Africanas y Nativas de estas tierras?
 
Éso es verdad, ¡y por siglos no fue un crimen!

¿Porqué entonces nos va a sorprender si éso está profundamente grabado en la cultura del hombre norteamericano?

Donald Matthews, sacerdote negro y autor del libro, Honrando a los Antepasados, (Honoring the Ancestors), acuñó el término "rapitalistic" para exponer las fuerzas gemelas de la violación sexual y del capitalismo y así explicar el impulso de los estadounidenses por conquistar y explotar todo lo que tocan.

Tierra. Mujeres. Gente no-blanca. La naturaleza.

Después de todo, de Cleveland a Irak no es tan lejos.

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