martes, 20 de septiembre de 2011


Un fantasma recorre al mundo: el fantasma de la bancarrota capitalista
Por: Calixto Vera 

Los remedios utilizados por los representantes burgueses para curar la crisis económica (2008-2009) están resultando peor que la enfermedad. El rescate financiero con dinero público al sistema bancario e industrial sólo produjo una recuperación anémica que además promete ser poco duradera. Al contrario, ya se auscultan claros síntomas de que se está incubando una portentosa crisis financiera global que llevará, no nos caben dudas,  a una depresión que superaría a su homóloga de 1929. Pues si la recesión de (2008-2009) se desencadenó a partir de una burbuja inmobiliaria estrictamente de la esfera privada, la crisis venidera pudiera partir de una burbuja de carácter Estatal en la que  por ejemplo Grecia –entre muchos otros países industrializados- es un perfecto candidato e, incluso, lo pudiera ser el mismísimo todopoderoso Estados Unidos. A semejanza de nuestros amigos los economistas, avalemos lo sugerido haciendo uso de algunos indicadores en términos porcentuales.
Tenemos que la deuda pública de España monta el 60% de su PIB, Alemania 76%, Portugal 80%, Inglaterra 80%, Estados Unidos 100%, Italia 120%, Grecia 150% y Japón 200%. Recalquemos que entre esos países se encuentra la crema industrial del primer mundo. Grecia, de economía relativamente pequeña no cae ahora mismo en “default” porque el Banco Central de Europa y la banca privada francesa corren a apalancarla bajo el compromiso del gobierno greco de hacer nuevos ajustes presupuestarios, o sea de imponerle más penalidades a los trabajadores. Pero otro apalancamiento a la nación mediterránea apenas correrá la inexorable verruga. Los banqueros y los ministros de economía europeos ganarán un poco de tiempo sólo para ver que Italia también promete su impago, que es de mayores proporciones aún. Y así por el estilo, la lista de los candidatos “default” engrosa cada mes. ¿Cómo llegamos a estos impresionantes porcentajes-deuda que crecen a brincos cada mes?
Grosso modo. Desde el año 2008 la Reserva Federal –banco central estadounidense- haciendo uso del dinero de todos los ciudadanos de esa y otras naciones ha venido respaldando deudas basura y proporcionando dinero fresco a la banca privada norteamericana que, a su vez, ha usado ese capital para invertir en activos de la banca europea, que a su vez es tenedora de las mayores deudas de los Estados de Europa con problemas económicos; es decir, países éstos cuya banca privada y tesorería pública han presentado problemas de pago de deudas en el transcurso de la última crisis económica. En pocas palabras, tenemos a la vista la cadena completa de la banca internacional que, echando mano desde hace 3 años de una masa sin igual de dinero público del mundo, desfachatadamente persiste en el negocio de la usura parasitaria. Precisamente a esta reincidencia se debe la gigantesca desbandada especulativa que captura todo bien económico convertible en suculenta y rápida ganancia. Este frenetismo usurero le ha dado ciertos empujones al mercado mundial que simulan una reactivación económica pero que no va más allá del efecto de correr el bulto –con el cáncer tapado- de la desaceleración del 2008-2009 para preparar una nueva recesión.
Con lo anterior significamos que la especulación financiera ha dado un salto cualitativo pues, al dejar exhaustas vetas ordinarias –la capacidad crediticia de las capas intermedias de los trabajadores, de la pequeñoburguesía, los dineros de los fondos de pensiones, etc.- que eran abrevaderos de acumulación expedita, se enfila desaforadamente hacia la especulación –léase generación de burbujas en serie- en los precios de los alimentos, el petróleo, el oro, signos monetarios nacionales e internacionales y las deudas públicas. Este exacerbado método de usura, propio de la forma imperial financiera, cuya suma actual en derivativos alcanza $ 600 billones que equivale a 10 veces el PIB mundial, lleva a una escalada inflacionaria de los bienes y servicios fundamentales alrededor del planeta aumentando día a día la penuria que igual afecta, en mayor o menor grado, a la clase trabajadora de cualquier nación y colateralmente empuja hacia el precipicio del impago -estallido de la burbuja pública- a muchos Estados, pobres o “ricos”, que la banca privada transnacional persiste en inundar con deudas astronómicas simplemente impagables.
Y reiteramos que el supuesto arranque económico no es tal. Menos para la nación norteña. Vemos, por ejemplo, que la creación de empleo en EU es mínima y de baja calidad porque las empresas norteñas al reducir o congelar salarios, antes que generar empleos, incrementan su capacidad productiva, es decir hacen producir más a una plantilla de trabajadores que fue reducida en el transcurso de la recesión “superada”. La tendencia es que dichas corporaciones creen nuevos empleos fuera del país en la búsqueda de una mayor tasa de plusvalía. Por otra parte, la capacidad de gasto y crediticia del ciudadano norteamericano, cuyos salarios están comprometidos por hipotecas y variedad de deudas, simplemente sigue contrayéndose. Lo que es bastante significativo pues el poder de compra de la ciudadanía estadounidense comprende el 70 % del PIB nacional. Tal situación combinada con el proceso inflacionario inducido por la especulación ahora generalizada, prepara las condiciones óptimas para una severa convulsión social cuando ocurra un nuevo estallido de cualquiera de las burbujas que se inflan planetariamente a causa de los buenos oficios de los amos del mercado financiero. 
Al principio dejamos entrever que el emporio financiero estadounidense es el sector económico del capital que más se ha desarrollado como monopolio transnacional. Afirmar que este es el signo más decisivo en la caracterización de la etapa actual del capitalismo global podría catalogarse de obviedad. Pero el meollo del asunto estriba en que a) Estados Unidos, intermediando su omnipotente mercado financiero, ya no sólo extrae plusvalía del proletariado en tal y cual país sino que además roba el plustrabajo ahorrado de toda la clase trabajadora y de la pequeñoburguesía en el planeta. b) Por tanto, el monopolio financiero transnacional es la expresión más exacerbada del imperialismo mundial. c) Lo que lleva a que en el presente tramo de “recuperación” económica tal imperialismo bancario sea el principal propulsor de los potenciales Estados “default”,  es decir que este periodo en marcha produce y reproduce a los  Estados-bancarrota, adquisidores de gigantescas e impagables deudas que, llegado el momento del temido estallido, harán desplomar completamente el sistema financiero global.
Hay que señalarlo a tiempo, el signo de esta década es deuda imparablemente creciente y debacle económica. Deuda de los otrora opulentos y envanecidos países industrializados; deuda de la banca privada asumida por la banca nacional; y nuevamente más deuda de los capitalistas descargada sobre los trabajadores camuflada de inflación, impuestos y recortes presupuestarios. Deuda es el odioso aullido que nos arrostra la entera sociedad burguesa global hasta en el más pequeño rincón en su actual periodo de acelerada decadencia y degradación. Insolvencia que  los tecnócratas taponan hoy con una mayor impresión de papel y reaparece hinchada mañana. La deuda es la pesadilla insalvable de la burguesía y sus mayordomos políticos. Pesadilla que estallará en una horrorosa depresión que no verá parangón en la historia de la sociedad humana. Pero que en nadie quede clavado el vértigo de la desesperanza. Es perfectamente demostrable que la irrupción firme del proletariado internacional en la toma de las riendas del Estado pueda salvar la anunciada eventualidad y sus terribles consecuencias. ¿Será capaz la clase trabajadora de asumir un rol tan principal? La respuesta aunque ya insinuada nos da material, sin embargo, para otro tema.


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