Hugo Chávez Frías: el hombre superior
Por: Raúl Bracho
Paseo ante maniquíes vestidos de truculentos guerreros, de presidentes engalanados con la grandeza efímera de un cargo, ante la puerta de los espíritus que mandan en el mundo. Fotografías y videos de sucesos que son los que van construyendo la historia. Declaraciones, posturas, políticas, políticas, políticas. Imperios mediáticos que despliegan mentiras como nubes de tempestades inducidas.
Veo una bandera imperial que ondea sobre el territorio como algo inderrotable, escucho las bombas de sus aviones reventando corazones que latían por la justicia, mapas del norte y del sur. Un mentiroso que habita su oscura alma en la Casa Blanca y que soporta, no sabemos como, su propia traición a los sueños del pueblo que lo eligió. Veo sus aviones asesinando a los niños de Libia. Sus palabras que son más vacías que cualquier campana, pero que envenenan a tantos que siguen hipnotizados bajo el dominio de las mentiras que por tantos años nos han repetido sus sonidos.
Reviso mi interior, mi alma de poeta que ha recorrido caminos del planeta en busca de la vida, los sueños que a veces se me perdieron y que encontré bajo la almohada. Veo mi piel, el sol atrás de mi espalda. Sigo enamorado de la vida, de todas y todos los que nacieron, nacen y nacerán, del hombre superior.
El museo es grande, la historia larga, diez mil nombre escritos en la lucha, almas de seres que ante que yo han abierto las trincheras. Dulce sigue siendo el aire que respiro, amorosa existencia en este planeta maldito. Hijo del amor que soy, camarada de cada combatiente en las armas, en la poesía, en el arte, en esta refriega infinita de quienes vivimos siendo fieles a la grandeza universal y dentro de la cárcel que atrapa la humanidad.
Sodoma y Gomorra, cielos e infiernos, Yin Yan, como quiera decirse, la contradicción, tesis y antitesis, como quiera llamarse esta enfrenta que es vivir.
Hombres y mujeres superiores debemos ser quienes asumamos las tareas. Escribo y escucho de fondo a mi comandante presidente Hugo Rafael Chávez Frías que desde temprano y todo el día a invadido los medios para reventar la burbuja mediática que anoche mismo, cobijada entre mentiras y calumnias, en las columnas de Herald de Miami lo diagnosticaban moribundo. ¡Que fuerza vital la de este combatiente!. No puedo menos que escribir mi nota en su grandeza. El comandante emerge de la enfermedad de nuevo victorioso, la América se estremecerá ante la fuerza infinita que la humildad ha tejido en su corazón, doblegando a los profetas de desastres y al mismo imperio que no lo podrá derrotar ni con la muerte. Una tabla con escritos santos de caligrafía popular, olor de pueblo, caras sencillas de mujeres y hombre llenos de visiones, de amor a la última esperanza. No es Chávez el que regresa de la muerte, es la humanidad que se despierta.
Los burgueses temen. Los pobres sueñan. La revolución pacífica, es cierto, demora la muerte de lo que está sentenciado al cementerio y retarda el llanto del ser que nace. Pero nada podrá alterar esta álgebra histórica. La revolución no se cansa, se repite como las olas del mar hasta que vence las arenas. El opio de la dominación y del mundo consumista se destruye a si mismo, ninguna esperanza de sobrevivencia podrá tener el egoísmo pues carece de fuerza alguna que lo una a nada. Pero el amor comienza a brotar entre el estiércol.
Hermoso, gallardo, valiente Hugo Chávez, sales a la ventana con la furia de la historia atrapada en tus pulmones que mas temprano que tarde soplarán el huracán que escribirá de nuevo una historia llena de victorias.
Venceremos y viviremos, comandante en jefe y presidente, lo prometo.
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