martes, 19 de abril de 2011

Heinz Dietrich no estará en la construcción del Socialismo del Siglo XXI

Por: Pedro Santander 
Con cierto retraso leí el texto de Heinz Dietrich (HD) en el cual se pronuncia tajantemente acerca de la incapacidad de cuatro presidentes latinoamericanos (Chávez, Fidel, Evo y Correa) de construir el Socialismo del Siglo 21. Con cierto retraso, por lo mismo, contesto.

Ciertamente no es fácil responder a HD, no por la contundencia de sus argumentos, sino por el estilo que elige para plantear sus puntos de vistas. HD plantea radicales predicciones sobre el futuro (“Chávez, Fidel, Evo y Correa no construirán el Socialismo del Siglo XXI”; “Ninguno de los cuatro presidentes ha hecho un esfuerzo serio para avanzar en la alternativa anticapitalista del Siglo XXI y ninguno lo hará). La dificultad de responder a ese uso tajante del futuro simple en oraciones de polaridad negativa radica en que el planteamiento futurista de HD carece de sustento científico. Por lo tanto, no estamos ante predicciones que, como sabemos, requieren sustento científico –tanto teórico como empírico- para calificar como tales.

Antes bien y por lo mismo, lo que nos plantea HD, ni siquiera califica para pronóstico (conjetura acerca del futuro), se trata más bien de futurología. El sabe lo que no ocurrirá en el futuro, simplemente porque lo sabe. Y ¿cómo responder a la futurología?, ¿con más futurología? ¿con equivalencias discursivas, mi futurología contra la tuya?

El segundo problema que veo en el texto antes de entrar en la racionalidad de sus argumentos es de tipo pragmático; ¿cuál es la finalidad de este texto, cuál su propósito? Son estas preguntas necesarias y justificadas en el contexto de hegemonía capitalista e imperialista. HD no explicita el propósito de su futurología, sólo en el segundo párrafo señala haber comentado sus palabras – “debido a la importancia pública de este ensayo” (sic) con “diez revolucionarios de América Latina y cuatro ex combatientes populares”. Esta cita de autoridad es arbitraria, incierta, especulativa, anónima; coherente, en todo caso, con la futurología general del ensayo. ¿Quiénes son esos ex combatientes populares? ¿Edén Pastora, Teodoro Petkoff, Paz Estenssoro? ¿por qué si es una “cita de autoridad” se mantienen sus voces en el anonimato total y especulativo?

Yendo más al fondo del asunto, llama la atención que el argumento central y reiterado de HD para cuestionar radicalmente la capacidad revolucionaria de estos máximos dirigentes latinoamericanos sea dirigir su crítica no realmente contra ellos mismos, sino contra quienes los acompañan. Le molesta que Chávez tenga entre sus compañeros a Cabello, que Correa a Patiño y que Evo a García Linera.

Nuevamente estamos ante una forma extraña de argumentar, ¿por qué el título y el argumento central de su ensayo apuntan a la incapacidad de estos presidentes, pero luego se critica fundamentalmente a otras personas? Además de un reduccionismo, se trata de una descontextualización brutal que no menciona todo lo que estos líderes sí han hecho en estos breves años (además de elegir asesores que no le gustan a HD). Recordemos, por ejemplo, sus medidas anti-imperialistas y anticapitalistas como tirar al tacho de la basura los tratados de libre comercio con EE.UU. (el ALCA) y reemplazarlos por el ALBA; recuperar los recursos naturales, cerrar bases militares (Manta), expulsar a agentes y a embajadores gringos, cortar relaciones diplomáticas con Israel, revitalizar la OPEC y el eje Sur-Sur, cambiar sustancialmente las relaciones de intercambio comercial entre países latinoamericanos y del Caribe, fortalecer los pactos subregionales como el MERCOSUR, Comunidad Andina, Unasur. Y en el plano de la lucha política, todos ellos llevaron a cabo la revolucionaria medida de cambiar las constituciones mediante asambleas constituyentes y consultas populares que revitalizaron y politizaron nuevamente a nuestros pueblos.

Sumemos a ello que Venezuela, Bolivia y Ecuador son los primeros países en el mundo que – liderados por sus presidentes- están planteando nuevos modelos de comunicación, enfrentándose política y legislativamente a la concentración mediática, proponiendo leyes de medios que, por ejemplo, garantizan la comunicación como un derecho constitucional (Venezuela) o que impiden que grupos financieros sean dueños de medios (Ecuador). Si se trata de vanguardia (que HD reclama), vayan ahí esas medidas que sin duda podemos calificar de vanguardistas a nivel mundial. Pero nada de esas concretas iniciativas anticapitalistas le importa a HD tanto como evaluar a los presidentes según quiénes lo acompañan. A su futurología se suma la relativización del dato.

Y a eso se suman ciertos argumentos que no sólo carecen de base científica como todo lo anterior, sino que lindan en cuestionamientos ad hominem, cosa rara en este profesor alemán que a menudo ha criticado esta confusión de niveles en sus artículos.

De Chávez dice que “anda por los caminos de Luis Bonaparte” y nos informa acerca de su “debilidad teórica”; de Rafael Correa que es un “excelente economista” que ha entendido sus planteamientos (los de HD), de García Linera que es “un intelectual brillante en lo abstracto, pero con poca capacidad política”. Es muy fácil desde la comodidad del escritorio y de Internet hacer esas afirmaciones y evaluar desde la pureza que la academia permite la praxis y el nivel teórico de otros. Pues bien, esos otros a los que HD se refiere han demostrado en las circunstancias más extremas, a saber, la de intentos de golpes de estado y de magnicidios (Venezuela, 2002, Bolivia, 2008 y Ecuador, 2010), cómo con herramientas teóricas, analíticas y prácticas han sobrevivido a situaciones que HD ni de cerca ha vivido y las han resuelto política, social y militarmente a favor de la acumulación de fuerza de la izquierda y de los pueblos latinoamericanos.

No es cualquier cosa salir airoso de un intento de golpe en América Latina…..

Punto aparte es su crítica a Fidel. Hay que tener muchas patas para criticarlo de ese modo. Bien sabemos los latinoamericanos el valor del comandante para la lucha libertaria. Fidel no es intocable, ni está ajeno a la crítica revolucionaria, pero si los revolucionarios hemos contado en todos estos años en extremo difíciles para la izquierda con un referente que nos ha impulsado, nos ha dado esperanza y alentado en la lucha que hoy asumen líderes como Evo, Correa y Chávez, ese es Fidel. Por eso, y por todos los ataques imperialistas que hace 50 años recibe y a los que resiste, las críticas a Fidel deben ser prolijas y sólidas. ¿Qué vemos, por el contrario? HD critica con dureza al comandante sobre la base de ¡una oración pronunciada por Fidel el año pasado! Una oración por encima de 50 años de historia revolucionaria. Además, esta hermenéutica que HD hace de palabras de Fidel es errada. Las 29 palabras de Fidel que HD trae a colación hablan de lo poco que, según Castro, se sabía de la “construcción del socialismo”, en tanto, HD le reclama a Fidel cuestiones relacionadas con la “esencia del socialismo”.

Son dos planos distintos. La esencia del socialismo la encontramos en los libros, la construcción del socialismo es cosa de revolución.

Pero en realidad, en este punto HD comete los mismos errores señalados antes. Por un lado descontextualiza a los líderes, y, por otro, argumentativamente hablando, para cuestionar duramente a Chávez, Correa y Evo, critica a sus asesores y para cuestionar a Fidel le espeta asuntos relacionados con algo a lo que Fidel simplemente no se refiere.

La crítica es importante, eso lo sabemos los izquierdistas latinoamericanos, pues nuestra traumática historia mucho nos ha enseñado al respecto. Pero también hemos aprendido otra lección histórica: debemos cuidar a nuestros máximos dirigentes de aquellos que a costa de la crítica rápida y poco sólida buscan un lugar de figuración política que de otro modo –por ejemplo, legitimándose ante los pueblos, siendo reconocido o respetado por ellos – no consiguen. El ex presidente Salvador Allende es paradigmático en este sentido.

HD no impone los tiempos de los procesos sociales ni es este intelectual alemán gel llamado a calificar el fin o el inicio de los mismos, son los pueblos latinoamericanos los que lo están haciendo y lo hacen nuevamente – a pesar del retroceso que las dictaduras y el neoliberalismo significaron- en nombre de la revolución y del socialismo en países como Bolivia, Ecuador y Venezuela. Esas ideas no cayeron del cielo, fueron reintroducidas, ganadas y peleadas por corajudos que como Fidel, Chávez, Correa, Evo y García Linera han conocido la prisión, la traición y las balas de cerca.

Es posible que como dice HD en su título estos líderes “no construirán el Socialismo del Siglo XXI”, no pretendemos nosotros tener una bola mágica para saber cuánto falta, pero si lo logran, HD de seguro que no estará ahí.

Dr. Pedro Santander M.
Director Postgrado en Comunicación
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
CHILE

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