José Vicente Rangel: Les salió el tiro por la culata
*Editorial del programa en Televen “José Vicente hoy”: 19-06-2016.
Resulta lógico –dentro de una interpretación disparatada de lo que es la lógica para algunos– que cuando una oposición no acierta en sus decisiones termine achacándole la responsabilidad de sus errores al adversario. Me refiero, concretamente, a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en su enfrentamiento con el chavismo y el gobierno de Nicolás Maduro.
El origen de este comentario está en lo que sucede con la oposición a partir del 6 de diciembre de 2015, cuando en las elecciones parlamentarias obtuvo una importante victoria. Esa victoria, juzgada en perspectiva, tiene todas las características de un presente griego, o para decirlo de manera coloquial, de un chocolate envenenado. La oposición no supo administrarla. Los humos se le fueron a la cabeza y la arrogancia la desbordó. A tal extremo que sus dirigentes consideraron que habían conquistado algo más que la mayoría en la Asamblea Nacional.
A partir de esa voluntarista interpretación, el liderazgo opositor creyó que todo le estaba permitido, por ejemplo, rivalizar abiertamente con otros poderes públicos, arremeter contra instituciones del estado como el Consejo Nacional Electoral, el ministerio público y el Tribunal Supremo de Justicia.
Pero aparte de todo eso, incurrió en otros errores que actualmente afectan el desarrollo de su estrategia desestabilizadora que, en el fondo, es lo que la MUD tiene planteado. Uno de esos errores fue el anuncio del presidente de la nueva Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, político veterano, fijando un lapso de seis meses para revocar el mandato de Nicolás Maduro. Anuncio éste sin sentido, dado que su ejecución era prácticamente imposible como lo demuestra que el plazo está a punto de cumplirse, el próximo 6 de julio, y Maduro sigue vivito y coleando en Miraflores. ¿Qué sentido tenía esa amenaza, sino enracer aún más relaciones entre la oposición y el chavismo y sacrificar a la Asamblea Nacional como escenario de diálogo? Desde luego, ante el error, el recurso ha sido achacar la responsabilidad al adversario.
Otro error: No anunciar en enero de este año el revocatorio y proceder de inmediato a su implementación. El retraso de varios meses es culpa de la oposición que se enredó en un debate interno sobre el camino a tomar, consecuencia de las contradicciones de la alianza. Sin embargo, la oposición le atribuye el error al chavismo.
Otro caso, aún más patético, fue la posición que adoptó la MUD para presionar que la OEA, a través del inefable secretario general, Luis Almagro, invocase la aplicación de la carta democrática a Venezuela. Error táctico porque tal iniciativa estaba condenada al fracaso por carecer del apoyo necesario en el organismo regional, pero también error por la lamentable imagen de desprecio hacia el país que proyecta la oposición, algo verdaderamente sin precedentes.
En concreto: luego de una victoria malbaratada, la situación de la oposición no puede ser más deplorable. En vez de consolidar una posición de opción confiable, siempre ha estado en la búsqueda de derrotas, con lo cual se incrementan sus divergencias internas y crece el malestar entre sus partidarios
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