lunes, 23 de mayo de 2011

SE SUICIDO HAROLD CAMPING, EL PROFETA DEL FIN DEL MUNDO...

Harold Camping ha muerto. Lo mató un exceso de optimismo, o de ambición, el mismo día que decidió, a través de unos complicados cálculos matemáticos, que podía predecir el Apocalipsis, o meterse directamente en el bolsillo una tajada extra de las donaciones hechas a Family Radio, su cadena pastoral.

Se estima que Family Radio recibió alrededor de 80 millones de dólares en contribuciones entre los años 2005 y 2009. Declaraciones de impuestos recientes indican que la cadena de Camping, con más de 60 estaciones a lo largo de Estados Unidos, es financiada fundamentalmente por donativos.
Sólo en 2009 recibió 18 millones de dólares.
Donativos que cualquiera con dos dedos de frente puede suponer disminuirán considerablemente tras la segunda profecía fallida del predicador, que ya en 1994 se había equivocado rotundamente. Y es que, o hablamos de un pícaro, de un mentiroso compulsivo o de un tonto. Seguramente ninguna de estas tres variables impulsará a la mayoría de los oyentes de Familiy Radio a seguir enviándole dinero.
El hecho de que la radio haya solicitado en Minnesota una extensión de fecha límite --del 15 de julio al 15 de noviembre-- para presentar sus documentos de exención de impuestos, implica que ni sus propios miembros se creían la historia del fin del mundo este 21 de mayo. ¿Para qué solicitar una extensión para noviembre si en mayo estarían en el cielo?
No sé si la “muerte” de Harold Camping implicará, a corto o mediano plazo, la muerte de su cadena. Lo que nadie podrá matar, en cualquier caso, es la credulidad, la necesidad de creer en lo sobrenatural, latente en el ser humano. Necesitamos aferrarnos a una esperanza, a alguien o algo que nos guíe y asista. Ha muerto Camping, pero reencarnará en otro predicador cualquiera. Como suele suceder.


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