sábado, 9 de abril de 2011

Cuba tiene hoy una de las economías más dinámicas de América

Hace unos meses el gobierno de Cuba tomó varias medidas que configuraban, sin duda, un viraje estratégico hacia una sociedad más productiva y una aproximación hacia un cuadro de relaciones más fecundas entre Estado y sociedad civil. Es nuestro deber de revolucionarios, como pequeñísimo pero obligatorio aporte a un proceso que nos pertenece a todos, establecer un balance de tales medidas y emitir un juicio sobre el tipo de sociedad que estará surgiendo en la isla. Esos criterios de análisis y tales pautas de opinión constituyen hoy, consolidada para siempre la Revolución, la óptima nuestra de solidaridad con Cuba.
Empezaremos el análisis de las medidas dictadas a fines del 2010 con aquella que cambió los criterios para establecer negocios privados en el campo de los servicios de restauración, comida rápida y sus similares. Hasta fines del 2010, los paladares, como se conoce en la isla a los negocios cuando no los explota el Estado, debían cumplir determinadas normas para poderse implantar y subsistir. Ahora algo que yo llamaría, abusando un poco de las comparaciones, “keynesianismo fiscal”, los paladares están sujetos a medidas de regulación mediante el impuesto. Un paladar puede ver la luz y seguirla contemplando si satisface un canon mensual mínimo de ochocientos dólares. Se calcula que en Cuba existen 700 negocios de tal tipo, no es muy jugoso el rédito que deriva el Estado. Pero los impuestos en la Cuba que surge de los decretos que han inspirado este artículo, no serían juzgados o evaluados por lo que produzcan, sino por el efecto económico, expansivo, restrictivo o neutral que surtan en la economía nacional. Es por ello que he calificado de keynesianismo socialista el conjunto de providencias ligadas a toda la situación que quiere crearse.
Así como en 1933, cuando Franklin Delano Roosevelt no podía ser juzgado por criterios de justicia o injusticia social o por normas de equidad fiscal, sino por el efecto restrictivo, expansivo o neutral de sus medidas en el ámbito de la economía global norteamericana, a la Cuba de hoy hay que justipreciarle por la calidad expansiva, neutra o restrictiva de los decretos. Los primeros indicios apuntan hacia un efecto expansivo.
Enrique Núñez ha reabierto lo que desde los años noventa del siglo pasado es el más cotizado paladar de La Habana, La Guarida, allí se filmó la más famosa película de Cuba, Fresa y Chocolate de Tomás Gutiérrez Alea. Núñez llegó a cerrar su negocio pero al conocer la índole y alcance de las nuevas medidas, corrió a reabrir su restaurante.
Los salones repletos de clientes, le advirtieron dos cosas: Cuba es hoy, con Brasil y Colombia, tal vez la sociedad más dinámica de América Latina.
Pese al carácter fiscalizador, minucioso, en cuanto a los requisitos para abrir un paladar que ordenan el número mínimo de mesas que deben instalarse y otros detalles que omitimos, no sólo no ha cerrado ningún establecimiento privado de venta de comidas, sino que su número se viene incrementando con tal intensidad que fue posible trasladar en el último trimestre d 2010 a 75.000 personas desde la burocracia hacia actividades de diversa índole.
Confieso que al leer las informaciones internacionales de prensa que dan cuenta de las minuciosas condiciones exigidas por el Estado Cubano a los paladares para que adquieran status legal, sentí cierto desconcierto, cierta sorna, pero dije: más pormenorizadas eran bajo Luis XIV las condiciones que imponían los borbones de Francia y no he leído hasta ahora la protesta o la crítica de ningún historiador. El burocratismo o lo que se entienda por burocratismo, tiene en el caso de Cuba una explicación, el bloqueo criminal que sufre la isla desde hace más de medio siglo. El que critique el burocratismo y olvide el bloqueo como factor explicativo, navega por las aguas bochornosas de la hipocresía. Más lo esencial es que Cuba constituye hoy un caldo de economía expansiva, azotada incluso por cierta inflación, según presumo.
A raíz del hundimiento del bloque soviético, el problema de Cuba radicaba en la depresión veloz y formidable que hizo de la isla durante dos o tres años algo parecidos a esos mares inmóviles que se adormecen bajo el sol de los trópicos.
Hoy, por el contrario, el problema de Cuba es la celeridad y la lucidez con que las élites revolucionarias entienden la necesidad de convertir las corrientes comerciales que atraviesan o circundan la isla en otros tantos factores y medios de inversión. Las medidas que promulgara el gobierno revolucionario indican, para satisfacción de quiénes somos y seguiremos siendo solidarios con Cuba, que hay allá conciencia clara de la necesidad de una severa política económica que cierren las vías que vienen propiciando cierto despilfarro..

Raúl Castro en alguna de sus alocuciones más recientes plantea la necesidad de unificar los distintos tipos de cambio. El problema político que plantea la unificación del tipo de cambio radica en que podría implicar una indebida ventaja para el imperio americano.

Pero, cabe preguntar: ¿la ventaja del signo monetario gringo vendría de la existencia de un signo unificado o de ser el dólar la moneda más fuerte de todo el orbe? Dentro de una revolución que ha sido genial uniendo factores racionales y factores sentimentales como no lo ha hecho ninguna otro Revolución, sería de esperar que en los próximos cinco años establezca un sistema completo para la economía nacional de la isla. Cuba no puede vivir en total emergencia, es verdad que la emergencia será su compañera, pero debe ella irse reduciendo a medida que la Revolución se consolida.
Cuba tiene varios rasgos o aspectos que no comparte con ningún otro país del planeta: el gobierno revolucionario no ha masacrado a un solo grupo, cuba no ha suspendido una sola vez desde 1959 las garantías constitucionales. Ningún otro gobierno puede decir lo mismo entre el cabo de Hornos y el Estrecho de Bering.
Armando Daza

No hay comentarios:

  EL MUNDO CAMBIARÁ, EL CORONAVIRUS LO LOGRARÁ. Desde que el mundo es mundo, los imperios con sus monarquías y con apoyo de las religiones, ...