sábado, 12 de marzo de 2011

ESTAMOS CRIANDO VAGOS...


SOMOS LA ÚLTIMA GENERACIÓN QUE OBEDECIÓ A LOS PADRES…
Por César Mella, Psiquiatra
Son los reyes de la creación, si nos descuidamos nos dan bofetadas y nosotros les damos un besito. Esos pequeñitos saben …mas…
· Hay que llamarlos varias veces en la mañana para que se levanten supuestamente en la mañana. Se levantan irritados, pues se acuestan muy tarde hablando por teléfono, viendo tele o conectados al internet.
· No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos poner un dedo en nada que tenga que ver con ‘arreglar algo en el hogar’.
· Idolatran a sus amigos y viven poniéndoles ‘defectos’ a sus padres, a los cuales acusan a diario de que ‘están pasaos’. A las madres las miran peor que a una empleada, no le tienen ninguna consideración ni respeto; les exigen mas de lo que ellas pueden hacer, qué injustos son, qué equivocados están.
· No hay quien les hable de ideologías, de moral y de buenas costumbres, pues consideran que ya lo saben todo y contestan con grosería y mucha altanería.
· Se quejan a diario porque “nada les alcanza’. Siempre exigen mas y mas.
· Miran a sus familiares y a sus progenitores por encima del hombro, no caben de la arrogancia que poseen.
· Definitivamente estamos rendidos y la tasa de retorno se aleja cada vez más, pues aún el dí­a en que consiguen un trabajo hay que seguir manteniéndoles. Ojo.
Me refiero a un segmento cada vez mayor de los chicos de capas medias urbanas que bien pudieran estar entre los 18 y los 25 años y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos, constituyen un verdadero dolor de cabeza. Son el resultado de lo que ellos mismos hicieron, les aparentaron y les dieron cosas y facilidades que no tenian (pensaban que eran ricos) y ellos lo creyeron y el ego se les infló.

¿En qué estamos fallando?
Para los nacidos en los cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado es que se levantaban de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que tení­an que limpiar la casa; que lustraban sus zapatos; algunos fueron limpiabotas y repartidores de diarios; otros llevábamos al taller de costura la ropa que elaboraba nuestra madre o tení­amos un pequeño salario en la iglesia en donde ayudábamos a oficiar la misa cada madrugada. Teniamos una conciencia bien abierta de lo que poseiamos y como lo obteniamos.
Lo que le pasó a nuestra generación es que elaboramos un discurso que no dio resultado:
‘¡Yo no quiero que mi hijo pase los trabajos que yo pasé!’ y desde ese instante, lo privamos de lo mejor que tiene la vida: La necesidad, que agudiza el ingenio y el sufrimiento que nos engrandece; ahora vivimos cojeando y resongando; ya no hay remedio..
¿Usted por qué tiene lo que tiene?…
Porque le costó esfuerzo… sacrificios, y así es que se aprende a valorar los esfuerzos de los padres y no acostumbrar a nuestros hijos a recibir todo en bandeja de plata y por obligación.Y ademas sin agradecer nada.
Nunca conocieron la escasez, se criaron desperdiciando, a los 10 años ya habí­an ido a Disney World no una, sino dos veces, cuando nosotros a los 20 no sabí­amos lo que era tener un pasaporte.
El ‘dame’ y el ‘cómprame’ siempre fue generosamente complacido y ellos se convirtieron en habitantes de una pensión con todo incluido, (TV, Dvd, Equipo de sonido, Internet y comer en la cama, recogerle el reguero que dejan por que siempre se les hace tarde para salir…) Ni que decir cuando uno de sus padres comete un error humano, le caen encima sin piedad y sin ningun respeto y consideración. Qué tristeza vivir en este mundo tan vacio, pobres las generaciones venideras.
¿Quien les suministro todo eso a nuestros hijos?…
NOSOTROS MISMOS, SABIENDO QUE NO ESTABA BIEN, fingiendo y aparentando lo que no es. Al final se marchan a la conquista de una pareja y del mundo; pero vuelven al hogar divorciados o porque la situación les aprieta en su nueva vida.
Los que tienen hijos pequeños, pónganlos los domingos a lavar el carro y a limpiar sus zapatos, a ganarse para la obtención de las cosas que necesiten. Un pago simbólico puede generar una relación en sus mentes entre trabajo y bienestar.
Las hijas deben desde temprano aprender a manejar el hogar para que entiendan la economí­a doméstica en tiempos que podrí­an ser más difí­ciles, y porque ellas tienen una conciencia más amplia del orden y la prosperidad del hogar.
La tele, la moda y toda la electrónica de la comunicación han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó, y ellos se aprovechan de nuestra supuesta desinformación para salirse con la suya, ignorando que se están echando la soga al cuello; siento mucho pesar por estos seres.
Estamos forzados a revisar los resultados, si fuimos muy permisivos o si sencillamente hemos trabajado tanto que el cuidado de nuestros hijos queda en manos ajenas y en un medio ambiente cada vez mas deformante y supuestamente por nuestro cargo de conciencia de no tener mucho tiempo con ellos lo compensamos con cosas materiales…, evolucionamos menos cada dia porque damos ejemplos que ellos siempre cuestionan atrevidamente: cómo quieren que yo no fume y no tome, si éllos lo hacen?. Qué arrogancia, qué irrespeto.

NUNCA ES TARDE PARA CAMBIAR Y RECUERDEN ES MEJOR TARDE QUE NUNCA, NUESTROS HIJOS ALGÚN DÍA LO VAN A AGRADECER y si no lo saben agradecer, al menos pueden aprender con sus propias experiencias. Ah…

¿“SOMOS LA ÚLTIMA GENERACIÓN QUE OBEDECIÓ A LOS PADRES…
Y LA PRIMERA GENERACIÓN QUE OBEDECE A SUS HIJOS” ?

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