Pongan atención...
Por: Nery La Cruz
Cuando no se quieren hacer las cosas en revolución, es mejor no hacer nada, porque se corre el riesgo de hacer lo peor. Es un axioma elemental del sentido común, en los procesos de cambio. La revolución entonces, da el espacio para la rectificación. Es básico pensar que la absurda idea de reestructurar las autoridades regionales del PSUV, en función a los sesenta militantes que hace tiempo fueron escogidos con un procedimiento de cuarto grado, es un chasco a la democracia interna y a los postulados de supervivencia del socialismo. Vaya usted, a saber a quien se la ocurrió pensar que una elección interna en socialismo para escogencia de autoridades genera agrietamiento partidista. Quienes están pensando que la elección directa de las autoridades del PSUV, a través de una consulta democrática, es un proceso análogo a la elección de candidatos a los cargos de representación popular, simplemente están equivocados. Una elección de autoridades internas lo que produce es el mayor acercamiento de los militantes y coadyuva a atraer a los que se han distanciado por cualquier razón. Es claro y preciso que una elección para autoridades partidistas, abre los espacios para todos los pensamientos y maneras de orientar el socialismo, además de que todas esas tendencias pueden quedar al final proporcionalmente representadas.
El método que se pretende usar para escoger las autoridades pesuvista en estos tiempos es decadente, anti estadístico y profundamente antidemocrático. Es como si el PSUV, se hubiera detenido en el tiempo y la revolución en nada hubiera podido andar. Es una contradicción histórica, diría Trosky. Quizás la peor afrenta que pueda soportar un militante de avanzada con deseos de participación, es que le excluyan la posibilidad de tomar parte de la dirigencia socialista. Porque si se quiere escoger la autoridad socialista desde el pote de los sesenta, no es necesario la argucia de la restructuración, para dejar la cosa como está. Quizás también, el mayor traspié que pudieron dar la mayoría de las autoridades regionales en los estados, fue la insuficiencia política para sortear la convivencia entre los factores de pensamientos heterogéneos después de las internas diputacionales.
Eso generó y genera aun dificultades para impulsar los propósitos de la revolución. Y la oportunidad de elegir las autoridades seria un alivio a esas tensiones. Pero también los gobiernos regionales y locales tienen una responsabilidad muy grande cuando tomaron parte activa en las diatribas que se dieron, con ocasión a las internas diputacionales. Ahora, lo que si es históricamente definitivo, es que el socialismo se afianza con más socialismo y la democracia se robustece con mas democracia. Por eso, esa idea de escoger entre sesenta inamovibles, debe ser suprimida y estimular un amplio proceso participativo que lleve a los canales de dirección socialista, los mejores hombres y mujeres capaces de impulsar el socialismo creativo para la mejor causa de la revolución.
n_lacruz@yahoo.com
Por: Nery La Cruz
Cuando no se quieren hacer las cosas en revolución, es mejor no hacer nada, porque se corre el riesgo de hacer lo peor. Es un axioma elemental del sentido común, en los procesos de cambio. La revolución entonces, da el espacio para la rectificación. Es básico pensar que la absurda idea de reestructurar las autoridades regionales del PSUV, en función a los sesenta militantes que hace tiempo fueron escogidos con un procedimiento de cuarto grado, es un chasco a la democracia interna y a los postulados de supervivencia del socialismo. Vaya usted, a saber a quien se la ocurrió pensar que una elección interna en socialismo para escogencia de autoridades genera agrietamiento partidista. Quienes están pensando que la elección directa de las autoridades del PSUV, a través de una consulta democrática, es un proceso análogo a la elección de candidatos a los cargos de representación popular, simplemente están equivocados. Una elección de autoridades internas lo que produce es el mayor acercamiento de los militantes y coadyuva a atraer a los que se han distanciado por cualquier razón. Es claro y preciso que una elección para autoridades partidistas, abre los espacios para todos los pensamientos y maneras de orientar el socialismo, además de que todas esas tendencias pueden quedar al final proporcionalmente representadas.
El método que se pretende usar para escoger las autoridades pesuvista en estos tiempos es decadente, anti estadístico y profundamente antidemocrático. Es como si el PSUV, se hubiera detenido en el tiempo y la revolución en nada hubiera podido andar. Es una contradicción histórica, diría Trosky. Quizás la peor afrenta que pueda soportar un militante de avanzada con deseos de participación, es que le excluyan la posibilidad de tomar parte de la dirigencia socialista. Porque si se quiere escoger la autoridad socialista desde el pote de los sesenta, no es necesario la argucia de la restructuración, para dejar la cosa como está. Quizás también, el mayor traspié que pudieron dar la mayoría de las autoridades regionales en los estados, fue la insuficiencia política para sortear la convivencia entre los factores de pensamientos heterogéneos después de las internas diputacionales.
Eso generó y genera aun dificultades para impulsar los propósitos de la revolución. Y la oportunidad de elegir las autoridades seria un alivio a esas tensiones. Pero también los gobiernos regionales y locales tienen una responsabilidad muy grande cuando tomaron parte activa en las diatribas que se dieron, con ocasión a las internas diputacionales. Ahora, lo que si es históricamente definitivo, es que el socialismo se afianza con más socialismo y la democracia se robustece con mas democracia. Por eso, esa idea de escoger entre sesenta inamovibles, debe ser suprimida y estimular un amplio proceso participativo que lleve a los canales de dirección socialista, los mejores hombres y mujeres capaces de impulsar el socialismo creativo para la mejor causa de la revolución.
n_lacruz@yahoo.com
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