martes, 17 de julio de 2018

"LA FAMILIA O LA CONSECUENCIA DE ESCRIBIR EN APORREA. 
Rafael Vásquez
La familia es uno de los bienes mas preciados que los seres humanos podemos tener y como en todas las cosas normales de la vida, es válido que pensemos diferente y tengamos visiones de mundo también diferentes, ya sea en la religión, la política, la cultura, la música y pare usted de contar. Pero aún así, en medio de todas estas circunstancias, los reencuentros familiares nos causan mucha alegría y felicidad y en esos momentos las diferencias pasan desapercibidas; igualmente pasa cuando nos conseguimos con un familiar que tenemos tiempo sin ver: la alegría y la nostalgia nos regocija el alma y el espíritu y e un momento hermoso que vivimos. Todo este preámbulo viene a colación porque mis tres últimos escritos que han salido en el portal web de Aporrea, como son: "La Santa Madre Carmen Rendiles", "Enjaulen a Trump" y "Me Arreché con Maduro" han levantado algunas ronchas a nivel de mis familiares amistades, que bien me conocen. Esto lo considero muy normal: para un escritor lo importante es que lo lean y todas las opiniones, favorables o no que se generen de lo escrito, siempre serán bienvenidas, siempre y cuando haya un mínimo de respeto en lo personal. Motivado a la gran polarización política en el país, he tratado en lo posible, de no debatir ni discutir sobre temas políticos en reuniones familiares, sobre todo cuando hay persona que se crispan como un erizo o se ponen rojos como un tomate abordan estos temas. Y por muy irracionales que sean sus exposiciones, evito contradecirlos. Respecto a los escritos que se hicieron públicos, me dolió profundamente que un ser muy querido y allegado a mí, que es parte de mi vida, me dijo que lo sacara de su Facebook porque esto lo avergonzaba. Respiré profundamente, no le respondí nada y justamente en ése momento, me llamó un amigo y camarada para decirme que mi escrito: "Me arreché con Maduro" había sobrepasado las cuatro mil lecturas en este portal. Este hecho me brindó un alivio enorme y recordé a Chávez cuando dijo: "¡Águila no caza mosca!". Esto también me hizo recordar uno de los tantos encontronazos que por razones políticas, tuve también con mi progenitor. Mi padre era un hombre muy leído y muy culto, tenía una amplísima biblioteca y estuvo suscrito durante toda su vida a la revista "Selecciones del Reader´s Digest", que le proporcionó una formación anticomunista y como yo, a los diecisiete años, ya era miembro de la Juventud Comunista en Caracas, se suscitaban numerosas desavenencias entre ambos, pero creo que en el fondo, esto nos unió más, porque siento que nos quisimos profundamente. Uno de los tantos episodios que podría contar de aquellas diferencias políticas vividas con m padre es en uno de los tantos allanamientos que se efectuaron a la UCV en los años 60, durante el cual se armó una fuerte plomazón en la cual todos los estudiantes corríamos despavoridos y sin saber en dónde guarecernos del ataque, porque por todas partes nos topábamos con el ejercito. Nunca olvidaré ese día pues un compañero que estudiaba mecánica cayó herido y, al ir a socorrerlo y tratar de entrar nuevamente a la ETI, una ráfaga de ametralladora lo partió a la mitad, prácticamente en nuestros brazo. La muerte de este compañero nos impresionó mucho y nos laceró el alma y el corazón. Cuando se sucedían hechos como estos, nos embargaba la ira y se suscitaban las acciones violentas, como la quema de autobuses por ejemplo. Ese día tratamos de quemar la bomba de gasolina que quedaba en la Avenida Roosvelt pero la policía nos repelió a plomo limpio y hubo más heridos. Luego de estos hechos decidimos, en asamblea de estudiantes, tomar la escuela y secuestrar al director Neptalí Prato, un adeco ultra reaccionario que llamaba a la policía cada vez que nosotros salíamos a protestar. La acción del secuestro se solucionó con la intervención de José Vicente Rangel y del Rector Jesús María Bianco, un hombre digno y justo, muy querido por los estudiantes. Todos nosotros perdimos el año y quienes dirigimos estas acciones pasamos a engrosar una lista negra que nos impedía continuar estudios en ninguna institución del país. La toma de la ETI con su director dentro de las instalaciones, duró mucho tiempo y toda la policía nos atacaba. Los muchachos de las FALN les respondían y prácticamente nosotros quedamos entre dos fuegos. Toda esta situación motivó a que muchos padres fueran a buscar a sus hijos y una toma que se inició con más de dos mil etianos y ucevistas terminó, a lo sumo, con aproximadamente cien estudiantes. Al que abandonaba y se iba lo pitábamos y los llamábamos tanto ellos como a sus padres "esquiroles", lo que sería equivalente hoy en día a "escuálidos". Un día me tocó a mí, porque mi padre se trasladó desde la población de Guarico (sin acento), en el Estado Lara, hasta Caracas, dejando dicho en el pueblo que él me sacaría por las buenas o por las malas de ese "antro de guerrilleros". Ese día ha sido uno de los más difíciles que me ha tocado vivir, pues en esa cerca de alfajol que nos separaba a mi padre y a mí, se escenificó un combate de ideas muy fuerte, entre un padre que tenía sobradas razones y un hijo que era fiel a sus principios e ideales. Al final me quedé, llorando mientras mis compañeros me aplaudían. Pero el llanto no lo podía contener y me embargó una profunda tristeza que no me dejó dormir esa noche. Hoy entiendo y valoro el profundo amor de los padres por sus hijos. Pero que mi padre nunca supo es que después de ese encontronazo que tuvimos y en vista de que con la huelga habíamos perdido el año, un grupo de estudiantes solicitamos a la dirección del partido, incorporarnos a la guerrilla que dirigía Argimiro Gabaldón en las montañas de Lara. La respuesta a dicha petición fue negativa pues, a raíz de la división del partido se le había quitado el apoyo a la lucha armada. Entonces nos ofrecieron una beca para estudiar en Rumanía, pero en mi caso, por problemas personales de papeleo, esto no se concretó. Todos estos acontecimientos se sucedieron en 1966. Hoy fríamente pienso que menos mal que lo de subir a la montaña no se hizo posible porque la relación con mi padre hubiese sido catastrófica por lo siguiente: Mi papá fue fundador de Acción Democrática en el Estado Lara y en el pueblo de Guarico era el representante máximo del gobierno que combatía a la guerrilla. Sus vehículos personales eran usados por la Digepol para llegar camuflada hasta los caseríos del pueblo y realizar la represión de los campesinos. Llegó el momento en que él no pudo visitar más su finca ni atender sus negocios por dichas acciones. En esos años de guerrilla y represión tuvimos una relación muy tumultuosa siempre de confrontación que, con el paso del tiempo, se suavizó porque cada uno fue siempre respetuoso de lo que pensaba el otro. Mi padre falleció en el año 1975 y la última vez que fue a votar, mi esposa Gloria y yo lo llevamos al centro de votación porque estaba convaleciente. Cuando fue a colocar la huella en el cuaderno de votación sacó un carnet rojo del PDV de los tiempos de cuando fundaron a AD y dijo a la representante de ese partido en la mesa de votación: "¡Quién lo iba a creer que mi hijo que es comunista, traería a su papá a votar por AD!" Hoy en día, en este desastroso descalabro económico que vive el país, se acrecienta la confrontación ideológica y esto tiende a dividir a las familias, un problema agudizado por muchísimos factores que es difícil de explicar en discusiones acaloradas. Por una parte está la ineficiencia, corrupción e improvisación del gobierno que no logra dar pie con bola en esta problemática y por la parte contraria está una oposición que se ha convertido en un nido de alacranes que o tiene credibilidad ni liderazgo alguno en l población y que con su actuación solo oxigena al gobierno cuando quiere resolver la crisis solicitando una intervención militar extranjera, que nos conduciría a una inevitable guerra civil. Si el PCV no se hubiera dividido en su oportunidad, quizás yo hubiese tomado el fusil y luchado contra el sistema que representaba mi padre. Pero, si hoy invaden nuestro país, con las pocas fuerzas que aún me quedan, no dudaré en combatir a los invasores. Eso lo juro. RAFAEL VÁSQUEZ"

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