EL
MILAGRO DEL CORRUPTO
–FIDEL BARBARITO
Una cosa es creer en Chávez y otra muy distinta es
creer en lo que Chávez creía, parafraseando a Juan José Bautista. Esta frase me
hace recordar que no era sencillo asumir aquella afirmación tan categórica “todos
somos Chávez” lanzada por nuestro Comandante apelando a su humanidad,
sensibilidad, compromiso, internacionalismo, empatía, responsabilidad, entrega
y decisión y a su angustia por
incorporarnos en ese mundo humano vislumbrado por él, posible y necesario, ese
otro mundo más allá del capitalismo.
Fueron muchos los corruptos que se quemaron en esta
ruta. Pero son muchos también los que siguen avivando nuestras angustias,
perforando toda posibilidad de avanzar hacia el horizonte dibujado por el
Comandante. A estos los reconocemos fácilmente en la extensa y diversa gama de
bachaqueros -que va de los empresariales a los callejeros- y que incluye a los
banqueros, a los agroindustriales y a los comerciantes, así como a los
legisladores, fiscales, jueces y funcionarios del orden público que se han
convertido en sus cómplices por acción u omisión.
Estos son los que nunca creyeron en Chávez y mucho
menos en lo que Chávez creía. ¡Ay los otros! Aquellos que se dicen chavistas,
pero nunca han creído en lo que creía Chávez. Muchos de ellos dirigen las
instituciones públicas y dan discursos citando al Comandante. Pero hacen un
ejercicio del poder autoritario, destrozan la institucionalidad para crear su
“club de amigos” particular, se burlan de los derechos de las y los trabajadores,
desaceleran los proyectos estratégicos, malversan y comisionan los
presupuestos, al tiempo que se construyen una “base política” a punta de
mentiras y palangre. Finalmente, salen aparatosamente de la institución.
La inmensa mayoría de ellos no se preocupa por
sanciones de ninguna especie. Confían esperanzados en que se vuelva a cumplir
el milagro. Y el milagro llega: son nombrados en otra institución.
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