martes, 29 de noviembre de 2011


Siria: en la mira
Por: Manuel Alejandro Ramírez 

Después de la intromisión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la guerra civil promovida por ellos en Libia, el Imperialismo busca una nueva víctima, animados por la imposición de la Junta Militar en Egipcio, el asesinato de Muhamar Al Gadaffi, miembros activos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) buscan desestabilizar Siria con el propósito de apropiarse de sus recursos naturales, como de costumbre los medios utilizados son similares a otras invasiones: mercenarios, sanciones económicas y propaganda en exceso.

Información sin confirmar: casus bellis
Como la invasión a Afganistán e Irak por parte de Estados Unidos y otras potencias occidentales, la intromisión de la OTAN en el conflicto bélico que ellos mismos promovieron en Libia está justificada en mentiras. En Afganistán uno de los países más pobres del mundo donde reinó el régimen Talibán apoyado por Estados Unidos quien desde 1978 asesoro con armamento para combatir a la República de Afganistán, que finalmente ante la desintegración de la Unión Soviética cayó ante los fundamentalistas islámicos, la propaganda occidental marcó la atención sobre el pueblo afgano y su gobierno.
Poco antes de los atentados terroristas en World Trade Center, en el mes de julio de 2001 la BBC difundió una serie periodística titulada: “Afganistán detrás del velo” en donde se exponían los abusos cometidos por el Talibán contra las mujeres. Dicho reportaje seriado fue reproducido en distintas cadenas televisivas del mundo. Dos meses antes de los “misteriosos” atentados terroristas del 11 de septiembre la percepción de los televidentes hacia Afganistán era de un estado misógino abusivo y necesitado de “ayuda internacional”.
Lo demás es historia: El gobierno de Estados Unidos y la maquinaria de información global encabezada por CNN y la BBC emprendieron una campaña desinformativa brutal. El objetivo era claro, desviar la atención sobre lo sucedido en las Torres Gemelas, el Pentágono y la serie de incongruencias e interrogantes que dejaron, y virar la atención de la opinión pública al país donde supuestamente residía el finado y antes socio imperialista Osama Bin Laden.
Tergiversando la historia de Afganistán se ignoró la revolución surgida en los años setenta en el territorio árido donde los Talibanes sobrevivían cultivando opio que los europeos felizmente compraban y consumían. Revolución de orientación socialista que logro triunfar y erigir una república ferozmente atacada por los fundamentalistas islámicos apoyados secretamente por las naciones occidentales, causa que provocó la “invasión soviética” y la inestabilidad que finalmente en 1982 puso fin a la pueril democracia afgana y condenó a su pueblo a soportar el destino marcado por los “aliados pro- yanqui” los antiguos amigos talibanes, que curiosamente en 2001 se convirtieron en enemigos.
La invasión punitiva sobre Afganistán por parte de los imperialistas no cumplió con los objetivos marcados, ni Osama Bin Laden que recientemente “murió” asesinado por un comando armado norteamericano, ni el Mulá Mohamed Omar supremo líder Talibán ahora desaparecido fueron juzgados por sus “crímenes”, por otra parte el empobrecido país desértico conoció el asesinato desproporcionado de su población, la violación a sus derechos humanos y la constitución de un gobierno entreguista de su gas natural a las empresas transnacionales.
La misma situación desinformativa solapada por las grandes cadenas informativas de los países occidentales contribuyó a la invasión a Iraq, las miles de muertes civiles, el saqueo cultural, la constante violación a los derechos civiles por parte de los “marines” y el asesinato en la horca de Saddam Hussein (casualmente anterior aliado occidental) previamente justificadas por la “posesión del gobierno iraquí de armas de destrucción masiva”. Armas que al igual que el Mulá Mohamed nunca aparecieron.
Nuevos escenarios, mismos métodos
La crisis del capitalismo internacional a provocado inconformidad en grandes zonas del globo, tanto en oriente como en occidente, las aspiraciones por un mundo más justo y humano a puesto en aprietos a distintos gobiernos, llámense “democracias” o “dictaduras”. En occidente las manifestaciones se han tornado pacíficas y las respuestas de los Estados violentas represiva, se han golpeado y amedrentado jóvenes en Chile por pedir una educación científica y gratuita, en Estados Unidos no ha sido la excepción, donde las fuerzas represivas envueltas en estrafalarios trajes han hecho “cumplir la ley”.
En lugares “menos modernos”, ejemplo Colombia y México la desaparición forzada de opositores políticos y la represión en las calles y encarcelamiento de los miembros de los movimientos sociales es un acontecimiento cotidiano junto al clima de muerte e inseguridad que se presentan en esas “incipientes democracias”.
Por su parte Medio Oriente y África no han sido la excepción y a la vez la diferencia, ya que las manifestaciones e inconformidades internas se han nutrido por un agregado bien conocido: el imperialismo.
Mubarak títere imperialista mantenía en su país una calma relativa, pero la “primavera” hizo que los ánimos de sus gobernados tornarán hacia la rebelión, esto sinónimo de cambio, pero casualmente la iniciativa de revolución no fue solamente apoyada por amplios sectores de egipcios inconformes con la ineptitud de su gobernante, el Imperialismo por medio de sus agentes secretos empezaron a financiar y organizar a la oposición para finalmente terminar imponiendo una junta militar más violenta e ineficaz que Mubarak.
Pero la “primavera árabe” no terminó en Egipto, la estrategia imperialista estaba marcada para intervenir en otros dos países más: Libia y Siria.
Libia se había convertido en enemigo en 1969 cuando Muhamar Al Gadaffi abrazó el socialismo, terminando con la monarquía e iniciando un proceso revolucionario que dejó fuera a las potencias colonialistas de los destinos del país africano. Pero el derrumbe del campo socialista, la dificultades económicas y las constantes agresiones militares Norteamericanas a su territorio provocaron que Gadaffi optará por una alejamiento de las causas que decía defender y finalmente aceptará la entrada de transnacionales petroleras.
Ante la crisis económica implacable occidente no dejó de ver en Libia un objetivo militar y económico a pesar de las medidas neoliberales acatadas por un Gadaffi temeroso y alejado de las causas de su pueblo. Así ante los primeros estallidos de inconformidad el sistema de inteligencia norteamericano y la gran prensa internacional comenzaron su trabajo criminal.
Durante las semanas siguientes a las primeras manifestaciones en los principales noticieros de las cadenas informativas predominantes, estaciones de radio internacional y diarios se exageró la situación en Libia, se habló de “miles de muertos”, “asesinados” por el dictador Gadaffi, muertes dijeron, de inocentes que tuvieron la desfortuna de quejarse en una tiranía inflexible y sanguinaria. Cadáveres de los que nunca se dio prueba ya consumada la intervención de la OTAN.
Porqué la muerte de “miles de libios” por Gadaffi fue mentira hecha verdad, el grado en que la falsedad se convirtió en axioma y justificante bélico alcanzo niveles sorprendentes. Basta recordar a la periodista Ana Pastor fuera de sus cabales suplicándole al presidente de Irán Mahmud Ahmadineyad aceptará la “masacre de Ghadaffi” como causa de guerra contra Libia. Ahmanideyad conocedor de las tácticas desinformativas no pudo más que evadir los informes falsos y continuar con una desafortunada entrevista.
A la par de la mentira sistemática sobre la situación en Libia, Siria territorio mediterráneo gobernado por una dinastía desde 1970 con una economía precaria basada en la industrialización de alimentos y textiles, vecino incomodo del Estado genocida de Israel fue puesto en la mira del Imperialismo.
Finalizado el conflicto en Libia, después de los atroces y cobardes ataques de la Organización del Atlántico Norte con el asesinato de Gadaffi y la persecución de sus principales aliados, Siria desde el comienzo de la ofensiva hacia Libia se perfilaba como el objetivo próximo, los más recientes acontecimientos no dejan duda.
Mucha propaganda y un buque cerca de Damasco
En forma similar a lo acontecido en Libia, donde los “pacíficos” manifestantes opositores se convirtieron en grupos armados (¿armados por quién?) Siria dirigido por Bashar Al Bassar ha contenido grupos armados y perdido a cuantiosos militares, notica tergiversada y anotada en los medios masivos de comunicación como “represión oficial del régimen contra su población desvalida.”
Recientemente Wabster Tarpley periodista y escritor norteamericano ha acusado al embajador de Estados Unidos en Siria Robert S. Ford de dirigir una confabulación planeada por la CIA y apoyada por grupos de mercenarios sirios en contra de su gobierno, con el fin de provocar desestabilización y provocar un ataque deliberado por la OTAN.
La creciente propaganda internacional y el testimonio antes mencionado, aunado a los reportes de un portaaviones de nombre “George H. W. Bush” parecen síntomas predecesores de un ataque del Imperialismo internacional contra Libia. A pesar de los discursos civilizadores de Al Bassar la mira esta puesta en su cabeza, las acciones de la Liga Árabe lo manifiestan y al igual que Gadaffi sus días están contados.
Los hechos demuestran que la estrategia mediática- militar de los imperialistas es el poderoso artefacto de colonización en el Próximo Oriente y Norte de África.
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