Una reflexión acerca de la experiencia de gestión pública en el Municipio Torres del Estado Lara
Por: Francisco Rodríguez L.
Transfiriendo poder a la gente es una obra publicada en el año 2008 por la intelectual Marta Harnecker, quien reconstruye la valiosa experiencia de gestión pública en el Municipio Torres del Estado Lara por intermedio de entrevistas, realizadas a los actores políticos y sociales involucrados directamente en aquella. Tras la victoria electoral de 2004, el Alcalde electo Julio Chávez junto a los sectores populares y comunidades asumió el compromiso de transformar las instituciones municipales heredadas y hacer viable un proceso constituyente enfrentando la resistencia de los poderes establecidos, los cuales en palabras de uno de los entrevistados, no dudó en calificar de una especie de feudalismo.
A lo largo de sus páginas, los actores directos del cambio narran con honestidad y compromiso, las interrogantes, obstáculos y angustias que debieron librar frente a un monstruo de mil cabezas. Para ello recurrieron a la naciente institucionalidad de las contralorías sociales, los consejos de planificación local, las asambleas de vecinos, las vocerías, los consejos comunales y las prácticas de presupuesto participativo. A través de la lectura de las páginas del libro es posible revivir paso a paso, las vicisitudes y no pocas dificultades para transformar el poder desde adentro, al tiempo que iba gestándose la formación de la conciencia política en la gente sencilla, el pueblo actuando como ciudadano en espacios de participación novedosos, escenarios institucionales inéditos y no pocas rémoras que se arrastran aún del pasado reciente puntofijista.
Las contradicciones y avances contados a través de las historias menudas, de lo vivido día a día en el Municipio Torres, bien pudieran ser válidas para cualquier otro escenario local; desde recuperar un matadero municipal o un parque ferial apropiados en el curso del tiempo como negocios privados; hasta las limitaciones sentidas por la estrechez del marco legal que provee la Ley de Consejos Municipales. Todo muestra el camino que se ha debido recorrer para hacer realidad un acto de democracia participativa que quedó plasmado en el Decreto de conformación de la Asamblea Constituyente Municipal en el año 2005. Ya aprobada en referendo, ha continuado ahora el largo trayecto de la creación de ordenanzas que adapten la institucionalidad reciente con el nuevo equilibrio social y político del poder. Un poder de naturaleza y fundamentos distintos, esencialmente colectivo y protagónico que potencia los escenarios de decisión pública con amplia participación; fortalece los mecanismos e instituciones que hacen efectiva la capacidad de participar; facilita la organización de los ciudadanos para influir a lo largo de la hechura de las decisiones públicas e impulsa la creación de mecanismos para llevar a cabo la participación por medio de referéndums, consultas, votaciones y asambleas entre otras formas.
La experiencia del Municipio Torres es de gran valor, ella encierra lecciones que deben exprimirse hasta la última gota, pues además de derivar de nuestro propio contexto social e histórico, constituye un ejemplo palmario de cómo la democracia participativa no es un mero artilugio del discurso político; de que es factible transferir poder a la comunidad y al hacerlo, transformar voluntades y aspiraciones individuales en esfuerzo de cooperación y compromiso colectivo; de cómo el poder apropiado por unos pocos, característico de la democracia representativa colisiona con la participación democrática efectiva que abre canales y arenas para la gestión de lo público. Casas de cultura, escuelas municipales, museos arqueológicos y teatros son algunos de los espacios de lucha y transformación del poder. Asimismo, encierra una enseñanza acerca del cambio cualitativo del liderazgo que transforma la contraposición de los términos líder-masa, característico de la democracia representativa; en el líder que se conjuga como vocero de las mayorías, propio de la democracia participativa.
estgers@cantv.net
A lo largo de sus páginas, los actores directos del cambio narran con honestidad y compromiso, las interrogantes, obstáculos y angustias que debieron librar frente a un monstruo de mil cabezas. Para ello recurrieron a la naciente institucionalidad de las contralorías sociales, los consejos de planificación local, las asambleas de vecinos, las vocerías, los consejos comunales y las prácticas de presupuesto participativo. A través de la lectura de las páginas del libro es posible revivir paso a paso, las vicisitudes y no pocas dificultades para transformar el poder desde adentro, al tiempo que iba gestándose la formación de la conciencia política en la gente sencilla, el pueblo actuando como ciudadano en espacios de participación novedosos, escenarios institucionales inéditos y no pocas rémoras que se arrastran aún del pasado reciente puntofijista.
Las contradicciones y avances contados a través de las historias menudas, de lo vivido día a día en el Municipio Torres, bien pudieran ser válidas para cualquier otro escenario local; desde recuperar un matadero municipal o un parque ferial apropiados en el curso del tiempo como negocios privados; hasta las limitaciones sentidas por la estrechez del marco legal que provee la Ley de Consejos Municipales. Todo muestra el camino que se ha debido recorrer para hacer realidad un acto de democracia participativa que quedó plasmado en el Decreto de conformación de la Asamblea Constituyente Municipal en el año 2005. Ya aprobada en referendo, ha continuado ahora el largo trayecto de la creación de ordenanzas que adapten la institucionalidad reciente con el nuevo equilibrio social y político del poder. Un poder de naturaleza y fundamentos distintos, esencialmente colectivo y protagónico que potencia los escenarios de decisión pública con amplia participación; fortalece los mecanismos e instituciones que hacen efectiva la capacidad de participar; facilita la organización de los ciudadanos para influir a lo largo de la hechura de las decisiones públicas e impulsa la creación de mecanismos para llevar a cabo la participación por medio de referéndums, consultas, votaciones y asambleas entre otras formas.
La experiencia del Municipio Torres es de gran valor, ella encierra lecciones que deben exprimirse hasta la última gota, pues además de derivar de nuestro propio contexto social e histórico, constituye un ejemplo palmario de cómo la democracia participativa no es un mero artilugio del discurso político; de que es factible transferir poder a la comunidad y al hacerlo, transformar voluntades y aspiraciones individuales en esfuerzo de cooperación y compromiso colectivo; de cómo el poder apropiado por unos pocos, característico de la democracia representativa colisiona con la participación democrática efectiva que abre canales y arenas para la gestión de lo público. Casas de cultura, escuelas municipales, museos arqueológicos y teatros son algunos de los espacios de lucha y transformación del poder. Asimismo, encierra una enseñanza acerca del cambio cualitativo del liderazgo que transforma la contraposición de los términos líder-masa, característico de la democracia representativa; en el líder que se conjuga como vocero de las mayorías, propio de la democracia participativa.
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