jueves, 19 de mayo de 2011

DIETERICH O DE CÓMO SE FALSIFICA LA HISTORIA
Roger Capella Mateo y Federico Ruiz Tirado

Hace pocos días leímos en Aporrea un artículo de Heinz Dieterich con alusión a Olga Benario. Como hicimos referencia hace poco también a ella, nos preocupó que se establecieran similitudes con el de caso de J. Pérez Becerra. Sin duda se presta a confusiones, sobretodo  a quienes no hayan leído el libro. El caso es que Dieterich compara a Benario con Pérez y a Getulio Vargas con Hugo Chávez, todo alrededor de  un mismo hecho: la deportación. Pero en realidad HD descontextualiza la situación con la misma facilidad y desvergüenza que lo hace la derecha y supone (cachazudamente) la ignorancia de los lectores. Primero Vargas  fue un dictador (brasileño) que disolvió los partidos y acabó con los sindicatos y el movimiento obrero. Su policía persiguió y asesinó  muchos revolucionarios. Creador de la forma capitalista, el Estado Novo. Por cierto, Vargas fue descendiente de un venezolano, un llanero del Estado Cojedes.
No hay que olvidar sus estrechos nexos Alemania y su incondicionalidad con los EEUU.
Desde que leímos la primera edición del libro del periodista brasileño Fernando Moráis, nos convertimos en fieles admiradores de esta heroína legendaria llama Olga Benario, quien junto Luis Carlos Prestes (asignada por Stalin como seguridad de este) viajan a Brasil para conspirar y derrotar al Getulio Vargas. Delatados, caen presos. Prestes por 30 años y Olga Benario es deportada a Alemania. Si lo que Dieterich quiere decir es que J. Pérez Becerra conspiraba para el derrocamiento de Hugo Chávez, pudiera (aunque arrancado por los pelos) utilizarse la comparación. De otra manera, solo puede calificarse de una canallada. Quien se haya leído  el libro sobre ella, puede recordar lo que ocurre cuando descubierto el escondite de Olga y Prestes, allanada su casa, la caja fuerte donde guardaban los dólares, los planes y los planos, no explotó. A pesar de ser concebida su seguridad por un militante inglés de la II Internacional, asignado por Stalin. Esta falla hizo dudar al viejo Stalin y la investigación reveló que el tipo era un doble agente ingles. Y lo citamos porque a veces oímos opiniones desde la izquierda, tan radicales que sólo ayudan al imperio y a la CIA. Sólo por eso. Claro, hay diferentes formas de adular o de servir a un ideal.  Ya es demasiado obvio que ésta es una, la de Heinz Dieterich: ¿víctima de su propia paradoja, esa de falsificar la historia?

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